'La base de las empresas debe estar en la responsabilidad'
Encabeza un movimiento que propugna 'otra forma de emprender', donde la responsabilidad corporativa no es el fin, sino la razón para crear cooperativas, fundaciones, sociedades laborales o mutualidades
En 1992 se creó una plataforma encargada de aglutinar a una serie de empresas que trabajaban bajo el concepto de economía social. Frente a la tendencia que empuja a las compañías a aplicar la responsabilidad corporativa como una más de sus actividades, nació Cepes (Confederación Empresarial Española de la Economía Social), como un paraguas para aquellas organizaciones, que no sólo tienen la responsabilidad social entre sus principales objetivos, sino que se constituyeron como empresas para dar cobertura legal a las actividades relacionadas con la responsabilidad social. Cepes, con 23 socios, representa los intereses de 47.039 pymes y factura 74.028 millones de euros, lo que supone el 7% del PIB. Acoge a confederaciones de cooperativas como la Unión Nacional de Cooperativas del Mar, la de transporte (Ucotrans) o la de viviendas (Concovi), mutualidades y grupos empresariales como la ONCE, Fundosa. Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) o Unide y diversas fundaciones. Marcos de Castro, que procede de MCC es, desde mayo de 2003, el encargado de presidir la confederación de la economía social.
Pregunta. ¿No tiene el término de economía social una connotación excesivamente voluntarista?
Respuesta. Bueno. Tal vez es un concepto no maduro y que jurídicamente no existe. En España lo tenemos más avanzado que en otros países y es, de hecho, el único país en el que existe un Cepes, es decir, una plataforma unitaria. Es un concepto que estamos construyendo poco a poco. Sin embargo, no es un tema romántico que hay que intentar diferenciar de la economía tradicional. Se han usado muchos nombres y eso confunde. Se habla de economía social, de economía solidaria, de tercer sector. Y en Cepes no estamos de acuerdo con eso, porque si dentro de esta realidad emergente además se utilizan muchos nombres distintos, se termina por no entender nada.
'El inversor y el consumidor ya no aceptan determinados abusos por parte de las compañías'
P. La tendencia hacia el buen gobierno y la responsabilidad de las empresas tradicionales, ¿empaña su labor?
R. El buen gobierno y la responsabilidad social son valores que se apoyan fundamentalmente en la economía social. Por ejemplo, los centros especiales de empleo nacen para dar trabajo a personas que el sistema tradicional de empleo ha excluido. Aquí el propio concepto de responsabilidad se encuentra en la creación de la empresa. Pero se trata de movimientos económicos muy potentes. Un buen ejemplo es el Grupo Mondragón, que son 160 cooperativas que proporcionan 68.000 puestos de trabajo.
Su origen es un asunto de responsabilidad social. Nació a finales de los años 40 porque un cura de Mondragón veía que la gente se iba del pueblo porque no había empleo. Es la búsqueda de una solución a un problema local y social y en colectivo. Y normalmente ésa es la responsabilidad social.
P. ¿Cree que algunas empresas puedan estar utilizando la responsabilidad como una herramienta de marketing?
R. Sí, es un riesgo. Sin poner nombres, pero cuando una marca de tabaco se apoya en el 0,7 como cooperación, ahí hay algo que no suena bien. En este sentido puede haber una perversión del concepto al trasladarlo a un comportamiento de marketing.
Yo he estado en alguna reunión de empresarios que han dicho, esto no lo hago si no me da dinero. Pero el concepto verdadero hará cuerpo, porque de lo que se trata es de que las empresas sean de una manera determinada. No es un concepto marginal, sino sustancial a la empresa. Caminamos hacia una nueva cultura empresarial. El Libro Verde de la Comisión Europea sobre responsabilidad social corporativa lo plantea así. ¿Por qué se habla tanto de responsabilidad social? Porque los consumidores y los inversores ya no soportan determinados abusos.
P. ¿Qué puede considerarse una irresponsabilidad de la empresa?
R. Por ejemplo, lo de la deslocalización de las empresas tiene algo de irresponsabilidad. Las administraciones atraen a las empresas y les dan determinadas prebendas, sacan dinero a su inversión y luego se van. Pero antes de irse tendrán algún compromiso con el entorno, ¿no? Es incuestionable. Las empresas tienen que cambiar. No se trata sólo lo que pasa dentro de sus paredes. Es mucho más.
Hay un concepto que a mi me gusta más que el de responsabilidad social corporativa, que es ciudadanía corporativa. La empresa es un ciudadano. Me parece que esto encaja de lleno en la famosa estrategia de Lisboa de la UE, que dice que crecer y generar cohesión social es posible. Se puede ser una empresa, ser rentable, y además, ser socialmente responsable.
Construir un mundo económico diferente
Uno de los principales objetivos de Cepes es, según su presidente, trasladar 'a las políticas públicas los valores propios de la economía social para tratar de construir un mundo económico diferente'. Marcos de Castro reconoce que aunque los políticos ya les tienen en cuenta, aún no consiguen que calen sus peticiones 'tanto como quisiéramos'.Un buen ejemplo es el de los discapacitados. De Castro asegura que su integración laboral es algo que preocupa a los políticos 'pero aún no al mundo económico, que no cumple con la ley que exige destinar un 2% de la plantilla a discapacitados'. También confía en que 'llegará un momento en el que las empresas no podrán dejar de actuar así'.Las políticas de empleo están destinadas, según el presidente de Cepes, a quienes tienen empleabilidad, 'pero olvidan a quienes no la tienen'.