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Previsiones

Las aceiteras pinchan en las fusiones y optan por las alianzas

El sector del aceite de oliva comparte unánimemente el diagnóstico de que la concentración debe continuar en España si se quiere formar parte en calidad de primer productor de los seis o siete grupos que en el futuro controlarán esta actividad en el mundo. Sin embargo, el carácter familiar de las envasadoras más significativas y la naturaleza mayoritariamente cooperativa de los productores están obstaculizando las nuevas fusiones, sustituidas en esta última etapa por las llamadas alianzas estratégicas. Fuentes del sector estiman que este camino intermedio que permite conocer al contrayente antes de la boda terminará fructificando en nuevas uniones a medio plazo para acabar con la atomización que sufre el segmento.

Las operaciones de los últimos años dan cuenta de esta realidad. La etapa marcada por las uniones de Coosur y Acesur, la de Migasa y La Masía o la de Hojiblanca y Cordoliva ha dado paso a otra reciente fase de alianzas en la que sobresale la protagonizada por las andaluzas Migasa, Ybarra y Mueloliva. Las dos primeras comparten una empresa común desde hace años (Aceites Ybarra), mientras que ahora se crea una segunda sociedad conjunta que incorpora las marcas de Mueloliva, firma que pone fin con este acuerdo a sus problemas financieros. Para Migasa-Ybarra la alianza refuerza su posición de segundo grupo aceitero del país por detrás de Sos Koipe.

Otro movimiento en este mismo sentido se acaba de anunciar por parte de la sevillana Coreysa y de la también andaluza Latinoliva Internacional, especialista en venta a granel y muy fuerte ésta última empresa en el mercado de la exportación. Coreysa, que se encuentra entre las primeras siete envasadoras españolas de aceite y el líder en aceite de orujo, prestará sus instalaciones de refinado a Latinoliva, que prevé lanzar una marca y estrenarse en el sector del envasado, además de proveer de aceite a Coreysa. La empresa sevillana, por su parte, aprovechará también los canales internacionales de su socio en mercados tan estratégicos como el de EE UU, según explica su máximo responsable, Álvaro Espuny. La facturación conjunta puede llegar el próximo año a 200 millones de euros. Ahora, Latinoliva tiene unas ventas de 100 millones y Coreysa de 40.

El sector coincide en la necesidad de segmentar por tipos de aceite

El ejemplo de Hojiblanca

Aunque la complementariedad de las empresas es clara en estas dos alianzas, hay quien ve muy poco recorrido en este tipo de operaciones, 'son estrategias temporales', y defiende apasionadamente la urgencia de las fusiones. Es el caso de Antonio Luque, presidente de la cooperativa malagueña Hojiblanca, primer productor de aceite de oliva virgen extra. A su juicio, la presión en precios de la distribución, que es líder del envasado con sus marcas blancas, y la necesidad de ganar dimensión para competir en el mercado internacional no admiten medias tintas.

Luque admite que las cooperativas productoras, muy atomizadas, son muy reacias a perder su identidad con una fusión, pero su empresa se ha integrado con éxito con Cordoliva y sigue intentando sumar nuevas fuerzas. Reconoce conversaciones con firmas como Oleoestepa y Olivar de Segura, aunque por el momento lamenta que estos contactos se deban dar por fallidos. Luque, que también es responsable de la federación de cooperativas aceiteras españolas y que intentó sin éxito aliar a todo su sector, reclama a la Administración que se comprometa activamente con la concentración del sector en lugar de mirarla con recelo a través del Tribunal de Defensa de la Competencia, que rechazó su iniciativa. A este respecto opina que debe existir al menos un gran grupo que controle el 30% de la producción.

En lo que sí coinciden todos los operadores es en el potencial del consumo dentro y fuera de España y en la necesidad de activarlo por la vía de la segmentación. Las cooperativas están centrando su apuesta en este campo en el virgen extra, el aceite de mayor calidad y precio, mientras que los envasadores y refinadores se empiezan a adentrar en los valores añadidos de los aceites enriquecidos. Es el caso de Coreysa y su aceite alto oleico de girasol, o de Aceites del Sur, que acaba de lanzar al mercado un aceite mitad girasol, mitad soja. Más innovadora será el próximo año la comercialización del primer aceite dietético Actiolio, un descubrimiento de la firma malagueña de I+D Genosa que añade complementos saludables al aceite de oliva virgen. Este camino de los alimentos funcionales recién iniciado para los aceiteros ya ha sido explotado con mucho éxito por la industria láctea.

Ante el poder de la distribución, muchas empresas han puesto sus ojos en la hostelería, donde se abre un mercado gigante ya que este canal sigue usando masivamente otras grasas distintas de los aceites vegetales.

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