La superposición de los ciclos
Las empresas están recogiendo en estos últimos trimestres los frutos de la mejora económica experimentada a partir del verano de 2003. Por una vez, se han cumplido las viejas teorías que señalan que la Bolsa se adelanta seis meses al ciclo económico, y un año al ciclo de los beneficios empresariales. La recuperación bursátil empezó con el segundo trimestre de 2003, la económica con el tercero y los beneficios empresariales en 2004.
Las cifras presentadas por las compañías a lo largo de este ejercicio han sido muy buenas. Las mejores en varios años. Lógico, toda vez que la situación económica es la mejor también en muchos años. El problema es que, a ojos de buena parte de los analistas, el ritmo de crecimiento no es sostenible en el tiempo. Los resultados de las empresas del S&P 500 no pueden aumentar a un ritmo del 20% si no es porque parten de una base muy baja. Con estos mimbres, y con el previsible tijeretazo presupuestario -y posiblemente monetario- estadounidense para 2005, el mercado preveía un próximo año flojo en resultados y, por ende, un segundo semestre de 2004 poco rentable en la Bolsa.
Ante la subida bursátil actual, al inversor le entra la clásica duda: ¿Obedece a una justificación porque 2004 está siendo un buen año en crecimiento y 2005 no será malo? ¿O es la resaca de cifras pasadas y se difuminará en cuanto éstas se enfríen? Ayer parecía que la subida del mercado era la buena, al menos al hilo de los datos de Estados Unidos. En esta línea, HSBC señala que las cuentas de 2005 serán una sorpresa positiva para los mercados.
Estos indicadores parecen dar solidez a la tesis de que la subida actual es sólida, y así los mercados han vuelto a escalar a máximos de tres años. Si, además, el precio del petróleo cae tres dólares en un día, miel sobre hojuelas. Con todo, los mismos analistas de HSBC que esperan buenas noticias en 2005 señalan, también, que el año siguiente será prácticamente plano en términos de resultados. Pero, mientras tanto, carpe diem.