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Alicia Alonso

'La danza aporta paz a este mundo tumultuoso'

Diva, leyenda y maestra de generaciones de bailarines, Alicia Alonso representa el curso del ballet del siglo XX. Es la artífice de la escuela cubana de danza, con el Ballet Nacional como buque insignia de la técnica más depurada.

Tiene 83 años, aunque le gustaría vivir hasta los 200 pegada a los escenarios y rodeada de tutús y piruetas. Alicia Alonso se sienta con los pies sutilmente cruzados y sus ademanes son recuerdos de movimientos de ballet. Delicada, pero con carácter, Alonso es la creadora y directora del prestigioso Ballet Nacional de Cuba (BNC), coreógrafa y Prima Ballerina Assoluta. Sus puntas han bailado el siglo XX y grandes coreógrafos como Balanchine han creado para ella. Siempre ha sentido predilección por los grandes clásicos del Romanticismo y el Clasicismo de los que ha creado inolvidables versiones. Este mito de la danza está en Madrid desde hace una semana con su compañía que estrenó anoche La magia de la danza en el Teatro Albéniz y que el 12 se despedirá con La Cenicienta. Fue gran amiga del fallecido Antonio Gades, que amaba Cuba como ella misma. Si se le pregunta por los intelectuales cubanos encarcelados lanza una pregunta retórica sobre la misma situación en EE UU y admite que si hay algo que no le gusta es la guerra, a la que la danza y el arte conceden 'un descanso, un futuro'.

Pregunta. Bailarina, coreógrafa y maestra de muchos de los bailarines del BNC desde que fundara en 1950 la Escuela Nacional de Ballet Alicia Alonso. ¿Qué oficio le reporta más satisfacción?

Respuesta. Cada uno aporta algo diferente, aunque no totalmente porque todos están relacionados. Es como una cadena de eslabones que una va soldando. Para mí la bailarina es una necesidad. La profesora es compartir esa necesidad, enseñar la experiencia que uno tiene. Y la coreógrafa es crear de nuevo, usar la imaginación y la parte artística y entregársela al público. Todo es parte de mí.

'La base de la danza es siempre igual. Es el ser humano el que se mueve'

'Bailar es una comunicación, un sentido de hablar y decir con el cuerpo'

P. ¿Qué sentía Alicia Alonso cuando bailaba?

R. Es una comunicación con el público, un sentido de decir y de hablar con todo el cuerpo y con la música. Es una sensación muy bella, que no se olvida nunca. Es lo que alimenta a uno para hacer todo lo demás.

P. Que todo el mundo la considere un mito no ha de ser fácil. ¿Cómo se aprende a vivir con eso? A normalizarlo dentro de la vida cotidiana. ¿Es como convivir con otra persona?

R. Sí se ríe. Es algo diferente. Si uno piensa en eso se da cuenta de la responsabilidad que tiene para la juventud y hasta para los mayores. La juventud tiene que verme como una creadora, como un ejemplo y a los mayores no se les puede defraudar de aquello que vieron y gozaron. Luego uno tiene que estar muy concentrado y ser siempre artista y creadora.

P. ¿Siente la soledad del mito?

R. No, qué va. Me siento muy acompañada desde el más chiquitico al más grande. Se hace uno necesario y responsable, y eso es muy bonito.

P. La voz de la experiencia. ¿Qué le dice a los jóvenes?

R. Es algo que yo siempre les digo en mis clases en la compañía. Es una carrera muy dura porque demanda todo tu tiempo. Tienes que tener una gran disciplina, voluntad y amor hacia esto. Y nunca, nunca darse por vencido. Como todo en la vida cuando algo se quiere de verdad.

P. ¿Qué le queda por hacer?

R. Seguir enseñando, seguir coreografiando y seguir viviendo... ríe.

P. Además de la danza, ¿Qué le inspira?

R. A mí me gustan todas la artes. Yo pinté durante una época. Pintaba paisajes, lo que veía desde mi cuarto cuando estaba en gira. Me sentaba junto a la ventana y levantaba las piernas para descansarlas. El teatro es otra de mis pasiones, me encanta porque para hacer danza se tiene que saber teatro. La danza es expresiva, aunque no sea a través de la palabra.

P. Su pasión por los clásicos ¿No le hace olvidarse de las composiciones más contemporáneas?

R. Los clásicos son lo que más se demanda en todas partes, en Estados Unidos, en Francia... Es la base, que ya ha sido probada por el tiempo. En danza, lo más importante es el artista. Si tiene una buena técnica, tiene el idioma para expresar todo su arte.

P. Usted vivió la danza del siglo XX, con sus cambio e innovaciones ¿Qué cree que puede aportar el siglo XXI?

R. Yo pienso que a través de la danza estamos aportando cosas maravillosas para el ser humano: un sentido de paz, de belleza y de sueño hacia el futuro. Es importante en este mundo tan fuerte y tumultuoso que nos rodea. Lo necesitamos. La danza sigue y seguirá adelante enriqueciéndose con aportaciones de aquí y allá. Pero la base es siempre igual. Es el ser humano el que se mueve.

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