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Adidas gana la final de la Copa Asia antes de empezar a jugar

Algunos goles tienen un sabor especial. Un buen ejemplo fue la mítica Mano de Dios que Maradona encajó a Inglaterra aquel 22 de junio 1986 en el estadio Azteca de México. Las Malvinas eran inglesas, pero Dios era argentino. Para la posteridad quedó uno de esos partidos inolvidables. Hoy, otro duelo histórico vuelve a jugarse. China se enfrenta a Japón a las dos de la tarde, hora española, en la final de la Copa Asia. Miles de seguidores de la selección de la República Popular están deseosos de devolver un tanto al país del Sol Naciente. Pero, gane quien gane, el vencedor será siempre el mismo: Adidas, patrocinador oficial de ambos equipos.

'El fútbol es una parte fundamental de nuestra estrategia y Asia es un área que ofrece tremendas posibilidades. Para nosotros, los mercados clave son Japón y China', afirma Jan Runau, portavoz de la multinacional Adidas-Salomon. Este interés por Extremo Oriente aparece reflejado en la hoja de resultados de la firma germana. Las ventas del primer semestre del año en la región registraron un incremento del 11% respecto a las de 2003, pasando la facturación de 509 millones de euros a 566 millones. Esta cifra representa más de una sexta parte de la facturación total de Adidas.

La compañía alemana, que ya patrocinó el mundial celebrado en Corea y Japón en 2002, ha vuelto a apostar fuerte por la expansión del deporte rey en el continente asiático. Este año ha sido, junto a empresas como Siemens, Epson, Coca-Cola, Konica o LG, patrocinador oficial de la Copa Asia.

Eurosport será la primera cadena en retransmitir una final asiática en Europa. Se espera que 500 millones de hogares sigan el partido en todo el mundo

La final entre China y Japón ha sido calificada por algunos como 'la peor opción posible'. A pesar de los crecientes lazos económicos que unen a los dos Estados, los aficionados chinos están ansiosos de derrotar al país con el que estuvieron en guerra entre 1937 y 1945. A lo largo del torneo, decenas de seguidores del gigante asiático han protagonizado diversos actos de violencia en los encuentros jugados por la selección que entrena el brasileño Zico. Esta circunstancia ha llevado al ministro de Asuntos Exteriores nipón, Yoriko Kawaguchi, a solicitar oficialmente a Pekín que asegure el orden y la calma en la final.

El último encuentro de la Copa Asia será visto por primera vez en Europa a través del canal televisivo Eurosport, que lo retransmitirá a 95 millones de hogares en 54 países de los cinco continentes. Otras cadenas que también seguirán el duelo serán la norteamericana LBC, la panasiática ESPN, la china CCTV y la saudí Alriyadiah. En total, se espera que 500 millones de hogares vean defender a Japón su condición de campeón vigente, una cifra récord para el fútbol asiático.

Entre el 17 de julio y hoy, 16 equipos han medido sus fuerzas hasta llegar a la final. Algunos de los favoritos, como Arabia Saudí y Corea del Sur, se han quedado en el camino. A pesar de que China es inexperta en las grandes competiciones -jugó su primer mundial hace sólo dos años-, los nipones no lo tendrán nada fácil. La inmensa mayoría de los 80.000 aficionados que llenarán el Estadio de los Trabajadores de Beijing animarán al equipo anfitrión. Una vez más, la Historia pisa el césped de un campo de fútbol.

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