El mecano del futuro
Una bola metálica y unas barritas magnéticas. Estos dos elementos bastan cuando el fin es realizar estructuras de una gran simplicidad como una avioneta, una bicicleta o un simple cubo y también cuando el objetivo son construcciones más complejas como el puente de Londres, la Torre Eiffel, el Coliseo de Roma o la Estatua de la Libertad. El juego, denominado Supermag, es considerado por muchos el mecano del futuro.
En su simplicidad reside el secreto. Y las innovaciones introducidas recientemente han facilitado aún más su desarrollo. El nuevo Supermag introduce la posibilidad de realizar estructuras más simples y utilizando menos elementos, lo que contribuye a economizar el juguete.
La novedad consiste en dotar al juguete de nuevos sistemas compuestos de bolitas agujereadas sobre las que se puede atornillar barras de plástico, idénticas a las barras magnéticas pero en versión rígida y flexible.
La evolución respecto a las primeras estructuras desarrolladas por Plastwood, la empresa fabricante, es importante. El primer juego, Geomag, se convirtió en todo un éxito. Pero la imposibilidad de formar ángulos rectos, y con ello estructuras más complicadas dio paso a Supermag.
Pensado para todo tipo de públicos, el nuevo juego -que se pondrá a la venta en varios países, entre ellos España, las próximas Navidades- dispone de varios niveles de dificultad. Para los que se inician en la aventura de crear con este juguete, está Toy, con dos tamaños de barritas. Glow es la siguiente línea, mientras que los más expertos pueden decantarse por Discover y Unibar, con más tamaños.
'La idea', señala Edoardo Tusacciu, inventor de Supermag y presidente de Plastwood, 'es que los objetos creados con estos elementos puedan utilizarse como verdaderos juguetes y no sólo como objetos estáticos y sin movimiento'.
Las cifras avalan el éxito de Supermag. Presente en más de 40 países, el juguete fabricado en la isla italiana de Cerdeña y lanzado en su país de origen en abril de 2003 y unos meses después en todo el mundo, permitió aumentar la facturación de Platswood en un 42% ese año hasta los 40 millones de euros.
El precio del juguete varía en función del número de piezas que contenga la caja.
Para todos los gustos
El más barato, de unas 24 piezas, cuesta unos 12 euros, pero el coste aumenta a medida que se incrementa el número de piezas. Uno de los más caros es el de 1.699 piezas que cuesta 900 euros. Sin olvidar un Supermag de coleccionista que, denominado de lux, se guarda en caja de madera hecha a mano. Entre las novedades del juguete está que se puede adquirir, además de en establecimientos especializados en quioscos a través de coleccionables.
Pero no sólo niños y padres aficionados a juegos de este tipo han mostrado interés por Supermag. Médicos y estudiosos han descubierto en el juego aplicaciones terapéuticas. 'La concatenación de los elementos gracias al fenómeno del magnetismo ejercita la movilidad de las manos, con un efecto benéfico en las articulaciones', sostiene Tusacciu.
De los tapones de corcho a las barras imantadas
Quizás sea su origen humilde o el hecho de haber nacido en una de las regiones más pobres y con un nivel de desocupación más altos de Italia, Cerdeña, lo que hacen de Edoardo Tusacciu un presidente poco usual. En su despacho no hay ordenador. Tan sólo bolas y barras magnéticas. Además, cuida hasta el detalle el proceso de fabricación, distribución, publicidad y venta.Vestido informalmente, el presidente de Plastwood -la empresa fabricante de Supermag- ensambla las piezas del juego mientras relata las dificultades del inicio cuando Platswood todavía era una empresa familiar dedicada a la fabricación de tapones de corcho para botellas. Pocos creían en este emprendedor de 46 años que ha transformado el viejo negocio en una de las más importantes multinacionales del juguete. En tan sólo cinco años, Hermanos Tusacciu, la empresa que daba empleo a 40 trabajadores, se ha convertido en Plastwood, que con 200 empleados, espera cerrar 2004 con una facturación de 60 millones de euros. 'La idea de unir las bolas con las barras imantadas surgió cuando inserté el plástico y la madera en un mismo tapón. De ahí el nombre de Plastwood', explica Tusacciu. El ascenso ha sido rápido. Ahora, mientras saborea las mieles del éxito y se prepara para desembarcar en China, diseña uno de sus proyectos más ambiciosos: un gran parque de juegos en su isla.