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Charles Handy

'Las empresas ya no fomentan la lealtad'

Sus artículos examinan el mundo de los negocios como si fueran grandes urbes, donde las relaciones y el talento de los ciudadanos componen el pilar de estas organizaciones.

Está considerado como un filósofo social. La formación del irlandés Charles Handy se inició con un programa clásico de Oxford, que incluye a los grandes pensadores de la historia y de la filosofía. Toda esta herencia se refleja en algunos de sus libros, como Dioses del Management, en el que relaciona a los dioses griegos con el estilo organizacional. Después de trabajar en Shell International en Londres y en el sureste de Asia, se incorporó a Sloan School en el MIT. Fue uno de los fundadores y profesor de London Business School.

Pregunta. Usted define a la empresa como una comunidad y dice que los trabajadores son, en efecto, 'ciudadanos' de la compañía.

'Lo que importa, en la actualidad, es la efectividad más que la eficiencia'

Respuesta. Si los negocios ya no son tan dueños de la gente que emplean, se deduce que tendrán que tener un tipo de relación diferente con ellos. Esa relación es más parecida a la que existe entre un país y sus ciudadanos, donde éstos tienen ciertos derechos, como el de residencia, justicia, libertad de expresión, una participación en la riqueza de la sociedad y alguna opinión sobre la forma en que son gobernados. Trasladado a términos corporativos, el derecho de residencia significaría alguna garantía de empleo, que ya no supone un trabajo para toda la vida, pero puedo imaginar a los empleados haciendo contratos por un periodo de tiempo concertado.

P. ¿Cómo pueden trabajar las organizaciones de manera más eficiente?

R. No estoy seguro de si podemos usar el término eficiencia en la nueva economía; no me refiero a los negocios electrónicos ni a las puntocom, aunque por supuesto los primeros son un factor que no podemos ignorar. La velocidad, la flexibilidad y la transparencia de las comunicaciones han tenido el efecto de dividir al mundo empresarial en lo que yo denomino elefantes y pulgas. De forma opuesta a como sucedía en las viejas corporaciones, las pulgas son pequeñas, ágiles, creativas, impredecibles y, sobre todo, adaptables. Como ejemplo tenemos el creciente número de contratistas, autónomos, consultores independientes y pequeños proveedores especializados de los que dependen cada vez más los elefantes. Lo importante es que entreguen su trabajo con el tiempo, costo y especificaciones requeridos. Lo que importa, en la actualidad, es la efectividad más que la eficiencia. Se trata de hacer bien las cosas que interesan.

P. ¿Qué repercusión tiene todo esto en la forma de dirigir una compañía?

R. La industria cinematográfica puede servir de ejemplo. Ya no hay grandes estudios, sólo unos pocos elefantes, un director, productores e inversores que tienen una idea e integran un equipo de pulgas, compuesto por actores y técnicos. Los elefantes hacen la película, juntan el dinero de los distribuidores y disuelven el equipo. La productora de Woody Allen y la de Steven Spielberg son ejemplos de este tipo de empresa, sin inversiones permanentes en plantilla. Una habilidad esencial será encontrar esas pulgas y ensamblar el equipo correcto para realizar el trabajo. A menudo trabajarán de forma remota, desde su casa o desde alguna oficina propia, por eso la confianza es un componente importante de la relación. Pero, ¿cómo confiamos en gente que no vemos y que no está en nuestro entorno? Las comunicaciones ayudan, pero no podemos decir que tenemos exceso de comunicación.

P. Cómo es la relación que se establece con las personas?

R. Todo eso ha cambiado. En las organizaciones basadas en la lealtad y el trabajo seguro, los empleados estaban preparados para ceder la propiedad de sus ideas de manera incondicional, pero ese ya no es más el caso. Las empresas ya no fomentan la lealtad. Los activos de las organizaciones se forman mayoritariamente con lo que hay en las cabezas de los empleados. Por eso las pulgas entablan nuevos convenios con los elefantes. Podemos encontrar un ejemplo en los créditos de una película, lo que vemos es el reconocimiento visible que se les da a las pulgas por su contribución. Eso es lo que les consigue el siguiente trabajo. También esperan una mayor participación en los frutos del éxito que la arbitraria estructura de recompensas en la vieja organización.

'Se están creando guetos de resentimiento y de pobreza'

Charles Handy opina que la organización del futuro tendrá una estructura federal, un método de enlazar cuerpos independientes en una causa común. 'Ya hay ejemplos de esto: Unilever y Nike, que operan como compañías independientes. Las centrales no dirigen o comandan, sino que coordinan y operan sobre la base de las subsidiarias, por lo que las responsabilidades y decisiones deben ser empujadas lo más posible hacia abajo en la organización. Las firmas federales reúnen la materia gris que tienen diseminadas alrededor del mundo para acordar estrategias y objetivos. No emiten edictos desde la cima', explica Handy.En cuanto a las repercusiones del capitalismo en la sociedad, afirma, que lo que ha hecho ha sido abrir una brecha entre los de arriba y los de abajo. 'En algunas compañías, los consejeros delegados ganan 500 veces más que el resto de los trabajadores. Esto está creando guetos de resentimiento y pobreza'. Según Handy, existe una demanda creciente para que las empresas actúen de manera socialmente aceptable. 'Nos estamos dirigiendo hacia un nuevo y más complejo punto de partida, en el que las ganancias, preocupaciones ambientales y responsabilidades sociales deberán estar equilibradas. Estas son las fuerzas que darán forma a la nueva sociedad'.En este sentido, agrega que esto requiere de una nueva disposición por parte de las corporaciones. Y toma como ejemplo el efecto de internet, que presenta un desafío a las organizaciones tradicionales. 'Todo tipo de intermediarios están desapareciendo a medida que su papel es cuestionado'. Aconseja a las organizaciones volcarse a nuevos mercados o replantearse una nueva forma de hacer negocios, por ejemplo, en países emergentes. 'Se requiere una nueva actitud. El nuevo modelo de crecimiento consiste en crear oportunidades de negocio en el que los más pequeños puedan prosperar y desarrollar sus habilidades gerenciales', concluye.

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