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CincoSentidos

El Teatro Real recupera 'La Dolores', de Bretón

No, La Dolores no es una zarzuela. Varios factores han contribuido a la confusión: la célebre jota de la obertura, sus raíces populares y que durante años se haya representado por toda la geografía con una orquesta reducida. La Dolores, de Tomás Bretón, es una ópera de gran dificultad, con una estructura dramática muy fuerte, digna de estar incluida en el repertorio mundial. Los implicados en esta nueva producción del Teatro Real no tienen inconveniente en calificarla de obra maestra.

El Teatro Real ha querido abrir con La Dolores la temporada 2004-2005 (se estrena el 29 de septiembre). 'Tenemos algunas razones para defender la lírica española y una de ellas es esta ópera', aseguró ayer su director artístico, Emilio Sagi. El coliseo madrileño ha contado con la colaboración económica de la Fundación Zarzuela Española y el Iccmu (Instituto Complutense de Ciencias Musicales), perteneciente a la Fundación Autor (SGAE), para llevar adelante esta producción 'impactante y modélica', en palabras de Emilio Sagi.

El estreno de La Dolores en 1892 fue todo un acontecimiento, 53 representaciones seguidas en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y 103 en el Tívoli de Barcelona. æpermil;xito que volvería a disfrutar en el Teatro Real en 1923, con las voces de Miguel Fleta y Ofelia Nieto.

La ópera de Bretón, sin embargo, fue condenada al ostracismo tras la Guerra Civil. Antonio Ros Marbá, director musical del montaje producido por el Teatro Real, reconoce que hace años tenía una idea vaga acerca de la obra. Fue al tener en sus manos la partitura cuando el maestro se dio cuenta de lo que luchó Bretón por esta ópera, porque La Dolores es el resultado del debate suscitado en la España de finales del siglo XIX entre ópera o zarzuela, en el que también participaron Arrieta, Chapí y Granados, explicó Emilio Casares, director del Iccmu.

Tampoco tenía las ideas muy claras José Carlos Plaza, director de escena de La Dolores. Sólo al escuchar una grabación de la ópera dirigida por Ros Marbá se dio cuenta que estaba ante una 'obra maestra'. Plaza ha ido a las raíces de esta ópera, que no son otras que las raíces del comportamiento de nuestro país: envidia, cobardía, difamación, maledicencia, represión sexual. 'Un basurero de mentiras', resume el director de escena. Y Emilio Casares corrobora: 'Lo que pasa en La Dolores es lo que leemos todos los días en los periódicos'. A partir del realismo que plasmó Bretón, José Carlos Plaza, en colaboración con el escenógrafo Enrique Marty, ha ido diseccionando los personajes. Para ello se apoya en seis pantallas de gran tamaño que funcionan al mismo tiempo.

El autor de La verbena de La Paloma quiso unir en La Dolores la parte popular española, como la jota o la soleá, con otros elementos de música más culta, elaborada. No en vano era un hombre cultísimo, con un perfil hoy inexistente: director de orquesta, pedagogo, compositor, según la semblanza que realiza Emilio Casares. Ros Marbá ve en la estructura de La Dolores la influencia del Verdi de los últimos años y de Wagner.

La ópera, a la que el Real no le quitará ni un minuto, estará cantada por la portuguesa Elisabete Matos, la vallisoletana María Rodríguez (Dolores), el mexicano Alfredo Portilla y el argentino Gustavo Porta (Lázaro), entre otros.

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