Un fallo técnico arruina el satélite para América Latina de Hispasat
La sociedad española de comunicaciones espaciales, Hispasat, vive los peores momentos de sus quince años de historia. Su último y más ambicioso proyecto, el macro satélite Amazonas, puesto en órbita con aparente éxito el pasado 4 de agosto, sufre una grave avería en órbita que reducirá su vida útil de explotación, de los 15 años previstos, a poco más de cinco, en la más favorable de las hipótesis.
La sociedad española de comunicaciones espaciales, Hispasat, vive los peores momentos de sus quince años de historia. Su último y más ambicioso proyecto, el macro satélite Amazonas, puesto en órbita con aparente éxito el pasado 4 de agosto, sufre una grave avería en órbita que reducirá su vida útil de explotación, de los 15 años previstos, a poco más de cinco, en la más favorable de las hipótesis.
El fallo técnico que se ha detectado en el satélite, situado en una órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la Tierra, afecta a los depósitos de combustible, según han confirmado a este diario fuentes de Hispasat. En este análisis coinciden medios de varios de los principales accionistas de la compañía y expertos de una de las empresas que han participado en la construcción del aparato. Se trata de una micro fuga en uno de los cuatro tanques que le hace perder una importante cantidad de carburante.
La avería no afecta a la capacidad del ingenio para transmitir señales de comunicaciones. De hecho las pruebas operativas realizadas hasta ahora se han completado con éxito. La fuga de combustible, sin embargo, condiciona drásticamente su vida operativa.
Si el satélite averiado no tiene una vida útil superior a cinco años, la sociedad española no lo pondrá en servicio
El satélite Amazonas es el quinto de los lanzados hasta la fecha por Hispasat y ha supuesto una inversión de 325 millones de euros. Pesa 4,5 toneladas. Está equipado con 63 transpondedores capaces de distribuir todo tipo de señales de telecomunicaciones en banda ancha y de televisión en un área que ocupa la práctica totalidad del continente americano y buena parte del territorio de Europa y del norte de África.
El grupo Hispasat ha creado una sociedad en Brasil, denominada Hispamar Satélites, con sede en Río de Janeiro, que será la encargada de explotar el satélite. El objetivo inicial del proyecto era conseguir una cuota del mercado de comunicaciones espaciales en los países latinoamericanos, tanto los de habla hispana, como los de lengua portuguesa, en torno al 6 o el 7%.
Este gravísimo contratiempo se produce cuando la empresa propietaria se encuentra atascada en una grave crisis institucional. La presidencia de Hispasat está vacante desde hace dos meses, tras la dimisión de Pedro Antonio Martín Marín. Además, sus socios más representativos mantienen una pugna por el control de la gestión, mientras que otros se encuentran en clara posición vendedora.
Una vez detectada la avería y evaluada su gravedad, Hispasat ha iniciado urgentes negociaciones con la empresa fabricante del satélite, la europea EADS-Astrium, y con las compañías con las que ha suscrito la póliza para asegurar los riesgos de la fase operativa del proyecto. En principio, la sociedad mixta ruso-estadounidense Ils-Khrunichev, propietaria del lanzador Protón que puso en órbita el ingenio, parece exenta de cualquier responsabilidad.
Las negociaciones tienen como objetivo delimitar de la manera más rápida las responsabilidades y el alcance económico y operativo de la avería. La premura viene determinada por el hecho de que el Amazonas debe comenzar a dar servicio comercial antes de que finalice el presente mes de septiembre para cumplir las exigencias y los plazos impuestos por el órgano regulador de las comunicaciones espaciales brasileñas. Este órgano fue el que, en septiembre del año 2000, adjudicó en concurso a la sociedad Hispasat-Hispamar la explotación de la posición orbital brasileña sobre el continente americano 61 grados oeste.
Las negociaciones que se mantienen entre las partes han sido calificadas de 'extremadamente delicadas' por todas las fuentes citadas.
Para la sociedad propietaria es vital determinar el tiempo de vida útil que le va a quedar a Amazonas. Si esta vida operativa es inferior a tres o cuatro años, Hispasat optaría por no comenzar a prestar un servicio, que en el caso de la distribución de señales para América, es nuevo para ella. La justificación de esta renuncia es que no le daría tiempo a construir un segundo satélite de iguales características que pudiera sustituir al averiado cuando este quede inutilizado. Hispasat prefiere no iniciar el servicio sino está seguro de poder mantener su continuidad en el tiempo. En este supuesto la compañía española exigiría una indemnización por el 100% de las cantidades invertidas.
Si por el contrario la vida útil del satélite averiado pudiera situarse por encima de los cinco o seis años, Hispasat y su filial Hispamar optarían por iniciar el servicio, a la vez que comenzarían la inmediata construcción del ingenio de sustitución. En este caso la indemnización sería importante, pero de menor cuantía.
Esta segunda opción es la deseada por la compañía española ya que le permitiría asegurar la explotación de la posición orbital que le fue adjudicada por las autoridades brasileñas. En caso contrario es más que probable que perdieran los derechos de uso, con lo que tendría que renunciar al proyecto de convertirse en un referente de las comunicaciones espaciales en el continente americano.
