El estado crítico de Arafat añade inestabilidad a Oriente Medio

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, luchaba por su vida al cierre de esta edición en un hospital militar parisino después de haber entrado en coma profundo. El rais, de 75 años, salió la semana pasada de su confinamiento en Ramala para recibir tratamiento en Francia, tras sufrir un repentino empeoramiento en su salud.

La televisión israelí llegó a anunciar su muerte a media tarde, lo mismo que el primer ministro luxemburgués y líder del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, quien después lo desmintió. Los médicos que lo están tratando negaron la defunción, pero afirmaron que su estado de salud era crítico. Ashraf al-Kurdi, médico jordano, dijo que el el corazón de Arafat seguía latiendo: 'No hay muerte cerebral, pero su estado se está deteriorando gravemente'. Una fuente francesa del hospital señaló en cambio que Arafat sí ha entrado en muerte cerebral y está siendo mantenido con vida por máquinas, una situación que podría durar varios días o incluso semanas. Otra fuente que también quiso permanecer en el anonimato explicó horas antes que las posibilidades de recuperación eran prácticamente nulas.

Antes de viajar a Bruselas para la cumbre europea, el presidente francés, Jacques Chirac, visitó al líder palestino en el hospital de Percy y le expresó 'todos sus deseos' de recuperación. La dirección de la autoridad palestina mantuvo ayer una reunión de urgencia en Ramala, mientras que el ejército de Israel se colocó en situación de alerta ante la gravedad de la situación.

La posible desaparición de Arafat, líder indiscutido del movimiento de liberación palestino desde lo elegieran jefe de la OLP hace 35 años, añade aún más incertidumbre geopolítica a una zona especialmente influyente en la economía mundial. La agonía de Arafat coincide con el noveno aniversario del asesinato de Isaac Rabin, primer ministro israelí, con quien Arafat compartió premio Nobel de la Paz de 1994 por su contribución a los acuerdos de Oslo.