Las vacaciones también son para las mascotas
Ya se trate de perros, gatos, hamsters o canarios, los veranos son una prueba de fuego para los propietarios de animales domésticos. ¿Qué hacer con la mascota cuando comienzan las vacaciones? En realidad no es un problema difícil, aunque sólo sea porque únicamente existen dos opciones: o se lleva al animal de vacaciones con usted o, a falta de un amigo o familiar de confianza que lo cuide, lo deja instalado en una residencia para animales domésticos.
Si el viaje es muy breve o el destino no cuenta con las comodidades necesarias para instalar a su mascota, buscar una residencia puede ser una opción aconsejable. Los veterinarios aconsejan elegirla personalmente y con cuidado. La amplitud de las jaulas (al menos seis metros cuadrados por animal), el control analítico de la potabilidad del agua, una buena ventilación y salidas al exterior para correr y hacer ejercicio son condiciones indispensables para el bienestar de su mascota.
La mayoría de las residencias se hacen cargo de perros y de gatos, pero algunas podrán cuidar también de hamsters o de pájaros. En la granja La Luna, por ejemplo, a 37 kilómetros de Madrid, cuidarán de un perro por 11 euros al día, de un gato, por ocho euros diarios y de roedores y pájaros por 2,5 euros al día. 'Tenemos servicio de recogida a domicilio para que los dueños no tengan que trasladarse. Disponemos de jaulas amplias y limpias con capacidad para que el animal tenga una visión de 360 grados. Esto hace que estén a gusto y que no se estresen', explica Luis Sousa, su responsable.
En La Luna los animales salen en grupo varias veces al día a hacer ejercicio en los parques de que dispone la residencia. Si alguno necesita una dieta especial o está acostumbrado a un cierto tipo de alimento la residencia se lo proporciona. Los animales conflictivos salen separadamente por la mañana y por la noche.
'La gente acude a nosotros para dejar a sus mascotas cuando llegan las vacaciones.', explica Manuel Guerrero, del Centro Canino Gufy. Gufy, que acoge únicamente a perros y gatos, acomoda a los animales en jaulas de 10 o 12 metros cuadrados y los saca a hacer ejercicio durante 15 minutos tres veces al día en los dos parque que tiene el centro. Como en La Luna, las mascotas van siempre acompañadas por un cuidador y en compañía de otros animales. En todo el centro se escucha música para fomentar la tranquilidad.
Las residencias pueden llegar a ser tan sofisticadas como un hotel. En Can Jané, una residencia canina en la provincia de Barcelona, los boxes cuentan con agua corriente depurada y un sistema de calefacción radial. El centro dispone de una piscina de rehabilitación y musculación con rampa de acceso, un servicio de peluquería integral y una zona de juego específica para los cachorros.
Cuando la residencia se utiliza para abandonar
Pese a las campañas, las multas y el rechazo social, algunos propietarios de animales siguen tratando a sus mascotas como viejos muebles y aprovechan cualquier ocasión para abandonarlos. Acudir a una residencia de animales es una de ellas. 'Aquí vemos abandonos de animales todas las semanas', explica Luis Sousa de la granja La Luna. Para evitarlo, la residencia exige en ocasiones el pago anticipado y siempre archiva los datos completos del propietario. 'Pero a veces nos dan direcciones y teléfonos falsos. Lo denunciamos e intentamos localizar al dueño. Si no aparece, tenemos que acabar sacrificando al animal', señala. Además de consideraciones éticas, como el enorme sufrimiento que el abandono provoca en los animales, el propietario que decida desprenderse de una mascota debería recordar que las legislaciones autonómicas prevén multas para sancionar esta conducta. En Madrid, por ejemplo, la sanción puede llegar a 15.000 euros.