A cuerpo de rey
Don Alfonso XIII inauguró el primer establecimiento de la red a 1.700 metros de altitud, en la sierra de Gredos (Ávila), el 9 de octubre de 1928. Hoy, Paradores es una empresa que conjuga modernidad y tradición, comprometida con el entorno y dinamizadora de la primera industria del país. Sus 91 establecimientos recibieron el año pasado 1,3 millones de clientes.
El hotel más antiguo del mundo está en España, en Santiago de Compostela. El 3 de mayo de 1499, los Reyes Católicos encargaron a Don Diego Muros, deán de la ciudad, la edificación de un hospital para acoger a los peregrinos que llegaban a la ciudad tras la senda del apóstol. Aquel Hospital Real, incorporado a Paradores hace 50 años como Hostal de los Reyes Católicos, es el de mayor ocupación y, junto al de San Marcos (León), uno de los más emblemáticos de la red. A juicio de Víctor Teodosio, director del Hostal, 'es muy especial, con historia'. Hijo y hermano de empleados de Paradores, Teodosio se desayuna cada mañana con los balances de producción y despacha los eventos del día con los responsables de los distintos departamentos. 'La herramienta para lograr que un hotel como éste funcione en tiempo y forma es la orden de servicio, donde se recogen con antelación los requerimientos y las demandas a cubrir en cada una de las áreas. Un pequeño error en una orden provoca unas distorsiones que luego se pagan caras. La precisión me tranquiliza', asegura el directivo.
En el Parador de los Reyes Católicos, la mayoría de sus responsables han crecido en él. Son historias, dentro de la Historia. 'Paradores cuida mucho a sus empleados y eso fideliza al personal. Tenemos la temporalidad más baja del sector (22%)', afirma Teodosio. La formación es una prioridad en la cadena, que a este capítulo destinó en 2003 más de 780.000 euros. El próximo año, el nuevo Parador de Alcalá de Henares albergará la Escuela de Alta Gestión Hotelera, donde se podrán cursar estudios universitarios y de posgrado.
David Losada, jefe de recepción, empezó a trabajar en el Hostal 'cuando el Marqués de Suances presidía el INI... La facturación era a mano corriente y las reservas, registradas en un dietario. De eso, a las tecnologías que nos permiten extraer, compartir y comparar información histórica, va un mundo'.
El año pasado supuso para la hotelera pública la consolidación de internet como canal comercial. Unos 55.000 clientes registrados y 6.200.000 consultas a la página web lo demuestran. También las cifras de ocupación crecieron en 2003, registrándose una media del 70% entre semana y de cerca del 90% en fin de semana. Cada una de las 1,3 millones de habitaciones vendidas el pasado año supusieron unos 90 euros de ingresos por término medio.
Para Antonio Fraga, jefe de administración del Hostal, la tecnología y el equipo humano son dos factores a destacar en el área de gestión. 'Sin estos elementos no sería posible realizar todas las funciones (contabilidad, auditoría, tesorería, movimientos monetarios, consolidación de saldos, nóminas, etc.) con eficacia'. Además, como responsable de los bienes histórico-artísticos que alberga el parador, debe dar cumplida cuenta a Patrimonio.
Ana Turrado, adjunta a la dirección, es muy joven. Para ella, 'desde el punto de vista comercial, el Hostal es especialmente atractivo'. De los casi 13 millones de euros que Santiago facturará este año, aproximadamente ocho corresponderán a la organización de eventos, desde ruedas de prensa y actos institucionales a conferencias internacionales o bodas. 'Como la que celebraron dos novios extranjeros que se conocieron haciendo el camino de Santiago y decidieron casarse aquí'. También refiere el éxito que coronó la organización de la cumbre de Justicia e Interior, durante la presidencia española de la UE. Cada día se encarga de detectar posibles VIP y reportar a la central las reservas institucionales, por si 'hay algún aspecto especialmente delicado que contemplar'.
La gastronomía, sin duda otro capítulo importante en las cuentas de Paradores, el pasado año superó en más de 4.500 los cubiertos vendidos respecto a 2002. El jefe de cocina del Hostal, Daniel Turrado, se enganchó al oficio en 1966, en el albergue de La Bañeza. Considera que los nuevos cocineros 'llegan con una lección bien aprendida: la cocina es sacrificio'. Su cantera sale del programa Alevines que Paradores puso en marcha hace dos años. A su juicio, 'lo peor para un cocinero son las improvisaciones'. Recuerda el mal trago que pasó una Semana Santa en que el anfitrión, al elegir el menú para 150 comensales, no había tenido en cuenta la Cuaresma. 'Hay que saber reaccionar', apostilla.
Antonio Rey, jefe de mantenimiento, trabaja entre bambalinas. El edificio de la plaza del Obradoiro consume entre 5.300 y 6.000 kilovatios, más de 200 metros cúbicos de agua, 1.000 metros cúbicos de gasóleo y se cambian al día más de 300 bombillas. 'Cualquier incidencia que tenga que ver con la estructura del edificio se comunica a Patrimonio'.
Los integrantes del equipo de conserjería, que pilota Ramón Penas, son los auténticos psicólogos del hotel. Retratan al cliente incluso antes de cruzar el umbral. Mueven los hilos que haga falta para conseguir lo imposible y que el viajero se encuentre 'mejor que en casa'. Penas, con mucho oficio a sus espaldas, podría escribir varios libros de anécdotas, como la del taxista empeñado en entregar un maletín olvidado al señor Samsonite.
Carmiña Gómez, la gobernanta, no gasta varita mágica, pero lo parece. Como una auténtica estratega, dirige a su personal para lograr en un santiamén una estancia 'a estrenar', como ella dice. Aunque prefiere estar cerca de la ropa blanca, entre hilos y felpas; la precisión y el esmero alcanza cada rincón.