Desconecten en vacaciones
Antonio Cancelo aconseja a los ejecutivos que, si de verdad les importa la empresa para la que trabajan, aprovechen el tiempo de ocio para descansar y disfrutar de los pequeños placeres de la vida
Los directivos que tengan por hábito leer este medio y dentro de él tengan la generosidad o, simplemente la curiosidad, de echar un vistazo a esta colaboración, lo harán en un estado emocional bien diferente del ordinario. Ha llegado la canícula y con ella, aparte de los trastornos y los riesgos del calor excesivo, llegan esos días especiales, las vacaciones, en los que es posible romper con una forma de vida cargada de rigores y exigencias. No todos, pero sí son mayoría los directivos que en estas fechas comienzan el disfrute de unos días en los que las tensiones, los compromisos, las apuestas, se toman unos días de descanso. Es una época en la que los símbolos externos se transforman, desapareciendo elementos identificadores de la posición que hacen difícilmente reconocibles en bañador, pantalón corto y sandalias a quienes durante el resto del año utilizan otros equipajes más acordes con el rango, según las convenciones establecidas.
El cambio territorial, el desplazamiento, la búsqueda de espacios nuevos, resulta determinante para sentir esa sensación profunda de ruptura, de liberación de cargas y cargas que caracterizan la época vacacional, juntamente con la disposición del tiempo, con el dominio de una agenda sin más interferencias que las voluntariamente aceptadas. Todas las personas tienen derecho y, en general, merecen este período de descanso y en el mundo directivo, casi siempre presidido por las urgencias, las prisas y las presiones, es bastante frecuente sentir a lo largo del año una acumulación de compromisos que pesan más a medida que pasa el tiempo, de modo que cuando se aproximan estas fechas se reciben como una esperanza liberadora que recompondrá y liberará capacidades para abordar el período posvacacional. Con ello no quiero decir que los comportamientos de los directivos en vacaciones sean homogéneos, como evidentemente no lo son durante el trabajo. Los hay que no saben cómo llenar tanto tiempo libre, porque su adición al trabajo les ha impedido cultivar otras facetas de su personalidad y esperan las vacaciones como un espacio en el que trabajar con mayor sosiego que el que les permiten su habituales atosigantes jornadas.
'Conocí a un directivo que no volvía descansado y la tensión de esa falta de sosiego incomodaba a sus colaboradores'
En el entorno en que me moví durante muchos años se hicieron famosas las vacaciones de un alto directivo cuyos colaboradores temían su regreso del teórico período de descanso, ya que regresaba cargado de documentos, por cierto, inteligentemente elaborados, sobre los que había que comenzar a trabajar de inmediato y con dedicación prioritaria. La única pega es que ese eficiente alto directivo no volvía descansado y la tensión que esa falta de sosiego imprimía a su quehacer incomodaba a sus colaboradores que habrían preferido un entorno de trabajo más amable. Me parece que ese comportamiento traslucía un mensaje no tan edificante, ya que identificaba las vacaciones con el tiempo creativo, para el que no existía espacio en la jornada ordinaria.
Pero bueno, quizá mi amigo descansaba a su manera, aunque también hiciera trabajar a su secretaria, y además aportaba reflexiones que hacían avanzar al proyecto, desligándose, pese a todo, de otro tipo de actuaciones vacacionales más relacionadas con las posibilidades que hoy ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación, y que afectan a un buen número, espero que no creciente, de directivos. Dado que hoy se puede llevar la oficina a cuestas, pues venga, a la playa, la montaña o el pueblo con todo aquello que me haga sentir como en casa. Me mantengo informado, estoy al día, no pierdo el contacto y cualquier anomalía que ocurra aquí estoy yo para resolverla. Querido amigo, no siga por ese camino, cambie de rumbo, organice la actividad, que esa si que es una función directiva, de modo que su ausencia no se note, porque usted, mal que le pese, no es imprescindible. Su empresa, si usted ha hecho bien los deberes, debe funcionar perfectamente sin su temporal presencia, lo que además puede permitir el fortalecimiento de la organización, destapando personas con potencial evidente que sólo esperan la oportunidad para mostrar su valía, sin tapones que le impidan el progreso. Para que progresen necesitan sentirse autónomos y no en libertad vigilada, esperando el momento de la conexión diaria, o de una de las múltiples conexiones, que de todo hay, para dar cuenta de las últimas novedades. Amigo directivo, por su propio bien, disfrute de las vacaciones, suba al monte, báñese en la playa o en la piscina, juegue la partida al mus, goce con sus hijos, charle con su pareja, lea, mejor literatura, escuche música, juegue al tenis o al golf o haga en definitiva lo que le apetezca, pero por favor, coja vacaciones.
Pero por si su persona le preocupa poco y lo que de verdad le importa es el trabajo en la empresa, por favor, coja vacaciones. Enfrentarse a los duros acontecimientos, aunque también ilusionantes, ante los que el futuro le va a situar exige personas que en cada momento sepan responder adecuadamente, también ahora, en esta pausa veraniega.