Bentley se lanza a por el cliente de Ferrari y Porsche
Cómodamente instalado en el asiento del pasajero de un Bentley Continental GT de 150.000 euros, Hiroshi Suzuki observa la aguja del velocímetro ponerse a 210 kilómetros por hora, y luego pasar esa marca. El presidente de la operadora japonesa Ku se inclina hacia delante y trata de sacar una fotografía. Aunque el Bentley, cuyo alerón se desplegó automáticamente a los 139 kilómetros por hora, sigue firme por la carretera vacía, su sexta velocidad entra a funcionar a los 240 kilómetros por hora. La fuerza de gravedad de un motor V-12 a plena potencia empuja a Suzuki contra el respaldo de su asiento de cuero con calefacción incorporada.
La cámara se le escapa de las manos cuando el vehículo de 558 caballos de fuerza se acerca momentáneamente a su máxima aceleración: 4,8 kilómetros en 60 segundos, la velocidad de despegue de un avión pequeño. Afuera llueve. Los frenos de acero del Bentley hacen caso omiso del hecho y el alerón se retrae a su espacio ubicado bajo la ventanilla trasera.
Suzuki, de 50 años, se baja del auto entusiasmado y lo observa. 'Quiero uno', dice. A la cola, aconseja Adrian Hallmark, miembro del directorio de Bentley Motors. 'Hemos acumulado demanda por el GT', dice el director de ventas y marketing de la empresa.
Durante los últimos cuatro años Bentley Motors, de la alemana Volkswagen, ha estado empeñada en la creación de lo que sería algo así como el santo grial de los autos deportivos, un vehículo que combine diseño lujoso, cómoda amplitud para cuatro pasajeros y la capacidad para lucirse tanto en carretera como en circuitos, en competencia directa con Porsche y Ferrari.
Carlos Migoya, presidente en el sur de Florida de Wachovia Bank, encargó un Continental GT negro pocos días antes del 4 de julio en EE UU. Le llegó el 23 de noviembre. El banquero de Miami, de 54 años, dice que valió la pena la espera y una prima de entrega al concesionario de 33.000 dólares. Bentley consiguió crear lo que Migoya considera que es el mejor automóvil deportivo completo de lujo del mercado. 'Hay que conducir el GT para creerlo, porque todos los que conozco siguen pensando que el Bentley es para gente mayor', dice Migoya. 'Tuve Porsche, Ferrari y Mercedes SL 500, y no se le pueden comparar'.
Todo eso le está sumando nueva mística popular al venerable Bentley, dice Didier Mevel, gerente de ventas de la concesionaria Bentley en París. 'Ya vendimos 75 en Francia y no puedo tener suficientes en stock', dice. 'El Bentley ya no es un coche para el abuelo rico'.
En épocas pasadas el Bentley era un costoso yate de calle con un interior similar a un salón de billar, con boisserie y con ruedas. Comercializado como el descendiente más deportivo del Rolls-Royce, el Bentley paseaba antes majestuosamente su pesadez por las calles. Pero en 2003 Bentley presentó tres coches en las 24 horas de Le Mans. Los tres Experimental Speed 8 entraron primero, segundo y tercero en la agotadora clase LM-GTP.
Este año Bentley vendió 4.770 Continental GT y la empresa está reduciendo la producción del vehículo para 2005, dice Hallmark, 'en dos dígitos en términos porcentuales'. 'Se puede decir que la producción del próximo año está vendida en un 75%', dice Hallmark.
'Las 24 horas de Le Mans fue la plataforma de lanzamiento y tenemos intención de mantener viva esa tradición', asegura Pierre Gosseline, portavoz de Bentley en Europa. 'La idea era arrasar en Le Mans y entusiasmar a una juventud que quiere velocidad, confort, velocidad, lujo y velocidad'.