168 jugadores en busca de 35 plazas para jugar en Primera División
Un capitulo poco conocido del golf mundial aparece de forma semiclandestina este fin de semana. Lejos de las listas millonarias que el fidjiano Vijay Singh ha encabezado al término de esta temporada con un récord en premios que ha superado los 10,7 millones de dólares, se mueve el mundo de los desheredados, de los que no han ganado el mínimo exigido y que han sido despedidos de la liga de las estrellas.
Jugadores de todas las edades, procedentes de todos los rincones del mundo, que van desde antiguos participantes de la Ryder Cup a jóvenes amateurs, buscan obtener estos días una licencia que les permita militar en la elite.
Para algunos es la última ocasión para, en esta repesca, recuperar el terreno que han perdido a lo largo del año. Para los aspirantes es la oportunidad soñada, para ello tendrán que descabalgar de sus puestos a los que hasta ahora se han beneficiado de su posición.
La misma semana, en Europa y en Estados Unidos, los dos circuitos más poderosos eligen a los supervivientes. El PGA European Tour ha fijado su escuela en San Roque (Cádiz), donde 168 golfistas compiten por 35 plazas.
Son seis vueltas, seis agotadores días, en el viejo y el nuevo recorrido, que empezaron el jueves y concluirán el próximo martes. Mañana por la tarde se establecerá el corte. Será el fin de trayecto para la mayoría de ellos. Sólo los 75 primeros seguirán hasta el final aún con el futuro incierto.
Entre los aspirantes hay trece españoles. Algunos jugadores que en algún momento de su carrera han tenido la licencia, es el caso de Diego Borrego, José Manuel Carriles, Ivó Giner, Pedro Linhart, Tomás Jesús Muñoz, Juan Quirós, Fernando Roca, Álvaro Salto y Carl Suneson y los que lo intentan por primera vez como Carlos Del Corral, Gonzalo Fernández-Castaño, Xavier Guzmán o Carlos Quevedo.
Aunque el circuito europeo y el norteamericano tienen poco en común, la mayoría piensa que la europea es la mejor escuela. El ejemplo de Vijay Singh, quien antes de militar en el PGA Tour se forjó en Europa, es el principal reclamo. La mayoría piensa en dar aquí los primeros pasos antes de intentar el salto. El principal atractivo es el poder económico del que goza el golf en Estados Unidos. Este año hasta 77 golfistas han superado la cifra de un millón de dólares en premios, frente a los veinte que han alcanzado la misma cantidad en Europa. El sudafricano Ernie Els, con 4.061.000 euros, es el que más beneficios ha obtenido.
Uno de los jugadores españoles con mayor proyección es el joven Fernando González-Castaño. Un madrileño de 24 años, licenciado en Económicas, que quiere probar hasta dónde es capaz de llegar en el difícil mundo del golf profesional donde ha intervenido en tres torneos gracias a las invitaciones que le permitieron disputar los últimos tres torneos de la temporada. Un buena manera de foguearse y saber lo que se iba a encontrar, aunque reconoce que 'jamás había vivido una situación de mayor presión' como por la que atraviesa esta semana.
Todos temen el campo, de los dos buenos recorridos que tiene San Roque, del viento que pueda soplar, de los greenes, unos muy diferentes a otros por la bermuda, una hierba que domina mucho a la bola y de los propios nervios. Golfistas jóvenes que se medirán a experimentados como Roger Chapman, de 45 años. Todos tienen el objetivo de acabar lo más arriba posible, o cuanto menos entre los primeros 35 clasificados para no perder un año de su vida, fuera del gran circuito profesional, que para algunos puede representar el fin de su carrera.