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CincoSentidos

El difícil oficio de parar una guerra

La utópica idea de velar por un mundo en paz no atrae sólo a soñadores. Ni seduce únicamente a cooperantes ni diplomáticos. Este ideal cautiva desde hace seis años a estudiantes de todo el mundo, desde que la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) fundó su Escuela de Cultura de Paz y una diplomatura de posgrado con el mismo nombre. Desde entonces, unos 70 alumnos analizan cada año los conflictos armados del planeta y reflexionan sobre cómo encontrarles una salida.

Tiene como modelo de referencia los mejores maestros. Aprenden de quienes han padecido en terreno la realidad de los puntos más calientes del planeta, figuras como el enviado especial del Secretariado de la ONU para África Mohamed Sahnoun o el consejero especial del Secretariado General para Colombia James Lemoyne.

Tras el curso, en algunos casos, los alumnos reorientan su carrera como negociadores. Licenciados o diplomados en ciencias políticas, relaciones internacionales, periodismo o sociología son las disciplinas de dónde proceden la mayor parte de los estudiantes, entre los que están representados hasta 13 países.

Entre los extranjeros, el mayor colectivo es el de colombianos, ya que la escuela realiza también investigaciones sobre el conflicto armado en Colombia. Esta diversidad geográfica no es casual. 'No existe una única definición de paz, sino que se trata de un concepto unido a la diversidad', explica Vicenç Fisas, director de la Escuela y Premio Nacional Derechos Humanos en 1988.

'El enfoque de la diplomatura no es formar únicamente a profesionales aptos para negociar. También es reflexionar sobre la relación que existe entre los grandes conflictos y los de menor escala, los que encontramos en nuestro trabajo', dice. Así lo confirma uno de los antiguos alumnos, Albert Caramés, quien cree que el curso le ha permitido enfocar de otra manera la problemática que puede encontrase en su trabajo diario.

Los alumnos aprenden sobre todo a saltar la principal barreras por las que dos grupos enfrentados son incapaces de dialogar: la desconfianza. Ganarse el respeto es clave para poder negociar. Fisas advierte, sin embargo, que en la figura del mediador hay mucho de mito. 'Hay un gran equipo que interviene en el proceso, que se prolonga durante años, aunque al final sólo haya una figura que aparece en la foto', dice. De las características que han de tener los futuros mediadores destaca 'ser conocedor de la simbología de los grupos enfrentados' y 'el talante dialogante'.

Al margen de la diplomatura, la Escuela también trabaja en la promoción del desarme y analiza la marcha de todos los conflictos que se libran en el mundo.

Después del horor en Angola

Evaluar cómo logra un país salir del caos una vez han cesado los enfrentamientos armados es una de las tareas de la Escuela de Cultura de Paz. Uno de sus miembros, âscar Mateos, fue de los primeros en llegar a Angola después de 27 años de combates entre el gobierno y los grupos rebeldes.'Llegamos ocho meses después de que se firmara la paz para constatar cuáles eran los retos para consolidar la nueva situación de manera efectiva', explica. Destaca de su visita al país los problemas de los refugiados procedentes del cercano Congo, que se encontraban paralizados en la frontera entre ambos países a la espera de que Acnur, la oficina de la ONU para los refugiados, les asignara una ubicación en el país en la que asentarse. 'El caos provocaba que unas tareas que debían durar dos días se prolongarán durante tres meses', explica.También le impactó el horror de las minas antipersonas, de las que hay distribuidas por todo el territorio una cifra comprendida entre los tres y los seis millones.También le sorprendió la violencia y los contrastes de lujo y pobreza en la capital, en la que vivían más de cuatro millones de personas, aunque tan sólo podía dar cabida a 300.000. Durante su estancia pudo contactar con cargos de Naciones Unidas que le ayudaron a sacar adelante nuevos estudios sobre la situación del país.Antes de unirse a la Escuela había trabajado con cooperante en Guatemala y Salvador. Aún así, defiende que los trabajos que realizan las organizaciones no gubernamentales (ONG) no son la única salida para ayudar a un país y que deben hacerse grandes esfuerzos políticos. 'Los cooperantes no pueden por sí solos imponer un nuevo panorama', dice.

Negociación: Los roles que desempeñan los intermediarios

Explorador Se encarga de explorar las posibilidades de iniciar un proceso y confirma a las partes enfrentadas que todos ellas están en disposición de empezar. Puede hacer incluso algunas sugerencias, defiende el director de la Escuela. Una vez las partes se muestran partidarias de iniciar la negociación, toma la iniciativa otra figura, la del convocante, que puede pedir una tregua o el inicio de las conversaciones. Puede ofrecer instalaciones y recursos para que se lleven a cabo. En los últimos años, Japón ha tomado protagonismo ofreciendo recursos para reducir la tensión en Asia.Verificador Una vez se llega por fin a un acuerdo, un cargo destacado verifica y comprueba que se cumple lo acordado entre ambas partes. Posteriormente, controla el comportamiento de las partes después del acuerdo e incluso puede imponer sanciones si no se cumple lo pactado. Finalmente, la última figura que vela por la buena marcha del proceso de paz es el reconciliador. Su tarea, más a largo plazo, consiste en ir recogiendo las actitudes, estereotipos e imágenes negativas que se suelen dar entre adversarios después de haber llegado a un acuerdo.Facilitador Es la función más visible por los medios de comunicación, explica el director de la Escuela de Cultura de Paz. Sus funciones a lo largo del proceso son diversas. Entre ellas, preside los encuentros, interpreta los posicionamientos y respuestas divergentes de los grupos armados y gobiernos. En definitiva, actúa como moderador. Posteriormente, otro profesional tiene que ayudar a los adversarios a que acepten el proceso y el resultado obtenido y además deben ofrecer recursos adicionales para ayudar a los adversarios a encontrar una solución en la que todos ganen.Desacoplador Su misión básica es eliminar las diferencias externas y procurar que ajenos al conflicto se inmiscuyan. Cuenta con el apoyo del unificador, que ayuda a las partes a superar las divisiones internas. Acto seguido entra en escena el entrenador. Se encarga de preparar a las partes para que puedan negociar en mejores condiciones y corrige las desigualdades que puedan existir entre ellas. Los enfrentados reciben nuevas informaciones, teorías y opciones de los adversarios y la garantía de que no van a sufrir costos desmesurados por entrar en un proceso de mediación.

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