'Lo peor es frustrar a nuestros empleados'
Dice que los directivos tienen que tener vocación de servicio. Ella sabe algo de eso. Creó una sociedad que facilitaba secretarias a las empresas y más tarde continuó ofreciendo soluciones globales. En 1985 se unió a Manpower.
Explica que su máxima en el trabajo es aplicar el sentido común. Carmen Mur, nacida en Barcelona hace 57 años, dirige desde 1996 la filial española de la empresa estadounidense de trabajo temporal Manpower. Habla despacio, en un tono cálido, pero es contundente y reivindicativa en sus planteamientos. Es diplomada en Administración y Dirección de Empresas y en Marketing de Servicios por Esade, aunque a ella le gusta decir que es una profesional hecha a sí misma, 'he hecho de todo en el mundo de la empresa, no se me caen los anillos por nada'.
PREGUNTA ¿Cómo se sobrevive en una empresa, en este caso una multinacional, siendo directivo?
RESPUESTA Avanzando y adelantándose a los acontecimientos. El mundo empresarial siempre ha sido competitivo, pero ahora es cada vez más cambiante, con más retos, con nuevos desafíos que nos hacen estar en permanente alerta. Hay que ser visionarios, estar constantemente formándose y buscando nuevos mercados y oportunidades de negocio. El secreto está en adaptarse.
'Una empresa es como una familia en la que hay hijos que salen mal encarrilados, pero también depende del ejemplo que hayas dado'
P ¿Debe ser estresante estar al frente de una empresa?
R La sociedad en general es estresante. Estamos construyendo una sociedad enferma, en la que no se sabe cuáles son los límites. Y todo esto creo que se debe a un exceso de competitividad. Estoy a favor de la sana competencia, pero nunca estamos satisfechos. Y ese nivel de insatisfacción se palpa en la empresa, en la familia, en los niños. Hay un exceso de agresividad.
P Con la incorporación de los códigos de buena conducta en las empresas parecía que se habían mitigado algunas de estas prácticas.
R Una cosa es la teoría y otra es la práctica. Un empresa es como una familia, en la que, en ocasiones, hay hijos que salen mal encarrilados, pero también depende de cómo los hayas educado y del ejemplo que les hayas dado. Es importante dar ejemplo porque si tienes buenos códigos de conducta, pero después si son los propios ejecutivos los que no se comportan como deben, es todavía mucho más negativo.
P Ustedes se dedican a seleccionar empleados para empresas, ¿qué peso tiene el currículo profesional y académico frente a otro tipo de actitudes?
R Tiene mucha más importancia la actitud frente a la aptitud. Cuando una persona se presenta a un puesto ya se le presupone su valía profesional. Es importante que la persona que se incorpora a una empresa no distorsione, que cree armonía, que sepa trabajar con personas. Nosotros prestamos este tipo de servicios a las empresas y sabemos que trabajar con personas es lo más gratificante, pero también lo más duro. Los directivos debemos entender que los empleados nos están ofreciendo sus conocimientos y actitudes, pero también sus circunstancias y eso también influye en la forma de trabajar. Por ello es necesario que sepamos crear un ambiente cómodo para que todos nos divirtamos trabajando.
P ¿Las empresas son cada vez más exigentes con los profesionales que demandan?
R Sobre todo valoran que seamos y tengamos una mentalidad abierta, que nadie se frustre a la primera de cambio. Buscan gente que vean siempre el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Hay que ser positivo, saber trabajar con los demás y sobre todo tener vocación de servicio. Es importante creer en lo que se hace.
P ¿Hay quien opina que hay distintas formas de dirigir dependiendo del género?
R Todos gestionamos de manera diferente, al margen de si se es hombre o mujer. Las mujeres no dirigimos todas de la misma manera. Yo tengo mi propio estilo que, sobre todo, se basa en la credibilidad, en el respeto y en la humildad. Al trabajar en una multinacional también tengo que estar alineada con las directrices que marca la matriz y que en España adaptamos a nuestra cultura. Creo en lo que hacemos y en cómo lo hacemos. El día que esto no sea así y que entienda que lo que hacemos va en contra de mis principios no dudaré en abandonar la compañía. Un directivo debe creer en lo que hace, sino es así deber irse.
P Pocos se preparan para ello.
R Hay que prepararse para todo. Yo lo estoy. Y eso es algo en lo que el presidente de Manpower también da ejemplo. En esta empresa no somos nada arrogantes.
'Hoy estás en la cúpula y mañana, abajo'
Si echa la vista atrás, Carmen Mur reconoce que su situación como consejera delegada se debe a una combinación de suerte, intuición y capacidad de trabajo.¿Qué les sobra y qué les falta a los directivos en estos momentos?A veces hay punto de arrogancia. Ser primer ejecutivo no les hace diferente de los demás. Todo es muy frágil y efímero. Hoy estás en la cúpula y al día siguiente estás abajo. Para evitar según qué cosas es mejor no creerse nada, no hay que creerse los cargos. Un día eres el máximo ejecutivo en una empresa, pero es absorbida o se fusiona con otra y al día siguiente ya no eres nadie. O los resultados no te son favorables y te obligan a abandonar la compañía. Hay que tener siempre, al aceptar un cargo, una alta dosis de humildad. Yo, en ese sentido, estoy tranquila.¿Entonces, usted no se cree nada?Creo en lo que hago, pero nada más. Y digo que estoy tranquila, pero en el fondo nunca estás tranquila, porque un directivo está sometido a muchas presiones. El secreto creo que está en saber adaptarse. Yo he ido adaptándome a todas las circunstancias. Empecé con una empresa pequeña, después Manpower me compró una parte y finalmente tenemos 150 oficinas abiertas en España y más de 600 personas en plantilla. Yo quiero estar preparada para todo.¿A qué le gustaría dedicarse?Yo presido la Fundación El Somni dels nens que ayuda a niños enfermos oncológicos crónicos y me dedicaría por entero a esta causa. Cada vez estoy más involucrada y me preocupan los temas sociales. Tengo que decir que cada vez hay más empresarios, y esto lo observo porque formo parte de la Fundación Empresa y Sociedad que se dedica a este tipo de causas, concienciados con las causas sociales y con los problemas de los demás. Cada vez hay más ejecutivos, y eso es motivo de orgullo, sensibles a estos temas. Creo que a la gente se le conoce por sus acciones y este tipo de actuaciones demuestran que hay sensibilidad y que la solidaridad la tenemos a flor de piel.