Para intentar una solución que pueda alargar lo más posible la vida útil del ingenio, los técnicos de Hispasat y del constructor, EADS-Astrium, están trabajando en el diseño de una alternativa que retarde la pérdida de combustible. El parche sobre el que se trabaja es la congelación del elemento oxidante en el interior del tanque. Tal medida, en todo caso, no está capacitada para solucionar de forma absoluta y permanente el problema. æscaron;nicamente podría permitir un pequeño aplazamiento en la muerte del aparato.
Las fuentes citadas han asegurado que, a día de hoy, es todavía imposible determinar si el combustible realmente disponible es suficiente como para garantizar los cuatro o cinco años de vida útil en los que Hispasat ha establecido el umbral mínimo para considerar, como una decisión razonable, la recepción del ingenio averiado. La decisión definitiva tendrá que tomarse en pocos días.
Resolver una grave crisis sin presidente
La situación de crisis que vive Hispasat desde que a mediados de agosto se detectó la avería técnica en su satélite Amazonas se está afrontando en las peores condiciones.La sociedad tiene vacante el puesto de presidente desde que el pasado 23 de junio, Pedro Antonio Martín Marín presentara su dimisión. Se asegura que el cese de este ex secretario de Estado de los gobiernos del Partido Popular, fue adelantado para evitar que protagonizara la foto del lanzamiento de Amazonas. Durante estas semanas en las que Hispasat vive sus momentos más delicados, las decisiones de gestión y operativas han sido tomadas por el consejero delegado, Jacinto García Palacios, al que se considera vinculado a la situación anterior. Pero las dificultades para designar al sustituto de Martín Marín, no están relacionadas con la crisis del Amazonas. Se vinculan con la pugna soterrada que vive el accionariado de la compañía para articular una nueva mayoría que pueda elegir al futuro presidente.Durante el último mes y medio se han barajado diversos candidatos vinculados a Telefónica, pero esta compañía, que cuenta con el 13,23%, del capital de Hispasat no está dispuesta a continuar en la sociedad en cualquier supuesto.Los dos polos sobre los que bascula la futura articulación de la mayoría accionarial de Hispasat son el actual socio mayoritario, Eutelsat (27,69%) y su competidor Astra, cuya hipotética entrada en el capital es la base de una alternativa que cuenta con distintos apoyos. El Gobierno ve con disgusto que Hispasat pierda su mayoría española y hace guiños a Abertis para que se embarque en el proyecto. Entre tanto Auna (17,54%) está en posición vendedora.
Un negocio de alto riesgo 230 millones para asegurar el proyecto
El proyecto Amazonas, como los cuatro anteriores satélites lanzados por Hispasat, cuenta con una amplia cobertura de riesgos en todas sus fases de desarrollo y operación. El importe total de las pólizas suscritas asciende a 230 millones de euros. Unos 100 millones se destinan a garantizar los evidentes riesgos del lanzamiento y puesta en órbita. Otros 110 millones se destinan a asegurar la plena operatividad de los servicios de telecomunicaciones y de televisión, una vez conseguida la posición orbital. Otros 20 millones de euros adicionales se suman a los anteriores, en caso de que se produzca la pérdida total de la misión.La activación de estos sistemas de garantías no son situaciones extraordinarias en un negocio de altísimo riesgo como es la de los lanzamientos y puesta en órbita de los distintos tipos de satélites.En el caso de Amazonas, los primeros indicios de que algo no funcionaba se detectaron pocos días después de su lanzamiento con éxito en Kazajistán. El primer aviso fue un alarmante descenso de la presión en un tanque de los que contienen uno de los elementos del combustible (el oxidante). Aunque no se ha podido establecer con claridad cual es la razón de este fenómeno, el propietario, el constructor y los aseguradores están de acuerdo que la tesis más probable es que se deba a la existencia de una micro fuga que provoca una importante pérdida de este elemento oxidante.La cantidad de combustible es determinante para la vida útil de un satélite ya que estos ingenios tienden a variar su posición correcta en la órbita geoestacionaria. De manera casi constante, el centro de control del satélite en tierra debe dar la orden de encendido de los motores para restituir dicha posición.De ello depende que el satélite pueda cumplir su función como repetidor espacial de señales de telecomunicación. La vida útil de cualquier ingenio espacial de estas características termina cuando se acaba su combustible.Antes de detectar este grave problema, Hispasat había hecho planes para rentabilizar en un corto plazo de tiempo la fuerte inversión de 325 millones de euros que había destinado a este macro proyecto. El Amazonas contaba antes de su lanzamiento con una importante cartera de clientes. El primero de ellos fue el operador de telecomunicaciones brasileño Telemar que compró el 19,04% del capital de Hispamar. Esta compañía tiene firmado un contrato de alquiler del satélite desde el momento en que sea operativo.Telefónica también ha firmado preacuerdos con Hispamar para dar servicios de banda ancha y atender la demanda de acceso a internet de las poblaciones más remotas de Latinoamérica.El principal mercado al que irá destinado Amazonas es Brasil donde está previsto que se concentre el 50% de su negocio. Otras áreas que Hispasat ha calificado de prioritarias son México, Estados Unidos, Argentina, Chile y Caribe.