Berlusconi anuncia que sacará a Bolsa el 20% de la RAI antes de marzo
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, facilitó ayer los primeros detalles sobre una antigua aspiración de su gabinete. El Ejecutivo sacará a Bolsa al menos el 20% de la cadena estatal antes de marzo. Según el Gobierno, ya hay 15 instituciones financieras interesadas en la privatización.
Hasta ahora, tan sólo se conocía la intención del Ejecutivo de sacar a cotizar la cadena estatal, y no se había hecho pública cifra alguna del capital que se pondría a la venta o las fechas previstas. Ayer fue la ocasión elegida por el primer ministro, tan dado a los gestos teatrales. Berlusconi visitaba ayer los estudios de Cinecitta, en la periferia de Roma, y realizó las declaraciones ante unos directivos de la cadena de pago HBO.
El primer paso para esta operación se dio en abril pasado. Entonces se aprobó la llamada Ley Gasparri (conocida así por su promotor, el ministro para las Comunicaciones, Maurizio Gasparri), que fue aprobada por el Parlamento después de 19 meses de discusiones entre los distintos partidos del fragmentado arco parlamentario italiano.
La ley, aparte de abrir la puerta a la privatización, se basa en tres puntos. El primero y el más polémico es la creación de un sistema de comunicaciones, que comprende todas las actividades del mundo de la comunicación y la publicidad. Además, se introdujo el nuevo sistema de comunicación digital terrestre que sustituirá al actual analógico antes de 2006.
Los medios italianos cifran en 4.000 millones de euros el valor del ente público
La Autoridad para la Garantía de las Comunicaciones, el organismo de la Administración que se encarga de tutelar la libre competencia en el sector, respaldó en mayo la reforma del modelo televisivo.
No obstante, este respaldo no ha logrado evitar la polémica, azuzada por el hecho de que el propio Berlusconi es dueño de tres canales generalistas, agrupados en el consorcio Mediaset.
Las discusiones públicas también han versado sobre quiénes deberían ser los encargados de pilotar tanto la salida a Bolsa como los primeros pasos de la RAI como entidad cotizada. Mientras que la oposición de centro-izquierda y los ex democristianos del UDC en la coalición gubernamental piden la renovación del actual consejo. La oposición, por el contrario, aboga por la permanencia del equipo directivo actual.
La salida planeada por el Gobierno prevé que ningún inversor pueda poseer más del 1% de las acciones. Según publicó ayer por la tarde el diario económico Finanza Mercati, entre el 5% y el 7% de la OPV quedaría reservada a los inversores institucionales; el 2% a los empleados y alrededor del 15% se pondría a disposición de los particulares.
Estas mismas estimaciones cifran en 4.000 millones de euros el valor total del ente público, que poseería valores inmobiliarios valorados en, al menos, 1.500 millones.
Al igual que sucede con RTVE, la cadena pública italiana ha sido un constante foco de criticas, debido a las interferencias gubernamentales, a sus altos costes de gestión y salariales y a las fuertes ayudas estatales recibidas.
Un ente fuertemente subvencionado
La cadena pública italiana, al igual que la gran mayoría de sus homólogas en Europa, presenta unas cuentas fuertemente dependientes de las subvenciones estatales para su subsistencia.El grupo RAI cerró el ejercicio 2003 con unos beneficios de 24,7 millones de euros, frente a los cinco millones logrados un año antes.En los seis primeros meses de 2004, el resultado subió en un 80% hasta 82 millones, gracias, fundamentalmente, a los ingresos de 140 millones por la Eurocopa y las Olimpiadas.Estas cifras, sin embargo, están fuertemente maquilladas por las subvenciones estatales. Según Asociación Europea de Televisiones Comerciales (ACTE), las ayudas estatales suponen el 52% de los ingresos de la radiotelevisión pública, lo que ha llevado a Bruselas a reclamarle un régimen más transparente para 'evitar compensaciones excesivas'.El intervencionismo del primer ministro Berlusconi también ha levantado ampollas en los últimos meses. La propia presidenta de la cadena llegó a acusar a Berlusconi de 'ocupación', lo que la llevó a su dimisión en mayo.