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Convenio

Los pilotos de Iberia evitan los despidos forzosos a cambio de productividad

Estabilidad laboral y mejora de las prestaciones a los jubilados a cambio de más flexibilidad en la operación. Este es el resumen del nuevo convenio colectivo de los pilotos de Iberia, pactado por ambas partes y pendiente de aprobación en asamblea.

El próximo día 26 los pilotos de Iberia están convocados a votar el pacto alcanzado con la empresa sobre el nuevo convenio colectivo, un documento a tres años vista que debería enterrar un largo periodo de conflicto marcado por el laudo obligatorio que forzó el Gobierno a raíz de la paralización de la flota en 2001.

Empresa y tripulantes han pactado una serie de cesiones que suponen para este colectivo una nueva flexibilización de sus condiciones de trabajo. A cambio se garantizan el blindaje laboral en caso de que se produzca un expediente de regulación de empleo, según confirman tanto fuentes del sindicato de pilotos (Sepla) como otras fuentes cercanas a la negociación.

El documento, que si es ratificado debe ser redactado por Federico Durán, autor del laudo y árbitro en las tensas relaciones entre empresa y sindicato, implica desde el punto de vista salarial una subida del IPC real durante los tres años de vigencia del convenio, además de la recuperación del monto pendiente del recorte salarial aplicado por la empresa en 1994, que ascendió al 8%.

Los pilotos nuevos deberán estar dos años en el nivel salarial más bajo. Hasta ahora estaban sólo ocho meses

La reversión y consolidación de esta pérdida de poder adquisitivo, recogida en la llamada clave 104 de la nómina, está supeditada, como en el convenio anterior, a la obtención por la empresa de resultados operativos positivos.

De forma paralela, la empresa accede a aportar un 1% de la masa salarial a una bolsa de dinero para complementar las pensiones de los pilotos jubilados. Los tripulantes se comprometen a aportar a este fondo otro 1% de sus salarios. Como contrapartida, se elimina el umbral forzoso de edad para jubilarse, establecido en 60 años, ya que las partes aceptan que el retiro se retrase hasta los 65 años.

Mientras los pilotos veteranos asumen que tendrán que dejar de actuar como comandantes en los vuelos a América, o aceptar su traslado a las flotas que hacen rutas domésticas en España y Europa.

La estabilidad laboral es el segundo eje del convenio. Iberia asegura a los tripulantes que no realizará expedientes de regulación de empleo mientras exista producción externa, básicamente mediante acuerdos de alquiler de flota. Además, en caso de que aplique algún ajuste de plantilla, éste no podrá ser forzoso.

A cambio Iberia obtiene de los pilotos la cesión de varios días de descanso, especialmente en la flota de largo radio, para elevar el numero de horas voladas por los tripulantes.

También se introducen nuevos mecanismos de flexibilización de la jornada del personal, de tal manera que se podrán realizar cambios de servicio cuando ya éste ya está en ejecución, es decir que si un piloto inicia la jornada con una programación determinada de vuelos en el día y esta no puede realizarse en todo o parte, estará obligado a trabajar en otra ruta o rutas distintas.

El documento también aborda la modificación de las condiciones salariales de los nuevos pilotos en el momento de su incorporación a la aerolínea. Se implementa mediante la redefinición de su nivel salarial, más reducido que los existentes, en el que los recién incorporados deberán permanecer durante dos años -el tiempo considerado mínimo para amortizar el periodo de formación-, cuando hasta ahora estaban entre 8 y 9 meses.

Iberia y Sepla han acordado también trasladar al nuevo texto las resoluciones acordadas en la mesa de conflictos durante los últimos tres años.

El conflicto forzó un laudo cuando Irala era presidente

Las relaciones entre Iberia y el Sepla nunca han sido fáciles ni fluidas. El historial de conflictos entre las partes es interminable, y en él destaca un periodo, el del mandato de Xabier de Irala al frente de la empresa, entre 1996 y 2003. Esta etapa estuvo marcada por la salida a bolsa de la empresa y el intento, logrado en buena medida, de reducir el poder de este colectivo sobre la gestión de la aerolínea. El cenit del conflicto fue la paralización de la flota por parte de la empresa durante unas horas alegando falta de seguridad en las operaciones. Iberia, achacaba los problemas para gestionar los aviones a un plan de boicot orquestado por los pilotos. El Gobierno forzó un laudo obligatorio, encargado a Federico Durán, en el cual se creó una comisión de conflictos para resolver las diferencias entre las partes. A partir de ahí, y una vez que Irala dejó la presidencia, la relación se ha ido encauzando. Ahora, el nuevo convenio vendría a sellar este clima.

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