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Patrimonio

El auditor se niega a dar su opinión sobre las cuentas de Babcock Wilcox

Las incertidumbres que rodean a Babcock Wilcox Española son de tal calibre que los auditores se han negado a dar una opinión sobre sus cuentas. Los reparos que el auditor pone a la filial de la SEPI superan los 140 millones de euros. La empresa sufrió pérdidas de 91 millones el año pasado.

Babcock Wilcox Española es la filial de bienes de equipo de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, encargada de liquidar los contratos de construcción y la rama de actividad que no se transfirió al grupo austriaco ATB, dueño de Babcock Borsig España, empresa creada para su privatización.

Las incertidumbres salpicaron el balance de BWE en 2003. Salvedades de calado relativas a temas tributarios, recuperación de créditos y reclamaciones de la sociedad contra terceros y de estos contra la firma de bienes de equipo han impedido a los auditores expresar su opinión sobre las cuentas consolidadas. En total, este capítulo suma más de 140 millones de euros en una compañía cuyas pérdidas antes de impuestos superaron los 91 millones el pasado año.

KPMG, la firma que ha realizado la auditoria de Babcock & Wilcox, constata en su informe que la realización futura de impuestos anticipados por importes de 54,8 y 49 millones de euros registrados en inmovilizaciones financieras y deudores a corto plazo, respectivamente, dependerá de la capacidad de las sociedades objeto de consolidación fiscal de generar bases imponibles positivas en los próximos ejercicios para compensar los citados importes, 'aspecto que deberá ser objeto de análisis en el contexto de las cuentas anuales consolidadas de la SEPI', su único accionista.

La filial de bienes de equipo de la SEPI tuvo unas pérdidas brutas en 2003 de 91 millones de euros

El grupo público tiene previsto iniciar a final de este año o a lo largo de 2005 la liquidación ordenada de la compañía con la venta de su patrimonio.

La compañía auditora señala también que BWE tiene concedidos préstamos por una cuantía superior a los 10 millones de euros y que la sociedad no dispone de información suficiente sobre la situación patrimonial de las prestatarias 'que permita evaluar la recuperabilidad futura de los mencionados prestamos'. Indica igualmente en su informe que la filial de la SEPI no ha facilitado información suficiente para evaluar el posible coste que se pueda derivar por el compromiso de asumir el 50% de las reclamaciones por uno de los contratos transferidos a Babcock Borsig dentro del proceso de privatización que excediesen la cifra de 18 millones de euros.

La lista de salvedades continúa con las reclamaciones realizadas por BWE contra terceros por un importe de nueve millones de euros y las efectuadas por varias compañías por supuestos incumplimientos de contratos y que ascienden a 30,5 millones.

Además constata la ejecución de varios avales por 13,4 millones, a la vez que recalca que su efecto sobre el balance del fabricante de bienes de equipo 'dependerá de la resolución final de las demandas arbitrales y judiciales que ha instado en defensa de sus intereses'.

El auditor quiere dejar clara su labor en las tareas de control externo de la situación patrimonial de la compañía controlada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. Así, sentencia en el punto 8 de su informe que debido a la gran importancia de las limitaciones al 'alcance de nuestra auditoría descritas en los párrafos 3, 4 y 5 y de la incertidumbre descrita en el párrafo 6, no podemos expresar una opinión sobre las cuentas anuales adjuntas de Babcock Wilcox Española y sus sociedades dependientes al 31 de diciembre de 2003'.

Un largo proceso de privatización

La privatización de Babcock Wilcox Española (BWE), es decir, la transferencia a una sociedad creada al efecto, Babcock Borsig España, de parte de su rama de actividad, la plantilla en activo y varios contratos en curso, le ha supuesto al Gobierno de turno algunos quebraderos de cabeza, a la vez que ha requerido de importantes caudales públicos para mantener a una compañía lastrada por pérdidas históricas y con filosofía de empresa pública.Al fallido intento de que Kvaerner se hiciera con su control hace más de seis años -la firma noruega entró en suspensión de pagos- se añadió el acuerdo con la alemana Borsig, siempre bajo la supervisión de las autoridades comunitarias, que tenían que dar luz verde a la operación de privatización. La firma germana también suspendió pagos y renunció a los compromisos por la compra de BWE.En diciembre del año pasado la austriaca ATB, tras un pacto con la SEPI, ocupó su puesto en la propiedad de Babcock. Ahora ha conseguido que su plantilla, tras el expediente aprobado por Trabajo, se reduzca 258 personas frente a las 650 de la actualidad.

Compromisos para abandonar la órbita pública

69,6 millones es la cantidad a aportar para compensar los flujos de caja negativos derivados de las operaciones realizadas por Babcock Borsig España durante los ejercicios de 2004, 2005 y 2006.34,4 millones es el desembolso comprometido para relanzar su actividad, pagar planes de formación y tecnología así como adquirir maquinaria, cuya entrega estará condicionada a las inversiones.18 millones es el importe destinado a la cobertura de las contingencias relacionadas con reclamaciones por hechos ocurridos anteriores a febrero de 2000 con un desembolso trimestral a partir de enero de 2004.42 millones para contribuir parcialmente al plan de prejubilaciones previsto en la sociedad y sus filiales correspondiente al personal nacido antes del 31 de diciembre de 1952 y con una antigüedad de cinco años.

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