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CincoSentidos

De compras en Shanghai

En el Hotel Hilton de Shanghai, situado en el 250 de Hua Shan Road, el establecimiento de WW Chan & Sons Taylor hace trajes, camisas y abrigos de hombre a medida con una maestría que no tiene nada que envidiar a los míticos sastres de Savile Row en Londres. Tejidos como la seda o el cachemir, un trato impecable y un corte perfecto hacen de por sí recomendable la sastrería. Sus precios y el hecho de que entreguen las prendas en poco más de 24 horas la hacen, además, imprescindible.

Y es que salir de compras en Shanghai es toparse de bruces con una clase práctica del inmenso poder que genera la interacción entre oferta y demanda. Cualquier cosa que el comprador busque en la ciudad puede ofrecerse o, en el peor de los casos, conseguirse. Los plazos aquí no son un problema. Los precios, fijados a través de una genuina cultura del regateo, tampoco. Se viene a comprar y se viene a vender. Y todos, compradores y vendedores, interactúan en una suerte de perfecto engranaje para cerrar cuanto antes los tratos comerciales.

A primera hora de la mañana el fenómeno se hace evidente. En la marea humana que invade los mercados callejeros en el distrito de Pudong, donde a pocos metros de las grandes tiendas de Gucci o Louis Vuitton se venden las réplicas chinas, la barrera del lenguaje se sustituye por la mímica y por la calculadora. Es el paraíso para los aficionados al regateo. La regla aquí es no pagar nunca más de una tercera parte del precio inicial. Hay que estar atentos y revisar cuidadosamente la mercancía. Es cierto que se puede comprar un modelo de bolso de temporada de Tod's por 30 euros, idéntico y hecho en piel, pero también lo es que puede uno llevarse a casa uno de Gucci, pegado en vez de cosido, y con un logotipo que no resiste comparación con el original. 'Los Rolex y Omega idénticos existen', explica un empresario vasco en el aeropuerto internacional de Pudong. 'Pero hay que saber dónde buscarlos'. A falta de un amigo en la ciudad, un buen guía chino puede dar las direcciones adecuadas.

La norma es no pagar nunca más de una tercera parte del precio inicial. Hay que estar atentos y revisar la mercancía

Si además de comprar se quiere visitar una zonas de arquitectura tradicional e interés turístico, el mercado que rodea los jardines de Yuyuan es una buena elección. Sedas, porcelanas, recuerdos propagandísticos de la época Mao, juegos de palillos, jarrones, quimonos... Todo lo que el comprador desee y más.

En Nanjin Road, calificada como la calle más comercial de toda China, el despegue económico del país se percibe con intensidad. Aquí, como en el resto de la ciudad, la norma es regatear con grandes aspavientos frente a la sempiterna sonrisa de los comerciantes chinos.

Las perlas de Amy

¿Qué tienen en común Cherie Blair, Farah Diva o Ana Botella? Como mínimo que todas tienen un collar de Amy. Esta vendedora de perlas, que lleva once años en el negocio y tiene tres tiendas en Shanghai, se ha convertido en la proveedora de las celebridades. 'Tenemos buena reputación por la calidad de nuestras perlas y por nuestra amplia selección de diseños clásicos y modernos a buen precio', explica Amy. Para quien no pueda ir a Shanghai, las perlas pueden adquirirse en www.pearlsbyamy. com. Los precios, entre 0,40 y 2.400 euros. Una verdadera ganga.

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