El puente que une las dos orillas
Cada día, los 24 buques que forman la flota de Trasmediterránea cruzan el Mediterráneo o se aventuran en el Atlántico para transportar mercancías y viajeros de una orilla a otra. La compañía, que nació a principios del siglo pasado, es fundamental para el abastecimiento de Baleares, Canarias, Ceuta o Melilla.
Pasadas las cinco de la madrugada amanece sobre el Mediterráneo en el mes de junio. El sol empieza a reflejarse sobre la cubierta del Murillo, el buque de Trasmediterránea que en algo más de una hora entrará en el puerto de Palma de Mallorca después de pasar unas seis horas navegando por el mar que une Valencia y las islas Baleares. Es un trayecto que realiza una vez al día y que repite en sentido contrario en la misma jornada. Un puente por encima del mar. Es, en definitiva, la vía natural de abastecimiento del archipiélago así como el medio de transporte para un perfil muy definido de ciudadanos que necesitan cruzar el charco y que o no pueden o no quieren usar el avión.
Trasmediterránea es como la naviera española de bandera, siguiendo con el símil aeronáutico. Fundada en 1916 por la fusión de cuatro navieras (a las que con los años se fueron añadiendo otras), fue en 1978 cuando el Estado tuvo que acudir al rescate de la empresa, que pasó a formar parte de la SEPI hasta que en 2001 se inició su privatización, ya concluida. Aunque la compañía centra buena parte de su actividad en el Mediterráneo, en concreto en las zonas de Baleares y en el Estrecho (con destino Ceuta, Melilla y varias ciudades marroquíes), no es desdeñable el tráfico entre Cádiz y Canarias y el interinsular.
Pero a pesar de la diversidad de destinos, la actividad que rodea a un buque es prácticamente idéntica. 'Es un poco repetitivo', reconoce el capitán del Murillo, Alberto Sánchez, en su pequeño despacho a bordo. Ha llegado con su buque a Valencia sobre las seis y media de la tarde y una vez realizadas las maniobras de atraque los operarios del puerto han empezado a realizar su labor: sacar a tierra la carga procedente de Palma y, al mismo tiempo, cargar la que saldrá en unas horas con destino a la capital balear. Pepe Martínez es el jefe de muelle en el puerto de Valencia, el responsable por tanto de coordinar a los trabajadores que se encargan de cargar y descargar los contenedores. 'Este es un roll on-roll off, lo que permite que toda la carga se realice por la rampa mediante transporte rodado', explica Martínez.
El movimiento en el muelle a partir del momento en que el barco inicia los trabajos de estiba y desestiba es frenético. Salen camiones, los primeros en abandonar el barco y los últimos en subir, se descargan plataformas (que pueden llevar desde material de construcción hasta alimentos) y coches nuevos que van a los concesionarios. En total, 1.900 metros lineales de carga, la capacidad del barco, que prácticamente va lleno todo el año. Muy distinto es el pasaje, que no empieza a subir al barco hasta prácticamente una hora antes de la salida. En los meses posteriores al final del curso escolar, las cubiertas de los buques con destino a Palma o Ibiza se llenan de adolescentes que emprenden viaje. Excursiones que se mezclan con pasajeros que necesitan llevar su coche particular en el viaje, con gente con aprensión a volar o con otros turistas que pueden llegar a ocupar hasta el 80% de la capacidad del barco. 'En invierno el pasaje desciende hasta un tercio del total', explica Antonio Martín, el sobrecargo del Murillo.
Hasta 550 pasajeros caben en este buque, distribuidos en asientos y en camarotes, entre los que hay varios de primera clase. Y es que a pesar de que el pasaje no es, por decirlo de alguna manera, el negocio preferente de Trasmediterránea, sí que cada vez se le presta mayor atención. Así, el barco cuenta con un restaurante con bufé libre, que está en manos del cocinero José Pintos, encargado de preparar la comida tanto para aquellos pasajeros que comen durante el trayecto como para los conductores de los camiones que han dejados sus vehículos en la bodega. Para ellos existe incluso un área específica en una de las cubiertas, denominada el Club del Camionero, donde muchos se tutean y a los que la tripulación conoce, ya que a lo largo del año coinciden varias veces.
Y para tomar la última copa, los pasajeros tienen a su disposición tanto un bar como una especie de pub musical al que acuden antes de que el sueño los venza. En todo caso, como recuerda el sobrecargo, 'no se trata de un crucero', aunque también es cierto que para trayectos relativamente cortos este tipo de buques, preparados fundamentalmente para albergar carga, resultan más que cómodos.
Sobre las tres de la madrugada el barco está prácticamente a mitad de recorrido. Navega a 22 nudos, que es su velocidad de crucero. Es el momento de mayor calma. En estas horas de tranquilidad, en el puente hay dos personas, quizá tres: el oficial de guardia, un marino y un timonel. Sólo si el tiempo no es bueno o hay mucho tráfico se incrementa la dotación. El barco cuenta con una tripulación de 54 personas, de las que 26 están dedicadas al pasaje.
Cuando el barco atraca en el puerto de Palma de Mallorca, el mayor trabajo es para Pedro Arete, el encargado de controlar las máquinas durante la navegación pero también de repasar y reparar aquellas partes del motor que así lo requieran.
Una vez el pasaje ya ha abandonado el barco, es el momento de que la brigada de limpieza entre en acción. Y mientras, en las tripas del Murillo, la operación de carga y descarga empieza de nuevo.
Datos básicos
La sociedadTrasmediterránea tiene su sede social en Madrid, pese a que su actividad, lógicamente, se centra en Barcelona, Valencia, Baleares, Almería, Cádiz, Canarias, Ceuta, Melilla y el norte de África.Acciona, con el 60% del capital, es el accionista de referencia. La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), tiene el 16,4%; Remolcadores Ibaizábal, el 9,9%; Naviera Armas posee el 7,9% y otros pequeños accionistas completan el capital.Entre sus filiales destaca la puesta en marcha el año pasado de Trasmediterránea Cargo, dedicada al transporte puerta a puerta de cargas completas, para lo que además cuenta con una flota de camiones.El negocioLos ingresos de la empresa alcanzaron el pasado año los 342,48 millones de euros, logrando alcanzar un beneficio de 20,5 millones.El número de pasajeros transportados fue de 3,5 millones, además transportó 4,4 millones de metros lineales de carga y 612.000 vehículos.Los 24 buques de la compañía recorrieron 1,59 millones de millas náuticas en el conjunto de sus líneas, que en verano registran un generalizado aumento de actividad.