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CincoSentidos

Víctimas de su divismo

El equipo de EE UU, plagado de estrellas, cayó víctima de su divismo en la 35 edición de la Ryder Cup celebrada este fin de semana. Su capitán, Hal Sutton, se vio superado por la cantidad de presiones internas y externas que recibió. Lo que se ha puesto de manifiesto es que es muy difícil dirigir a un equipo plagado de multimillonarios que, además, intentan defender sus intereses comerciales.

Europa se deshizo del todopoderoso combinado americano igualando el mejor resultado en la historia de la Ryder (18,5 puntos a 9,5 a favor de EE UU), que se dio en 1981 en Walton Heath GC, en Surrey (Inglaterra).

Estados Unidos ha encajado un terrible golpe que ha crispado los ánimos de millones de seguidores -hay 26 millones de practicantes-, que deseaban recuperar el trofeo. Sin embargo la definición de equipo encaja mal en el golf estadounidense.

Mientras Europa ha funcionado como un reloj, y de ello se encargó su capitán Langer (regaló un Rolex a cada uno de los componentes de su equipo), los estadounidenses han perdido en parte por sus propias diferencias. A quien debía ser el número uno del equipo, Tiger Woods, esta Ryder le ha llegado en el peor momento. Hace apenas tres semanas que ha perdido su primer puesto del ranking mundial y, además, tuvo que sufrir presiones para que formara pareja con el otro peso pesado del equipo, Phil Mickelson, ganador del Masters de Augusta de este año y con el que no tiene relación.

Mickelson, que durante los últimos cinco años ha tenido un contrato comercial con la marca de palos y bolas Titleist, criticó la marcha de Woods a Nike y dijo: 'Sus resultados han bajado porque el material que ahora utiliza para jugar no está a la altura', unas palabras que crearon una auténtica guerra comercial entre ambas marcas.

Para acallar rumores sobre las malas relaciones, lo mejor fue ponerles a jugar juntos. El resultado es que perdieron sus dos encuentros y la tensión entre ambos se podía cortar con un cuchillo.

Pero Mickelson también ha abandonado Titleist, en su caso por la empresas de material de golf Callaway que pensaba dar la campanada al presentar al jugador en la Ryder con su nuevo material; pero el tiro les salió mal. El peor momento fue cuando, en el partido de foursomes (se juega con una sola bola que los jugadores golpean alternativamente), Mickelson llegó al tee del último hoyo con el duelo empatado con la pareja europea. Con su nueva madera envió la bola cuarenta metros a la izquierda, en una zona injugable de la que Tiger salió con penalización. Así terminó la extraña sociedad.

El papel español

Sergio García, tras su tercera intervención en la Ryder Cup, suma 10 victorias por tan sólo tres derrotas y dos empates. Un balance que, pese a su juventud, le proyecta a los puestos más destacados del golf mundial. Su intervención fue decisiva al romper la racha inicial de victorias de los estadounidenses en los individuales.El segundo español del equipo, Miguel Ángel Jiménez, tuvo menos fortuna, pero su presencia en el equipo es algo que todos valoran. Su afición por los coches y por los puros habanos le llevó a jugar al lado del norirlandés Darren Clarke, aunque éste tiene dos Ferrari más que el de Churriana, con quien se entiende a la perfección. Fueron los dos representantes españoles de una Ryder Cup histórica, que en 2006 recalará en Dublín.

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