Syrah, el poderío de una uva de moda
Uno de los aspectos que más influyen en la personalidad de un vino es el tipo de uva con el que se elabora. Cada variedad aporta aromas, colores o cuerpos característicos que las diferencian de las demás y que los modernos sistemas de vinificación potencian, intentando extraer al máximo los valores del fruto.
En los últimos 25 años en los viñedos españoles se han ido implantando cepas hasta hace poco desconocidas. Variedades foráneas procedentes de Francia, la meca del vino, se cultivan por todo el país, perfectamente adaptadas a la climatología de cada zona. La syrah (también conocida como shiraz, hermitage o syrac) ha sido una de las últimas en llegar. Su producción aún es limitada, pero poco a poco comienza a asentarse y ya existen buenas muestras de su potencial.
Procede del Ródano y es en este valle francés donde más extendido está su cultivo. La vid da lugar a grandísimos vinos que están a la altura de los grandes borgoñas y burdeos, tintos oscuros, opulentos, vigorosos, con mucho cuerpo y gran capacidad de envejecimiento. También es mayoritaria en los viñedos australianos, a los que llegó en 1851 y con la que cien años más tarde se hizo el mítico Grange de Penfolds, toda una revolución.
En España no hay un tesoro de viñas viejas de syrah porque hasta que el marqués de Griñón, en 1991, las plantó en su finca toledana de Dominio de Valdepusa, nadie se había atrevido a hacerlo. Hoy, aunque todavía tímidamente, distintas zonas apuestan por ella. La Mancha, Penedés y Jumilla, fundamentalmente, dan fe de la buena aclimatación de una uva a la que le gusta el sol y el calor, de rendimiento bajo y resistente a las enfermedades.
Sus vinos tienen mucho color, son robustos, tánicos, con aromas a violeta, a cassis, y tonos ahumados muy característicos. Vinos para guarda, que requieren largas fermentaciones y crianza en madera, y que además se muestran muy bien mezclados con otras variedades como la garnacha, la monastrell, la tempranillo, la cabernet o la merlot. La syrah, que está de moda en Francia, Australia, California o Argentina, también en España comienza a hacer de las suyas.