Bruselas advierte del impacto económico de la expansión del sida
La Comisión Europea ha advertido que no se ha de bajar la guardia en la lucha contra la epidemia del VIH/sida, y más teniendo en cuanta que el efecto de su expansión no se puede apreciar a corto plazo, debido a los largos periodos asintomáticos que tiene (entre 8 y 10 años de media) esta epidemia. No en vano, el índice de nuevas infecciones en Rusia, Ucrania, Bielorrusia y de otros países del entorno de la antigua Unión Soviética 'son las mayores del mundo', señala en un informe.
Este hecho puede tener un impacto económico muy grave, y entre las consecuencias directas, además del impacto que tiene en fallecimientos que provoca y el deterioro de la calidad de vida en quienes desarrollan la enfermedad, también supondrá un 'enorme esfuerzo para garantizar unos cuidados sanitarios accesibles y asumibles económicamente', apunta.
El número de afectados por el VIH asciende en los 25 países de la UE y en los de su entorno europeo a cerca de dos millones de personas, según las estimaciones de la OMS. Sin embargo, estas cifras están repartidas de manera muy distinta, ya que mientras se calcula que hay 1,3 millones de personas contagiadas en el Este de Europa, en la Europa occidental la cifra se sitúa en 580.000 personas. Así, el impacto económico que supone la atención sanitaria de los seropositivos y el coste del tratamiento será mayor en los países con una renta per cápita menor.
En un análisis de la situación europea frente al sida, el nuevo comisario europeo de Salud y Protección del Consumidor, Pavel Telicka -que sustituye en el cargo a David Byrne- recalcó que estos datos muestran que el VIH/sida no representa únicamente un problema para África y el mundo en vías de desarrollo, sino que asegura que 'una grave epidemia comienza a resurgir aquí mismo, en las regiones de Europa'.
Si bien las acciones urgentes previstas por la UE en los próximos 18 meses se centran en la prevención de nuevos contagios (por vía sexual, intravenosa, contagio de madre a hijo o transfusiones de sangre) y en mejoras en el tratamiento y la atención sanitaria, también incluye estrategias como el fomento del empleo entre los afectados por el VIH a través de programas de formación e información para evitar el rechazo social.