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Emilio Cuatrecasas

'De la transparencia emergerá una nueva cultura corporativa'

Comenzó a dirigir un bufete tributarista antes de cumplir los 30 años. Hoy, a los 50, Emilio Cuatrecasas está al frente de un despacho que abarca todas las especialidades del Derecho y tiene vocación internacional. Asegura que la ola de transparencia ha creado una nueva conciencia corporativa y unas formas de hacer radicalmente distintas a las del pasado, que, lejos de ser una moda, permanecerán

Con apenas 28 años Emilio Cuatrecasas consiguió que le dejaran revolucionar el bufete en el que trabajaban su abuelo y su padre. Quienes le conocen bien le definen como un hombre de ideas claras, competitivo y muy vitalista. æpermil;l asegura ser una persona tremendamente inquieta, aunque 'las canas templan el ánimo y moderan las ambiciones'.

Reconoce que la decisión de poner en sus manos el futuro de la firma fue arriesgada, 'pero consciente', porque se basó en el análisis que durante meses realizó sobre el futuro del despacho. Sus ideas quedaron plasmadas en un Libro Blanco 'como los que estaban de moda en aquella época' y que se convirtió en la auténtica guía del cambio. En ese documento Emilio Cuatrecasas diseñó un bufete que ofreciera todas las especialidades jurídicas y que apostara por el crecimiento y la internacionalización.

Cumplido el objetivo de hacer de Cuatrecasas un bufete que se codea con los más grandes en España y en Europa, el objetivo de Emilio Cuatrecasas, que nació en 1954, se concentra ahora en 'consolidar el mapa de oficinas en la Península Ibérica, reforzar áreas y avanzar a un segundo nivel en la expansión internacional de Cuatrecasas'. En estos momentos, la firma tiene oficinas en París, Bruselas, São Paulo y Nueva York.

'El reto de los despachos españoles para los próximos diez años es que consigan ser verdaderamente internacionales y operen en diversas jurisdicciones, como hacen los anglosajones'

'Entiendo el legítimo derecho de perseguir conductas ilícitas, pero ninguna norma puede obligarme a delatar a un cliente'

Pregunta ¿Cómo ha conseguido transformar un despacho tributario y casi familiar en un bufete multinacional?

Respuesta Con vocación, esfuerzo y un buen equipo de colaboradores. Fue fácil vencer la resistencia de los socios mayores y ahora agradezco enormemente la confianza que depositaron en nosotros.

P ¿Tenía algún objetivo concreto? ¿Quería parecerse a alguien?

R Quería construir un despacho grande al estilo de los anglosajones y sabía que podía hacerse. Me motivaba la idea de que la abogacía española no se quedara al margen de este fenómeno.

P ¿Por qué no existían ese tipo de firmas en España?

R Tampoco lo permitía el tamaño de nuestra economía. El nivel de transacciones que había en España era muy bajo y no había espacio suficiente para crear un despacho grande. Sin el desarrollo económico que ha tenido España en los últimos 20 años no habría podido conseguirse el desarrollo que han tenido los bufetes españoles.

P ¿Y se ha llegado ya a conseguir un buen nivel de despachos de abogados en España?

R Sin duda. España cuenta con una industria jurídica de primer nivel. Es uno de los países que cuenta con despachos colectivos mejor armados, con más recursos, con mayor organización y más calidad jurídica. Nuestro país tiene magníficos abogados y bufetes en todos los tamaños.

P ¿Pero son lo suficientemente grandes como para operar en un mercado cada vez más globalizado?

R No, no lo son. Los despachos españoles estamos iniciando ahora la expansión internacional. Tenemos un buen tamaño para ser firmas españolas, pero tenemos un reto para poder dar asesoramiento jurídico internacional, bien a través de nuestros abogados que van con ellos o de nuestras oficinas internacionales. El reto para los próximos diez años es conseguir un despacho verdaderamente internacional, que opere en diversas jurisdicciones, como hacen los anglosajones. Nosotros ya estamos en Francia y es un despacho pequeño, con tres o cuatro abogados, pero la idea es que vaya creciendo y se vaya desarrollando.

P ¿La ola de transparencia y de buen gobierno ha proporcionado a los bufetes de abogados una nueva fuente de ingresos?

R Cierto. Ha creado la necesidad de un nuevo asesoramiento legal. Nos ha obligado a realizar mucho trabajo académico y hemos dado mucho apoyo a los consejos de administración y juntas de las sociedades para adaptar la normativa societaria a las nuevas regulaciones. Es un trabajo novedoso y muy gratificante.

P ¿Cree que es una moda que acabará pasando?

R No, ya no pasará. Ha creado una nueva conciencia corporativa y unas formas de hacer radicalmente distintas a las del pasado. La tormenta legislativa irá remitiendo, pero los valores y muchas formas de actuar quedarán. Al final, el rigor de todos los procesos corporativos habrá subido muchos peldaños. Emergerá una nueva cultura corporativa.

