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Industria editorial

Salvat se convierte en la propietaria de Anaya para obtener beneficios fiscales

Aunque Anaya es la perla editorial del grupo Lagardère en España, la multinacional francesa ha decidido que Salvat compre Anaya para compensar fiscalmente los beneficios de ésta con las pérdidas que sufre la editorial catalana. El próximo paso será la creación de un grupo que abarque todo el negocio editorial de Lagardère en España.

El grupo francés Lagardère está en plena reorganización de sus negocios editoriales en España después de que el pasado mes de abril formalizara la compra de parte de las publicaciones de Vivendi Universal. Tras esta adquisición, que finalmente y por problemas de competencia se redujo a la editorial universitaria de Vivendi en Francia, Larrousse y el grupo español Anaya, la multinacional francesa ha iniciado un proceso de reordenación de sus negocios editoriales.

El paso más importante ha sido la adquisición de Anaya por parte de la editorial catalana Salvat, según figura en las cuentas de 2003 del grupo Anaya. Lagardère ya estaba presente en el mercado español a través de Hachette Filipacchi (revistas), Sgel (quioscos de prensa), Salvat, Bruño y Edelsa.

El objetivo de esta operación por la que Salvat se convierte en propietaria de la editorial madrileña es obtener una ventaja fiscal, según fuentes del grupo editorial. Mientras Anaya logra beneficios, Salvat viene incurriendo en pérdidas en los últimos ejercicios (8,3 millones de euros en los últimos dos años). De esta forma, Lagardère pagará menos a la Hacienda española en concepto de impuesto sobre beneficios por las ganancias de Anaya.

No obstante, la multinacional francesa prepara otro cambio para su negocio editorial español. Según el presidente de Anaya, José Manuel Gómez, a partir de 2005 se unificarán y consolidarán todas las cuentas de las sociedades españolas y se creará un holding que tendrá su sede en Madrid.

Para que no haya problemas con los sellos editoriales, este grupo llevará un nombre diferente al de las marcas actuales. Una vez constituido el holding, Salvat cederá a éste la propiedad de Anaya.

Se da la paradoja de que mientras ningún representante de Salvat está en el comité ejecutivo de la multinacional francesa, el presidente de Anaya sí forma parte de ese equipo de dirección.

En todo caso, la reordenación del grupo en España está pendiente de la nueva ley de educación. Anaya concentra gran parte de su actividad en el libro de texto donde ha experimentado un crecimiento del 50% en los últimos cinco años. Este año facturará en torno a los 245 millones de euros (sin incluir la división comercial), lo que supondrá un incremento del 4%, según explica el presidente de la compañía.

De este total, entre el 60 y el 70% corresponde al área educativa. 'Las inversiones se dirigirán allí donde se obtengan mejores resultados y Lagardère tiene claro que va a seguir apostando por la educación', puntualiza José Manuel Gómez.

Hasta ahora las sociedades del grupo Anaya no consolidaban entre sí, sino que lo hacían con su matriz francesa (Vivendi hasta el pasado mes de abril). Dentro del grupo se incluyen, entre otras, Editorial Tecnos, Ediciones Pirámide, Cátedra, Oberón, Anaya Multimedia y Anaya Touring Club, además de la matriz.

Se venden menos libros de texto pero más caros

La diversidad idiomática y las características de la enseñanza española ha obligado a los editores de libros de texto a reducir las tiradas y ampliar el número de títulos. Esta adaptación de los libros a las peculiaridades de cada comunidad ha provocado un encarecimiento de los costes que se ha traducido en un aumento de precios. 'Se venden menos libros y a más precio que hace diez años', comenta José Manuel Gómez, presidente de Anaya.Pero, además, los cambios normativos en la enseñanza condicionan las estrategias empresariales, de modo que la reordenación del negocio editorial de Lagardère en España está pendiente de la nueva ley. 'No se puede decidir la estrategia empresarial hasta que no sepamos cómo quedará la ley de Educación ya que hay varios frentes abiertos, entre otros, la gratuidad del libro de texto', comenta Gómez.En todo caso, el objetivo de Hachette-Lagardère es ser número uno en cada una de las áreas idiomáticas en las que está presente, frente al fin de Vivendi: ser número uno en el mundo.

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