Alvear estrena Pedros Ximénez
La denominación Montilla-Moriles, en Córdoba, es la patria de la pedro ximénez (PX), una variedad autóctona de la zona. La leyenda dice que esta uva blanca la trajo a Andalucía un soldado de Carlos V que luchaba en los tercios de Flandes, un tal Pedro Ximénez. Lo cierto es que esta cepa se ha cultivado desde tiempos inmemoriales en tierras andaluzas, porque necesita mucho sol.
Para elaborarla los racimos vendimiados se dejan secar al sol hasta pasificarse, adquiriendo un considerable grado, por lo que no necesitan encabezarse con alcohol (son más baratos, al pagar menos impuestos). El mosto se somete a envejecimiento por el sistema de soleras y criaderas, el mismo que se utilizan en Jerez, un singular proceso oxidativo que hace que de una uva blanca surjan vinos oscuros, casi negros, dulces y amielados, de boca untuosa, sedosa, entre los mejores vinos de postre del mundo.
Esta DO, que data de 1945, ha abastecido de mostos y uvas a otras regiones como Jerez (con la que siempre ha habido rivalidad) o Málaga, a pesar de que en ella se encuentran alguna de las bodegas con más historia y fama.
Como Alvear, creada en 1729. En sus bodegas y naves de crianza de Montilla se elaboran finos, olorosos, amontillados y los dulces tradicionales de moscatel y pedro ximénez. De esta última variedad acaban de salir al mercado el PX de añada 2003, el más joven de todos, de aroma limpio y potente a fruta pasa; el PX Solera, tostado y amielado, en el que se nota la larga crianza; el PX cosecha 2002, donde la uva pasificada se une a los tonos de madera, y el PX reserva 1998, el más viejo de todos, de nariz potente, con toda la fuerza y el dulzor de la fruta pasificada que persiste a pesar de su paso por el roble.
Px añada 2002 (6,10 euros), Solera (7,15 euros), Cosecha (9 euros) y reserva (21 euros).