Un holding de Mohamed VI, a la caza de inversiones
Emplea a más de 20.000 personas, factura más de 2.000 millones de euros y desarrolla sus actividades en Marruecos y el suroeste de África. El holding empresarial ONA, controlado en un 35% por la familia real alauí, se creó en 1919 y opera en los sectores de comercio minorista, agroalimentario y financiero. Entre sus accionistas se encuentra también el SCH, que mantiene una alianza estratégica con el principal banco privado del país.
El presidente de ONA, Bassim Jaï Hokimi, se reunió el lunes con una veintena de empresarios españoles, para intentar convencerles de la oportunidad de invertir en Marruecos. Ayer habló con Cinco Días sobre los 'nuevos puentes' que quiere tender con los empresarios españoles, antes de pronunciar una conferencia en el Instituto de Empresa. La acogida de la comunidad empresarial española ha sido muy buena, en opinión de Hokimi. Los empresarios son conscientes del enorme potencial inversor en Marruecos, y, si acaso, mantienen algún recelo respecto al déficit público estructural del país.
Las ventajas son claras: en primer lugar, la posición de Marruecos como cruce de caminos, no sólo geográfico sino también por sus diversos tratados de libre comercio -el último en entrar en vigor, con Estados Unidos, y ya se está trabajando en el mismo sentido con Mercosur. Además, Hokimi destaca las reformas económicas de los últimos años, y la disponibilidad de mano de obra cualificada en sectores diversos.
Si hay una desventaja, empero, es la falta de conocimiento mutuo entre las dos comunidades empresariales. Hokimi la circunscribe al recelo cultural global entre los ciudadanos, un terreno en el que, sin embargo, se está avanzando mucho. La inmigración no sólo funciona para transferir grandes cantidades de renta a Marruecos; también sirve para que una generación de jóvenes marroquíes se forme en el espíritu empresarial ya instaurado entre los españoles.
El grupo ONA busca dos tipos de alianzas con las empresas españolas. La primera, acuerdos estratégicos en terrenos como tecnologías de la información, energía y medio ambiente, en los que España tiene, según Hokimi, una experiencia puntera. A este tipo pertenecen las alianzas ya existentes con Soluciona y el SCH. Al otro se dedica el recién creado departamento de inversión extranjera de ONA. El objetivo es buscar, en colaboración con el Gobierno de Rabat, capital de empresas foráneas para su país.
Las inversiones no se dirigirían al mercado marroquí y a los países con los que tiene acuerdos de libre comercio (sobre todo, los árabes). El plan de ONA es colaborar con el inversor extranjero por un periodo de entre 5 y 10 años, hasta que se asiente cada negocio.
Avances económicos y proceso democratizador
Hokimi destaca que la liberalización de mercados, la reforma laboral y el desarrollo de las infraestructuras han llevado a Marruecos a un crecimiento moderado pero sostenido (entre el 3% y el 4%), una inflación controlada y una deuda en retroceso. La tarea pendiente sigue siendo el déficit público.El proceso de democratización ha sido, según Hokimi, especialmente intenso desde el acceso al trono de Mohamed VI, hace cinco años. Los avances se reflejan en la mayor participación pública de la sociedad civil y las ONG, junto con una libertad de prensa cada vez más creíble.Hokimi cree que las relaciones hispanomarroquíes han mejorado en los últimos meses, aunque los nexos económicos son suficientemente fuertes como para superar cualquier coyuntura política.