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Paul Saffo

'Hay una dramática incertidumbre en los negocios'

Señalado por el Foro Económico Mundial como uno de los cien líderes globales del futuro, preside un comité asesor de científicos externos que asesora, entre otras, a empresas como Samsung

Es director del Instituto para el Futuro, cuya sede se encuentra en el Silicon Valley californiano. Fundado en 1968 por un grupo de investigadores provenientes de la Rand Corporation y subvencionados por la Fundación Ford, el instituto es un grupo de investigación sin fines de lucro que ayuda a las empresas y agencias del Gobierno a tomar mejores decisiones sobre el futuro. Paul Saffo es graduado en las Universidades de Harvard, Cambridge y Stanford, y se ubica entre los principales futurólogos y pronosticadores de tecnología del mundo.

Pregunta. ¿Cómo se definiría, consultor, escritor o conferencista?

Respuesta. Los tres, es una mezcla inseparable. Me gustaría escribir más, pues es mi pasión. Hago las otras cosas porque, intelectualmente, están asociadas. Uno necesita tener contacto con la realidad, y eso se logra visitando empresas en las que hay personas reales con problemas reales.

'Hemos visto cómo el poner a una u otra persona en la Casa Blanca significó realmente un cambio en el mundo'

P. ¿Cómo se convierte uno en futurólogo?

R. No me considero un futurólogo. Soy un pronosticador de la tecnología. Ahí es donde creo que reside la diferencia. Muy a menudo un futurólogo es un preconizador de una cierta clase de futuro. Tiene una visión sobre cómo será el futuro y trata de convencernos de que es cierta. O bien tratando de alentarnos a ir en esa dirección o bien intentando prevenirnos de algo terrible que ocurrirá. Como pronosticador soy más bien un espectador. Mi trabajo es decir lo que me parece que puede suceder, no propugnar lo que pienso que sucederá. Una de mis reglas básicas es: nunca permita que lo que desea que pase obnubile su juicio sobre lo que piensa que va a pasar.

P. ¿Qué tipo de indicadores posibilitan un buen pronóstico?

R. Nuestras acciones presentes influyen en los resultados futuros. Por eso la predicción se relaciona con el entendimiento de la incertidumbre. No se trata de decir que sucederá esto o aquello, sino que esto es posible que suceda y nosotros pensamos que estas son las probabilidades. El sentido del pronóstico es posibilitar una mejor toma de decisiones. Pero uno siempre quiere revisar sus pronósticos utilizando el anterior como punto de referencia para ver lo que pudo haber cambiado. Lo más importante del pronóstico no es la predicción sobre qué es lo más probable que suceda, sino la lógica que hay detrás. Pues aun un reloj que no funciona marca la hora correcta dos veces al día. Si no entiende la lógica detrás de la predicción, sería un tonto si le prestara atención.

P. Dado los tiempos turbulentos en los que vivimos. ¿Ha cambiado su visión del mundo?

R. Sí, incluso me ha sorprendido lo mal que han ido las cosas en los últimos dos años. Cualquiera que crea en la teoría histórica del gran hombre habrá hallado poco consuelo en ello. Hemos visto, por ejemplo, cómo el poner a una u otra persona en la Casa Blanca significó realmente un cambio en el mundo. En mi opinión, la última década ha sido una oportunidad perdida. En los años noventa, los Estados Unidos perdieron una gran oportunidad de construir una sociedad civil y poner las bases para el próximo siglo. Todo esto ha empeorado mucho debido a la conducta de Estados Unidos desde el 11 de septiembre. Por eso mi visión es pesimista. Pero puede que no sea la opinión de todos. Lo que me resultó chocante es la estupidez de las instituciones, no sólo en Estados Unidos, sino globalmente.

P. ¿Ha aumentado el riesgo para los negocios?

R. Hay una dramática incertidumbre en los negocios. Existen muchos factores. En los noventa, el impacto de internet era simple. Se puede decir en una sola frase: en el ciberespacio no hay distancia entre dos puntos. Es lo que causa la denominada nueva normalidad, donde de repente las pequeñas compañías pueden tener la influencia de las grandes empresas debido a las herramientas de la información. Y donde su nuevo competidor no es más ya la empresa que está en la misma calle, sino otra ubicada al otro lado del mundo. Estamos tratando de ajustarnos a la fuerza laboral global para los trabajadores del conocimiento.

'En 2030 China se convertirá en la primera potencia mundial'

No alienta la planificación de los escenarios en los que se mueven las empresas. Paul Saffo cree que 'la organización del futuro estará profundamente centrada en el trabajo en red'. También cree que el desarrollo de China en los próximos 25 años supone un desafío, a pesar de que algunos vaticinan que todas estas esperanzas se desmembrarán debido a los conflictos internos de este país. 'Creo que está bastante encaminada a convertirse, para la manufactura globalizada, en lo que Arabia Saudí es al petróleo'.En este sentido, apunta que se trata de un 'jugador mucho menor que India debido, en parte, a que tiene menos gente que habla inglés'. Su apuesta es que China en el año 2030 'se habrá convertido en la primera potencia mundial' seguida por este orden de Estados Unidos y de India. 'Si Estados Unidos continúa con su camino predominantemente unilateral, entonces creo que al final del camino nos espera un desastre para mucha gente del planeta'.Explica que el futuro de los ejecutivos pasa por 'no hacer las cosas viejas de manera diferente, sino encontrar cosas completamente diferentes que antes no se podían hacer'. Y añade de forma tajante que 'si usted es un ejecutivo senior y no está haciendo las cosas de esta manera, debería ir pensando en despedirse'.Saffo cree que la mejor forma de comparar el momento actual con los cambios que veremos en el futuro es siempre mirar hacia atrás dos veces más lejos de lo que desee mirar hacia adelante. 'Por eso, si se quiere pensar cómo será la vida en 2030, sólo hay que mirar a los años cincuenta y preguntarse cuán diferente es la vida y el trabajo hoy de lo que era entonces'.De alguna manera, afirma, es dramáticamente diferente. 'Puedo tener una videoconferencia en tiempo real con un colega en Tokio y apenas pensar en ello. En 1950 era ciencia-ficción'.

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