Cuentos y más cuentos
Dinamarca calienta motores para celebrar el doscientos cumpleaños de Andersen, el padre de personajes de cuento como El patito feo, La sirenita o el El soldadito de plomo. El más célebre de los escritores daneses nació el 2 de abril de 1805 en Odense, y su casa (o una que pudo serlo) se ha convertido en santuario nacional.
Andersen, hijo de un zapatero y una lavandera, dejó su ciudad a los catorce años, y sólo cuando en Europa se reconoció su talento y le agasajaron los reyes, empezó a ser alguien en su patria. Su cuento El patito feo es también su mejor biografía, aunque él, que era algo narcisista, dejó escritas tres autobiografías (la primera la redactó ¡a los 27 años!).
Este personaje, que viajaba siempre con una soga en el baúl (por si había un incendio, para descolgarse), estuvo dos veces en España. Fruto de su primera venida (en 1862) es el libro de viajes En España o poemas como Madrid. Escribió teatro, media docena de novelas y un buen puñado de cuentos que le han hecho inmortal. Esos cuentos se prestan siempre a una doble lectura. Ni siquiera el montaje hagiográfico de 'su casa' natal oculta el lado oscuro de su magín. Sus últimos cuentos tienen algo de sombrío. Como si fuera consciente de que podían acabar en el barril de los papeles viejos que cita en su último relato, aquel barril de donde sacan los tenderos hojas para envolver el arenque en salmuera, la mantequilla y el queso, el almidón, el café y el jabón verde. 'La literatura también puede ser útil', ironizaba.
Odense, donde está la casa museo del literato, tiene una hermosa catedral y, aunque da nombre a un fiordo cercano, carece de mar
Uno de los mejores homenajes que se puede tributar a este inquieto viajero -se pasó diez de sus setenta años viajando por Europa, África y Asia Menor- sería viajar a su tierra. A la hermosísima y extensa isla de Fionia, que parece un eslabón entre la otra isla mayor de Dinamarca, Zeelandia, y la península de Jutlandia.
Fionia es como una quintaesencia del país. Colinas ondulantes como auténticos toboganes, todo verde, todo lleno de vacas y molinos, casi más postes eólicos que vacas, una verdadera obsesión la de los daneses por la energía limpia. La ciudad más grande de la isla, Odense, es donde se encuentra la casa-museo de Andersen. Ni que decir tiene que todo el barrio es un termitero anderseniano, con enjambres de escolares a los que traen y llevan y divierten en los jardines con representaciones dramáticas de los cuentos y todo tipo de actividad. Odense es bastante agradable, tiene una hermosa catedral y da nombre a un fiordo cercano, pero no tiene mar.
El mar hay que buscarlo a pocos minutos, en Munkebo, donde siguen faenando pescadores artesanos, o en Keterminde, un pueblo de cuento. Que tiene además un espectacular Centro Oceánico, pedagógico y divertido, sobre todo a la hora de cebar a las focas y tiburones.
Muy distinto es el ambiente en el sur de la isla, en torno a Svendborg. Desde esta ciudad veraniega se atraviesa a la pequeña isla de Tasinge, una joyita. Allí no hay más que campos de cultivo y granjas, iglesias que parecen palomares, y un silencio enorme lleno de zumbidos y voces invisibles. Como un mágico escenario para algún cuento de Andersen.
Guía para el viajero
Cómo irLa compañía SAS (902 117192) tiene dos vuelos directos desde Madrid a Copenhague, de lunes a viernes, y varios más vía Francfort, a partir de 295'10 ¦euro;incluidas tasas (septiembre). Desde Copenhague a Odense se puede acceder por tren o carretera (pese a estar en otra isla) en poco más de media hora.AlojamientoMunkebo Kro (Fjordvej 56, Munkebo, 65974030, munkebo-kro@munkebo-kro.dk), situada junto al mar en el fiordo de Odense, entre ésta y Keterminde, esta antigua posta ha sido reconvertida en un lujoso cuatro estrellas, con trato familiar y una cocina afamada en toda la isla. Steensgaard Herregardspension (Steensgaars 4, Millinge, 62619490, steensgaard@herregaardpension.dk), en un precioso paraje, el edificio data del siglo XIV, aunque fue renovado a comienzos del siglo pasado y cuenta con todo tipo de comodidades sin perder su atmósfera histórica. Falsled Kro (Assensvej 513, Millinge, 62681111, info@falsledkro.dk), de ser un tugurio hacia 1500, pasó 250 años después a ser una confortable hospedería al ser autorizado el dueño a fabricar su propia cerveza y destilar licores; remodelado de forma que cada habitación sigue manteniendo su propia personalidad.ComerRestaurant Klitgaard (Gravene 4, Odense, 66131455), en el barrio viejo de Odense, con tres estrellas que concede como máxima distinción la Danish Good Food Guide. Restaurant Kvaegtorvet (Rugardsvej 25, Odense, 65915001, kvaegtorvet@tv2.dk), local centenario en pleno centro de Odense con algunas curiosidades relacionadas con Hans Christian Andersen. También en la casa-museo de Andersen es posible hacer una comida ligera y económica.