La AECA busca un modelo para medir la responsabilidad social
La Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA) ha abierto el debate entre los contables sobre la posibilidad de crear un sistema eficaz para cuantificar los beneficios generados por las políticas de transparencia, el respeto al medio ambiente o el compromiso social.
El profesor de la Universidad de Valladolid, José Miguel Rodríguez Fernández planteó un difícil reto a los contables que asistieron la semana pasada al Debate Abierto, organizado por la Comisión de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la AECA. Rodríguez, que presentaba su libro El gobierno de la empresa: un enfoque alternativo, pidió su colaboración para desarrollar un nuevo modelo analítico capaz de medir la creación de valor para todos los grupos de interés que generan las políticas de una empresa responsable.
El profesor, experto economista, se mostró como un firme defensor del modelo pluralista de empresa, el que tiene en cuenta en su proyecto a todos los grupos de interés, frente al modelo financiero que sólo busca maximizar los beneficios para los accionistas. 'Tenemos que encontrar fundamentos económicos que argumenten la responsabilidad social corporativa', asegura Rodríguez.
Las principales referencias en este intento por medir el valor que genera que una empresa comprometida y transparente están en el campo del medio ambiente donde se han avanzado en sistemas de medición. Este profesor cree que los ratios definidos por el Global Compact en su iniciativa del GRI no son suficientes, e hizo un llamamiento a recuperar viejas teorías que nacieron en Francia como reacción a Mayo del 68: el excedente de productividad.
Este cálculo podría ayudar a medir los beneficios que generan el compromiso social, junto con el coste de oportunidad, que abre otro viejo debate entre los expertos de la contabilidad, que Rodríguez además cree que debe completarse con una comparación con la media del sector.
Un concepto con más de 100 años en la historia económica
Este debate se repite cada 25 o 30 años' asegura José Miguel Rodríguez, que quiso recordar que la nueva moda de la transparencia y la apertura al diálogo con los distintos grupos de interés se remonta al siglo XVIII con Adam Smith. Así históricamente , la discusión sobre hasta dónde y cómo debe implicarse una compañía privada con el resto de la sociedad ha saltado a la palestra en distintas épocas desde los años 30 con el caso Ford contra Duch.'Hay que crear valor financiero pero también no financiero y a largo plazo en términos económicos, social y medioambientales', defiende.