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Rotación

Telefónica cambia de auditora tras nueve años con Deloitte

Telefónica sacudirá el sector de la auditoría en España convocando el contrato del año. La primera empresa por capitalización, matriz de decenas de filiales en todo el mundo y con una factura en auditoría que ronda los 15 millones, dejará de auditarse con Deloitte & Touche.

Una relación de nueve años está a punto de terminar. Telefónica piensa cambiar de auditora y eso supondrá que Deloitte & Touche perderá a uno de sus grandes clientes mundiales, según fuentes de sector conocedoras de la situación. Entre las razones por las que Telefónica adopta esta decisión está, precisamente, la larga trayectoria recorrida junto a Deloitte. Aunque todavía no hay ninguna ley que obligue al cambio de auditor con plazo fijo, sí existen numerosas recomendaciones y normas de buen gobierno que lo aconsejan, y Telefónica no quiere quedarse al margen de las mismas.

Este paso convierte a la operadora presidida por César Alierta en la primera de las siete grandes empresas españolas en hacer suyas estas recomendaciones. Y es que las fuentes consultadas aseguran que en ningún caso el cambio se debe a discrepancias entre las dos firmas.

Los financieros de Telefónica han considerado que ha llegado el momento de iniciar un proceso de rotación del auditor, a pesar de la complejidad que entraña el cambio, sobre todo porque hace nueve años que se hizo el último. Pretenden así reforzar la independencia del nuevo fichaje y dar mayor garantía de transparencia a los mercados.

Otro de los factores que ha pesado en la decisión es el crecimiento internacional de Telefónica y la necesidad de unificar el auditor de las filiales más importantes. La operadora cuenta en estos momentos con 350 participadas en todo el mundo que son auditables. De este grupo, unas 200 son las que se consideran de primer nivel y la mayoría de ellas debería ser controlada por la misma firma auditora, según los deseos de Telefónica, incluidas las latinoamericanas. Esta pretensión supondrá un aumento en la factura de auditoría, que ronda los 15 millones de euros anuales. En 2003, Telefónica destinó 14,82 millones a su auditor principal y también pagó 7,78 millones a otras firmas por servicios de auditoría y consultoría.

Además de los criterios objetivos, en Telefónica han considerado que éste es el momento oportuno porque a partir del año que viene -el primero que verificará la nueva auditora- entran en vigor las nuevas normas internacionales de contabilidad (NIC). Eso hace recomendable cambiar de firma ahora, para que sea la misma compañía la que inicie el proceso y continúe con él en el futuro.

Según las fuentes citadas, la decisión del cambio de auditora ha sido ya tomada en el seno de la operadora, a recomendación del Comité de Auditoría. Ahora lo tendrán que aprobar también los consejos de las filiales, entre ellas, Telefónica Móviles, otro de los grandes clientes de Deloitte & Touche.

En los próximos días, las grandes consultoras mundiales -PricewaterhouseCoopers, Ernst & Young y KPMG, fundamentalmente- serán contactadas por Telefónica y se les comunicarán las líneas maestras del concurso. Está previsto que la decisión se conozca antes de fin de año.

Con todo, la materialización del concurso no se producirá hasta la junta de la próxima primavera, porque debe ser la asamblea general de accionistas la que ratifique el cambio. Con lo cual 2004 será el último ejercicio auditado por Deloitte.

Una relación no exenta de salvedades

La relación de Telefónica con Deloitte ha pasado por buenos y malos momentos en sus nueve años de duración. La actual auditora de la compañía de telecomunicaciones salió ganadora del concurso convocado en 1996 para cambiar a la anterior firma, PricewaterhouseCoopers, y ese año rubricó su primer informe sobre los estados financieros y las cuentas anuales. Lo hizo sin salvedades y así continuó hasta 1998, cuando tuvo su primer roce con Telefónica.æpermil;se fue el ejercicio en el que Juan Villalonga acometió el penúltimo expediente de regulación de empleo en la compañía y cargó todo su coste contra reservas.Deloitte no tuvo más remedio que aplicar las normas de contabilidad y advertir que este comportamiento quedaba fuera de la ortodoxia contable. El coste del ERE debía cargarse contra resultados, dijo el auditor, lo que metía directamente en pérdidas a la operadora.El año 1999 arrastró la misma salvedad y ya en 2000 desapareció, pero justo un ejercicio después el auditor volvió a poner un pero a las cuentas de Telefónica.En este caso, las razones estaban fuera del alcance de la operadora, ya que se trataba de los efectos de la crisis argentina.Después de los escándalos de Estados Unidos, con Enron a la cabeza, los auditores extremaron las precauciones. Todas las compañías españolas con intereses en el país austral llevaron ese año una salvedad en sus cuentas. La incertidumbre continuó en 2002, pero ha sido eliminada en el informe de 2003. Telefónica cambia a Deloitte justo el año en que ha dejado limpia la memoria de la compañía.

Las cifras

15 millones es la factura anual que el auditor principal pasa a Telefónica. A ellos se suman 7,78 millones pagados a otras firmas por auditoría y consultoría.350 sociedades del selectivo índice Ibex son auditadas por Deloitte. La sigue en el ranking PricewaterhouseCoopers, que controla ocho.20 empresas posee la operadora. De ellas, 200 son de primer nivel y la mayoría debería ser controlada por el mismo auditor.

Escándalo

Arthur Andersen era el auditor de Telefónica en el momento del escándalo Enron. Cuando fue adquirida por Deloitte, la operadora valoró la situación y decidió permanecer con ella como auditora en una muestra de respaldo y confianza en la nueva etapa.

El control más caro de una empresa española

Telefónica fue en 2003 la empresa española que más fondos destinó a remunerar a sus auditores. Pagó 14,82 millones a Deloitte & Touche y 7,78 millones a otras firmas, tanto por servicios de auditoría como de consultoría. La suma, 22,6 millones, le sirvió para revalidar el liderazgo que ya tuvo en el ejercicio 2002. Muy cerca se situaron dos entidades financieras: el SCH y, algo por detrás, el BBVA. En cualquier caso, todas las compañías se apretaron el año pasado el cinturón y redujeron su gasto auditoría. Telefónica lo hizo un 21%, más que la media de las 25 principales empresas españolas. Estas empresas recortaron las remuneraciones en conjunto un 10%, hasta los 111,5 millones. Con ajuste o sin él, Deloitte es la auditora que más negocio hace entre las grandes, y también entre las de menor tamaño. De las 35 compañías que integran el Ibex, en 2003 firmó el informe de auditoría de 20 de ellas. En la mayoría, además, lo rubrica desde hace una buena cantidad de años. Con lo cual corre el riesgo de que otras empresas sigan los pasos de Telefónica y decidan romper una relación de años.La segunda firma por número de empresas auditadas es Ernst & Young, sobre todo por su presencia entre los fondos de titulización, porque entre las empresas del Ibex y del mercado continuo es superada por PricewaterhouseCoopers. La firma KPMG se mantiene a gran distancia de las tres, aunque la calidad de sus clientes es importante.

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