'La mujer que quiere puede'
A comienzos de los años cincuenta, una jovencísima madre (se casó a los 16 años y en los meses de rigor vino la primera y única hija) abrió junto a su marido una pensión en Palma de Mallorca. Desde entonces, Margarita Barceló no ha parado. No ha parado de hacer más grande su negocio de hostelería y también de promociones inmobiliarias (Hibasa) y no ha parado de defender la igualdad de sexos desde la Asociación de Mujeres Empresarias de Baleares que fundó en 1973.
Como empresaria a secas ha tenido muchos premios, entre otros, es Medalla de Plata al Mérito Turístico. Como empresaria y mujer, el reconocimiento le llegó el pasado jueves con el premio FIDE (Federación Iberoamericana de Mujeres Empresarias) otorgado en el XV Congreso Iberoamericano de Mujeres de Empresa celebrado en Madrid.
'La mujer que ha querido ha podido. Este es mi lema: quien quiere puede. La sociedad pone obstáculos, pero empujando y con iniciativa, si se quiere se consigue', responde a quienes ven la desigualdad entre sexos como una barrera insalvable. Y lo dice una mujer emprendedora en una familia que no venía del mundo de los negocios y en una época en la que era obligatorio pedir permiso al marido para ser empresaria.
Margarita Barceló reconoce que ser su propia jefa la ha protegido de la discriminación que la mujer vive en el ámbito laboral. Esto no ha bastado para mantenerla en una burbuja. 'Por ser mujer no he podido ser presidenta de la asociación nacional de turismo', explica con pesar. Fue a mediados de los ochenta y señala que 'hasta las esposas de los hombres de la asociación no toleraban que una mujer fuera su presidenta'. Cree que aún hay situaciones similares y por eso se muestra convencida de que 'las asociaciones de mujeres tienen mucho trabajo por delante en la lucha por la igualdad'.
Afirma no ser partidaria de la discriminación positiva, 'nosotras mismas nos bastamos para hacernos valer', al tiempo que reconoce que le gusta que cada vez haya más mujeres en la Administración. A ellas y a cualquiera que esté en el Gobierno les pide que trabajen más por la educación de los jóvenes. En su opinión 'ahora se aprende muy poco, los jóvenes salen de las escuelas con lo mínimo y es más difícil encontrar personas que tengan interés por trabajar'.
Mano dura
Barceló se siente una empresaria 'muy autoritaria', pero interesada en las nuevas formas de gestión y explica cómo tras un curso aprendió 'a pedir a los trabajadores que fueran compresivos con la empresa y a explicarles que si hay que trabajar bien es siempre en su beneficio'.
Entre las carencias de la pyme española, Barceló destaca el trabajo en el ámbito de las nuevas tecnologías y la salida al exterior, y a sus colegas del sector turístico les anima a 'pensar en China y en Asia no sólo como lugar para atraer turistas sino para ir a poner hoteles'.
Margarita Barceló nunca confiesa su edad, 'soy empresaria, pero también coqueta', y aunque con achaques, sigue al frente de su negocio como presidenta administradora, 'ahora estamos a punto de abrir un hotel con encanto', y no pierde ocasión de salir de su Mallorca natal para estar con sus colegas empresarias. En el camino de su larga trayectoria, un divorcio sobre el que pasa muy por encima, una hija que no sintió el gusanillo de la empresa y cuyos cuidados cuando era pequeña tuvo que compartir con familiares, porque 'una empresaria no tiene horario', y unos nietos, ellos sí, alguno con 'chispa' para los negocios. Si volviera a nacer, no lo duda, 'repetiría la experiencia'.
De la pensión Corb Mari a Hibasa
A comienzos de la década de los cincuenta, en Mallorca aún no había ni sombra del turismo de masas, pero Margarita Barceló y su marido se lanzaron a la aventura de abrir una pequeña pensión llamada Corb Mari.Con ilusión y empeño salieron adelante y un par de años después abrieron la pensión L'Atalaia y el hotel Lys. La experiencia la cuenta, en primera persona, Margarita Barceló en el libro Cien mujeres empresarias (JdeJ Editores, 2003).En 1963, el buque insignia de la empresa fue el Gran Hotel Albatros. Tras la ruptura del matrimonio, Margarita amplió el hotel y creó la Asociación de Mujeres Empresarias de Baleares y años más tarde fue miembro fundador de la FIDE. Su frenética actividad en el ámbito de las asociaciones iba en paralelo al torbellino en los negocios. Se inició en la explotación de ganado, importó pavos de Gran Bretaña, montó una cadena hotelera con empresarios catalanes e invirtió en construcción e inmuebles. Hibasa, hostelería y promotora inmobiliaria, es su obra.