P ¿Y ustedes que asesoran en materia de buen gobierno aplican internamente la transparencia?

R Nosotros no estamos sujetos a las mismas reglas. Estamos sujetos a las normas generales aplicables a las sociedades no cotizadas y, naturalmente, las cumplimos y tenemos además nuestras propias reglas internas cuyas características responden a nuestra condición de sociedad de abogados. Tenemos nuestro consejo de administración y nuestra obligación de información anual y periódica a los socios que tienen el derecho a acudir a la administración para pedir cualquier dato. Más transparencia que esa no hay. Pero es transparencia con el socio que es el que realmente tiene el derecho a la información.

Además, hay otras normas, como la de que ningún abogado de la firma pueda ser obligado a dar una opinión contraria a su conciencia profesional o que cuando un profesional joven interviene en un dictamen debe aparecer su nombre. Por otra parte, no aceptamos cualquier asunto. Sólo con los que nos sentimos cómodos dentro de nuestra ética cristiano occidental.

P ¿Qué opina de la obligación que la ley de blanqueo impone a los abogados de comunicar los posibles casos de delito?

R Estamos esperando la promulgación del reglamento, cuyo contenido será decisivo para enjuiciar con rigor los efectos de esta nueva legislación. En mi opinión, ninguna norma puede obligarme a delatar a un cliente. Esto es sagrado para todos los abogados. La ley ha de ser capaz de compatibilizar el derecho esencial de secreto profesional y el legítimo deseo de perseguir conductas ilícitas. En cualquier caso, el despacho ha creado un comité especial que está estudiando las repercusiones de la norma y la manera de organizarnos internamente, incluida la formación.

P ¿Atenta contra el secreto profesional?

R Según quede desarrollada la norma, en mi opinión sí. La independencia y el secreto profesional son las herramientas intelectuales básicas que necesita cualquier abogado para ejercer eficazmente la profesión. Los ciudadanos perderían la confianza en nosotros si alguna de ellas se viese afectada.

P ¿Tiene Cuatrecasas una cultura que le diferencie de otros bufetes?

R Bueno, todos somos abogados y trabajamos en la misma línea. Unos despachos pueden poner más énfasis sobre unas cosas y otros en otras, pero yo creo que no nos alejamos los unos de los otros. Pero sí intentamos inculcar una cultura a nuestros abogados. Otra cosa es que tengamos éxito. Los abogados que se incorporan a la firma pasan por unos seminarios en los que se les enseña la historia de la firma, cómo funciona la organización y los valores del bufete.

P ¿Temen la competencia de los despachos anglosajones?

R La abogacía, como cualquier industria, siempre vive en un momento difícil porque cada día es un reto diferente. Pero los anglosajones que han venido aquí trabajan con nuestros abogados. Muchos son de aquí. Son compañeros nuestros y hay que competir con ellos, trabajen en un despacho anglosajón o trabajen en uno español de toda la vida.

P ¿Se ha pasado en España de un mercado de abogados de mucho prestigio a bufetes de mucho prestigio?

R Sí, es verdad. Nada sustituye a nada. Sería más propio decir que antes había abogados de mucho prestigio y sólo había eso, y ahora han aparecido los bufetes grandes. Pero sigue habiendo despachos medianos de grandes abogados, con personas inteligentes, astutas, listas, extraordinarias, más que a lo mejor en cualquier gran despacho. Hay espacio para todos. La sociedad va segmentando la oferta y al final es capaz de ofrecer muchas más cosas y no es que se rechace ninguna.

Hay despachos grandes ahora porque la economía es más globalizada y más compleja. Por ejemplo, esta 'legislación motorizada' de la que habla algún viejo catedrático, esta cantidad de leyes que se están publicando una detrás de otra requiere una capacidad de estudio brutal que una sola persona no puede hacer, pero si nos las distribuimos entre un equipo uno estudia la del mercado de valores, otro la Sarbanes-Oxley, otro el mercado financiero, otro gobierno corporativo... Una sola persona no podría seguir este desarrollo legislativo.

Por ejemplo, para hacer una operación internacional en cuatro países necesitas un grupo, un equipo de abogados para afrontarlo. La naturaleza de las transacciones que se están produciendo en el mundo económico y empresarial exige bufetes mucho más grandes, con muchos más recursos, para poder desarrollar su trabajo.

P ¿Cree que hay hueco entonces para los despachos medianos y pequeños?

R Hay hueco para las firmas medianas y para las pequeñas. Y lo hay y lo habrá siempre. Hay casos en los que trabajar siempre con un abogado que te conoce, que sabe cómo trabajas, cómo eres, y capta tu cultura, que es astuto y que es más agradable y reconfortante puede resultar mejor para los clientes.

P Las firmas españolas comienzan a salir a otros países, pero ninguno se ha atrevido a entrar en el mercado estadounidense, ¿por qué?

