Dueto de Fontana 2002, manchego interesante
En los últimos años La Mancha ha adquirido prestigio en el mercado, gracias a apuestas de prestigiosos bodegueros y enólogos que están elaborando, con o sin denominación de origen, vinos magníficos y con una muy buena relación calidad-precio.
Una de las bodegas que ha contribuido significativamente a este despertar manchego ha sido Bodegas Fontana, puesta en marcha por la familia Cantarero en 1997 en la localidad conquense de Fuente de Pedro Naharro.
Su filosofía pasa por la elaboración de vinos modernos, estructurados y sabrosos, todo un referente en la zona. Cuentan con 500 hectáreas de viñedo propio repartidos por la baja Alcarria, en Cuenca, y la Mancha Alta, en tierras toledanas, cultivando tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah. Unas modernas instalaciones, un parque de 2.000 barricas de roble americano y francés y, fundamentalmente, una esmerada viticultura, arrojan un balance positivo que se traduce en los distintos vinos comercializados.
Con DO La Mancha producen dos varietales de tempranillo, el Gran Fontal reserva y el Fontal roble (de media crianza), un coupage de tempranillo, merlot, cabernet y syrah, el Fontal crianza, y los jóvenes Mesta (blanco, rosado y tinto).
Además hacen un dulce de licor de tempranillo pasificado, Pago el Púlpito, una rareza en La Mancha. Pero amparado por la contraetiqueta Vinos de la Tierra de Castilla, elaboran sus vinos de alta gama: el Quercus, su vino estrella, y el nuevo Dueto 2002, que también rompe moldes. Es un ensamblaje al 50% de cabernet sauvignon y merlot que ha envejecido 10 meses en barricas de roble, fundamentalmente francés.
Elegante y fino en nariz, con frutas maduras y tonos tostados, especiados y de caramelo, en boca resulta de cuerpo medio, equilibrado, frutal, sabroso y bastante redondo, con un final persistente. Precio medio: 32 euros.