Capa de pintura para los fondos
Sin previo aviso, la Bolsa, ha experimentado en dos sesiones un alza equivalente a la experimentada en los nueve meses anteriores. Dedicarse a esta clase de cuentas suele ser lo más parecido a hacerse trampas en el solitario. Al fin y al cabo, el mar de números que cada día arrojan las Bolsas es suficiente para establecer comparaciones hasta el fin de los tiempos.
Pero puede que esta vez la comparativa no sea tan tramposa. A falta de una tendencia clara en 2004, movimientos rápidos como este son agua de mayo para los inversores profesionales, que son los únicos capaces de apuntarse a las subidas. De este modo, el gestor que se haya dedicado a sestear de junio a esta parte puede presentar un balance decente a sus jefes o clientes, mientras el que ha tomado posiciones equivocadas puede maquillar las rentabilidades.
¿Explica esto por qué sube la Bolsa? Sí en la medida en que las acciones solamente se encarecen por una única razón: que los operadores están dispuestos a pagar más por las acciones. Y, si prevén que pueden hacer en tres o cuatro sesiones una caja que ayude a mejorar el saldo de 2004, se puede dar casi por seguro que lo harán.
La simple expectativa de obtener jugosas plusvalías en poco tiempo se ha generado coincidiendo con el arranque de trimestre. Ni siquiera hizo falta excusa: bastó el dinero que entró en una serie de valores en pasado viernes para que se extendiese la famosa 'ruptura de resistencias'. Lo que no es sino una forma de decir que la cosa va en serio. Y, como la cosa va en serio, el efecto de los operadores que se suben al tren provoca que termine yendo muy en serio.
Lamentablemente, la lógica dice que se terminará antes de que los inversores menos atentos tengan tiempo de apuntarse a la fiesta. Principalmente, porque las condiciones no han cambiado en nada, y el pasado jueves raro era el analista que no aconsejaba, primero, cautela y, después, más cautela.