R Primero porque Estados Unidos tiene una industria jurídica muy consolidada. La más consolidada del mundo. Con los despachos más grandes del mundo y los mejores clientes del mundo. Segundo, porque ellos refieren clientes. Los despachos americanos, contrariamente a lo que han hecho los ingleses, han salido poco fuera. Su base de operaciones sigue siendo los Estados Unidos, con lo cual refieren clientes.

El hecho de ejercer en Estados Unidos podría suponer contrariarles y podría implicar enemistarse inútilmente, porque, ejercer en Estados Unidos es difícil pero además ningún despacho español tendría la credibilidad suficiente y encima te enemistarías, así que para qué hacerlo. Por ello, la decisión de todos los despachos europeos que han ido allí ha sido la de hacer un derecho de asesoramiento, pero siempre en colaboración con un despacho de allí.

A bordo de un velero llamado 'Concordia'

Aunque no fue su primera vocación, Emilio Cuatrecasas es hoy un enamorado del Derecho. Sin embargo, antes de apasionarse por la abogacía lo hizo por la música. 'Cuando era joven, lo que de verdad me gustaba era la guitarra eléctrica solista. Toqué durante dos años y medio en un grupo de escasísimo éxito, en parte a causa de mi mal oído para la música. A mi padre no le hacían gracia ni mis melenas ni mis gafas a lo John Lennon. Su insistencia en que siguiese la tradición jurídica familiar fue demoledora y ahora se lo agradezco', reconoce.Sin embargo, Emilio Cuatrecasas no ha querido insistir tanto como lo hicieron su padre y su abuelo y no ha logrado inculcar a ninguna de sus tres hijas el deseo de ser abogado. 'Supongo que es una reacción lógica y, además, ¡son otros tiempos! Mis hijas han seguido sin influencias explícitas el dictado de su vocación. Y creo que las tres son muy felices con lo que hacen', explica el socio director del bufete.Pero además, la firma tiene en la actualidad unas normas diferentes a las que regían cuando Emilio Cuatrecasas entró a trabajar en el despacho en el que lo hacían su abuelo y su padre. 'Ahora las personas vinculadas no pueden trabajar en la firma si antes no lo han hecho cinco años en otro despacho y además un comité especial da su visto bueno. Sin embargo, cuando yo entré existía la norma contraria, que decía que los hijos de los socios tenían el derecho a incorporarse a la firma sin ningún tipo de examen'.Cuatrecasas, que es un apasionado de la vela y en cuanto tiene algo de tiempo libre se sube a bordo de su velero llamado Concordia, asegura que la astucia es un atributo fundamental para ser abogado. 'Yo creo que una persona en general tiene que ser astuta. La astucia es algo que no sobra y sirve para alcanzar los objetivos que uno desea. Es una derivada de la inteligencia'.Pero Cuatrecasas cree, y en esto coincide con otros grandes abogados, que un profesional de este sector tiene que ser, además, simpático. 'Debe ser una persona agradable, simpática y que caiga bien. También son importante los conocimientos, pero junto al talento natural y la capacidad de comunicación'.Y al margen de las características que deben acompañar a un buen abogado Emilio Cuatrecasas confía en la suerte. 'La suerte es la que hace que se ganen batallas y que las cosas pasen'.

'El derecho fiscal internacional es el futuro'

Emilio Cuatrecasas asegura que el actual bufete sigue siendo fiel a lo que fue: 'un despacho tributarista de prestigio'. Y a pesar de que en la actualidad apuesta claramente por ser un despacho que abarca todas las disciplinas del Derecho, reconoce que el aspecto fiscal es uno de sus puntos más fuertes.¿Cuáles son los objetivos que tiene el bufete a medio plazo?El primero consolidar la expansión en la Península Ibérica, donde aún nos quedan deberes por hacer y reforzar algunas áreas específicas como Derecho Público, Financiero y Mercantil. Y, el segundo, es la expansión internacional¿También planean reforzar el área fiscal del despacho?Hay que asesorar a las empresas sobre los beneficios que ganan fuera de España y en cómo ajustar los dividendos y los precios de transferencias o saber a qué precios vende la filial a la matriz. El derecho internacional fiscal es el reto de los próximos años.¿Qué opina acerca de los servicios legales que ofrecen las compañías auditoras?En los ochenta creamos una firma de auditoría, Audihispana, porque veíamos que nuestros clientes estaban invadidos por las auditoras. Eso duró hasta 1990, cuando apareció la ley de auditoría que no permitía a los no auditores tener la mayoría de las acciones de una auditora y decidimos venderles a nuestros socios auditores la empresa. Ahí se acabó la historia. Tenemos un gran orgullo de haber sido sus fundadores. Sigue siendo una excelente firma. Pero al margen de eso, tengo una idea clara y es que el auditor no puede auditar sus trabajos. Es como si un juez se juzgase a sí mismo.

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