La banca toma medidas contra el robo de tarjetas
Las entidades financieras han respondido al aumento de la falsificación de tarjetas de crédito o débito. Los bancos han tomado medidas como la retirada de lectores de tarjetas en el exterior y, a través de circulares internas, están reclamando la colaboración de sus empleados para que verifiquen el estado de sus cajeros. El objetivo es evitar la captura de los datos de una tarjeta para utilizarla o duplicarla.
Servired, que controla el 60% del dinero de plástico de nuestro país, reconoce que las pérdidas por robo suponen el 0,05% del volumen, lo que significa unos 32 millones de euros. La Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc) calcula que el fraude real realizado con tarjetas robadas o duplicadas alcanza anualmente los 114 millones de euros. La diferencia entre las dos cifras estriba en que algunas reclamaciones no llegan a los tribunales, porque o la entidad da la razón al cliente o éste no denuncia.
Los fraudes en los dispensadores de dinero se realizan por tres métodos: la manipulación de los lectores de tarjetas de acceso al vestíbulo, la del propio cajero mediante lectores superpuestos en la ranura de introducción de la tarjeta y mediante microcámaras de vídeo enfocadas sobre el teclado con el objetivo de obtener los datos de la banda magnética y el código personal o PIN.
Un banco pide a sus empleados que se fijen en dispositivos superpuestos, restos de pegamento o cintas adhesivas
Uno de los grandes bancos españoles recomienda a sus trabajadores mediante una circular interna confidencial que 'al entrar en la oficina observen si el lector de acceso al cajero tiene algún dispositivo extraño o superpuesto. También que se aseguren de que no existen restos de pegamentos, cintas adhesivas o algún elemento adherido en el cajero o lector. Por último, que comprueben que no hay ningún dispositivo desconocido o no habitual por encima del teclado (pequeñas cámaras)'.
Para evitar que copien la banda de la tarjeta al introducirla en la puerta de acceso a las oficinas varias entidades están suprimiendo los lectores de vestíbulo en Madrid y otras grandes ciudades. A los bancos y cajas no les gusta reconocer que las tarjetas son vulnerables. 'Todos perderíamos si se hiciera público un problema de seguridad importante', admiten fuentes de Visa.
Un posible uso de las tarjetas robadas es en compras. En los contratos que firman los comerciantes al instalar el datáfono se les insta a solicitar documentación para comprobar la firma. Miguel Linares, abogado de Cuatrecasas, afirma que en caso de litigio 'aunque el titular mantendría la obligación de custodiar la tarjeta, primará la obligación del establecimiento donde se hizo la compra de verificar la firma'.
Ausbanc propone nuevas medidas de seguridad, como el dinero inteligente (con chip) y las medidas biométricas, que detectan características personales.
Entre las medidas por las entidades, destaca el servicio de Bankinter, que envía un mensaje al teléfono móvil cada vez que se realiza una compra con la tarjeta. Más frecuente es avisar telefónicamente a sus clientes cuando se detectan operaciones infrecuentes (por cantidad o lugar), como hace Citibank.
pleitos y límites
l Una recomendación de la Unión Europea sobre los sistemas de pago mediante tarjeta establece que las entidades se hagan cargo hasta un máximo de 150 euros de los daños por uso fraudulento o robo. Ausbanc asegura que esta cifra no está garantizada porque 'algunos contratos de las tarjetas incluyen la coletilla de salvo negligencia'. Para determinados bancos, negligencia es no comunicar el robo o extravío en un plazo de 24 horas o no cuidarla bien. También consideran que el titular es responsable'si se realizan transacciones con el número secreto'.l Las últimas sentencias dictadas por el Tribunal Superior de Justicia de Palma, contra La Caixa y el Citibank, consideran que 'la entidad y el establecimiento deberán comprobarán la autenticidad de la firma y en su caso el DNI'. Y añaden que 'el titular no es responsable de los fallos técnicos'.