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Motivación

Baño de silencio en el desierto

Directivos españoles están encontrando en el sobrecogedor desierto del Sáhara el escenario idóneo para alejarse de su vorágine diaria y practicar ejercicios tan difíciles como reflexionar, escuchar a los demás, observar sus cualidades y saber motivarles para lograr un objetivo común.

Algunos viajeros hablan de África como el lugar donde se conocieron a sí mismos. Directivos españoles están encontrando en el sobrecogedor desierto del Sáhara el escenario idóneo para alejarse de su vorágine diaria y practicar ejercicios tan difíciles como reflexionar, escuchar a los demás, observar sus cualidades y saber motivarles para lograr un objetivo común.

La antropóloga catalana Helena Güell, al frente de la consultoría Grup Sural, lleva un año formando a ejecutivos y profesionales españoles en Kanz Erremal, un hotel situado al pie de las dunas cerca de Merzouga, un sencillo pueblo de casas de barro al sureste de Marruecos, junto a la frontera argelina. 'Aquí logro en cuatro días más que en un mes de conferencias en Barcelona', explica Güell. Lo corroboran los diez alumnos, de distintas profesiones, que la acompañan para estudiar liderazgo.

'El desierto es un entorno tan distinto que sólo estás tú, con más capacidad de concentrarte en ti mismo y de absorber como una esponja', cuenta Isabel Sugranes, economista en la Cámara de Comercio de Reus, tras su tercera visita a Kanz Erremal. Y ese ambiente propicio para la reflexión lleva a la autocrítica: 'Estando solo te das cuenta de cómo estás actuando en la empresa y de qué puedes mejorar', añade.

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Los alumnos se examinan unos a otros. Aprenden a encajar críticas. Nadie sabe cuál es la próxima actividad

Las actividades de aventura se abordan como retos laborales. Algunas metas son escalar una gran duna, pasar una noche bajo las estrellas en pleno desierto y -lo más enriquecedor- mezclarse con la población local. Cada prueba tiene uno o varios líderes, cuya actuación será después examinada al detalle por sus compañeros. ¿Dio instrucciones claras? ¿Supo implicar a su equipo en el objetivo? ¿Delegó cuando debía hacerlo? ¿Fue capaz de decir no? ¿Felicitó los éxitos, corrigió las deficiencias? Además de a liderar, conviene aprender rápido a encajar críticas y, mejor aún, a sacarles provecho.

Ningún alumno conoce la siguiente actividad programada ni quién la dirigirá hasta minutos antes. El objetivo es que todos se concentren en lo que están haciendo. Esto hace que el alumno se sienta desconcertado las primeras horas, casi como un concursante de telerrealidad, pero no tarda en darse cuenta de la eficacia del método.

La combinación de aprendizaje y aventura ayuda a crear equipo, a compartir inquietudes y experiencias. Empleados de una misma empresa se dijeron verdades que llevaban años callando tras sólo tres días en el desierto. La terapia sirvió para reubicar a algunos que estaban incómodos con sus funciones. Un jefe que se sentía desbordado lo confesó a sus empleados y se acordaron los cambios necesarios para compartir responsabilidades.

Helena Güell, estudiosa de la cultura bereber, se asoció con Ibrahim Ait Alí, un emprendedor de Merzouga, para poner en marcha Kanz Erremal. La antropóloga insiste en propiciar el contacto de sus alumnos con el pueblo bereber, mayoritario en la región, para asimilar algunas de sus virtudes. La más evidente para el visitante es la capacidad de escuchar y observar en silencio durante horas, una capacidad que a muchos les sirve, por ejemplo, para manejarse bien en idiomas que no han estudiado.

'Escuchando te llenas, hablando te vacías', reza un dicho local. Y, en efecto, los bereberes -el término viene de 'bárbaro'- no hablan más de lo necesario, aunque pueden desplegar una gran capacidad de seducción en las negociaciones comerciales. Viven muy conectados con lo que están haciendo, explica Güell, pues en sus tierras el tiempo existe, no escasea como en Occidente.

La profesora invita a sus alumnos a recorrer Merzouga preguntando a los vecinos por puertas fotografiadas, a jugar con los niños en poblados nómadas, a patearse la cercana ciudad de Rissani y su imponente kashba adentrándose en callejuelas, en carpinterías, en locutorios y hasta en baños públicos. La seguridad, por cierto, no parece un problema en estas localidades. 'Creo que cualquiera que sale de su cultura y se mete en otra puede replantearse desde la distancia muchas cosas', dice Helena Güell.

¿Qué aprende un directivo de los bereberes? 'A diferenciar lo trascendente de lo intrascendente', responde Jordi Solé, delegado adjunto de la Agencia Tributaria en Tarragona. 'Si en la vida pones primero los problemas grandes siempre quedará tiempo para los pequeños. Pero en Occidente tendemos a dramatizar las cosas pequeñas porque las grandes están resueltas u olvidadas'.

Una de las claves del curso es que los alumnos se examinan unos a otros. Esto obliga a reflexionar continuamente sobre uno mismo y sobre los otros y sirve para descubrir facetas poco explotadas. Observar durante todo el día a otra persona -que ignora que se le hace ese seguimiento- es útil para identificar cualidades, motivaciones y puntos flacos. Precisamente lo que debe conocer un jefe de los trabajadores a su cargo. 'Creo que ahora podré entender mejor qué le pasa al otro. Y si nos entendemos, trabajaremos mejor', cree Cristina Moreno, directora de enfermería en Sabadell.

El método del curso de liderazgo se basa en identificar en cada individuo sus 'metaprogramas', los patrones que guían a las personas a pensar y actuar. Por ejemplo, un perfil proactivo es el de quien prefiere llevar la iniciativa, y el reactivo sería de quien tiende a esperar un estímulo externo. A unas personas les preocupan más los objetivos; a otras, la empatía con su equipo, y a otras, el poder. Hay quien prefiere la visión de conjunto y quien necesita controlar cada detalle. Identificar el perfil de cada empleado según estos patrones será decisivo a la hora de motivarle. Conocer los patrones propios también sirve para motivarse a sí mismo.

El objetivo final es afianzar la asertividad o habilidad social, es decir, ser capaz de obtener lo mejor de los colaboradores y lograr los objetivos en un clima estimulante. Algo útil para la vida laboral y para la vida en general. Nadie nace jefe, pero existen técnicas para aprender y perfeccionar el liderazgo. Lo confirma María Dolores Sánchez, administradora de atención primaria en Sabadell: 'He cambiado valoraciones que tenía sobre mí misma. Voy a modificar lo modificable. Entrenaré'.

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