'Las aerolíneas tradicionales han tardado en reaccionar'
Air Berlín prevé llegar a 11,5 millones de pasajeros este año. Su director dice que las aerolíneas de siempre no han actuado a tiempo.
Air Berlín ha disparado su negocio en pocos años de actividad, arañando cuota a las compañías tradicionales y a las de precios económicos como Easyjet y Ryanair, más consolidadas en el mercado. Su director general para España, Álvaro Middlemann, dice que 'Air Berlín ha logrado ser la primera compañía dentro de la red de AENA'. En su opinión, la clave ha sido 'reaccionar a tiempo y intuir la demanda que se le avecinaba'. La compañía prevé que el tráfico aumente un 30% este año y persigue potenciar el turismo de negocios en algunas rutas. En noviembre estrenará vuelos hacia Portugal. Middlemann, nacido en Madrid, ha sido consultor de diferentes aeropuertos europeos.
Pregunta. Air Berlín está avanzando posiciones en el mercado de vuelos económicos hasta tal punto que ya trae seis millones de turistas a España? ¿Cuál es su filosofía para crecer?
Respuesta. Se trata de reaccionar a tiempo y de intuir la evolución de mercado, estar en los puntos principales, y contar con elementos diferenciadores al resto. Nuestros precios incluyen los servicios a bordo, y damos más ofertas que otras compañías. Somos ya en Alemania la segunda compañía más importante por detrás de Lufthansa. En España, somos la más importante en nuestro segmento dentro de la red AENA.
P. Ustedes dijeron que iban a descartar la apertura de rutas de largo recorrido, ¿cuáles son los mercados nuevos que consideran estratégicos?
R. Estamos en Alemania, Austria, Italia, Reino Unido y España. Estos son nuestros principales mercados. Acabamos de entrar en Zurich y en Viena y proyectamos estar en Portugal en noviembre. En España, estamos en Barcelona, en Palma de Mallorca, Madrid, Sevilla, Málaga e Ibiza y Faro. Tenemos también rutas al norte de África, Egipto y Turquía, destinos que se han convertido en competidores de Canarias.
P. Ahora las aerolíneas tradicionales imitan el modelo de las de vuelos baratos para afrontar la agresiva competencia de empresas como la que usted dirige...
R. Sí. Han tardado en darse cuenta de reaccionar ante el mercado. Alguien dijo en el sector turístico que lo peor que le puede pasar a un empresariado es vivir 40 años de éxito. Creo que en el sector aéreo pasa lo mismo. Las empresas deben tener gente con ilusión con estructuras muy livianas y que el empleado se sienta reconocido.
P. ¿Cuáles son sus principales canales de distribución?
R. El sistema de Air Berlín es muy ágil y estamos en Amadeus, en Galileo y en el resto de sistemas de distribución de viajes, pero también tenemos mucha presencia en Internet. Contamos con un sistema de pago único ya que las agencias reciben una comisión fija y no vamos a porcentaje. Esta medida hace que cada vez acudan más de agencias a vender nuestro producto. El 60% lo vendemos mediante Internet y agencias, mientras que el 40% los distribuimos a través de touroperadores.
P. ¿Qué porcentaje del negocio procede del turismo de empresas?
R. Existen rutas donde conseguimos el 50% del negocio como las grandes ciudades europeas. En España, por el contrario hay mucho de turismo residencial. Lo que significa que transportamos cada vez más a ingleses y alemanes que se alojan en viviendas de Levante. Ahora pretendemos aumentar este trafico de pasajeros que viajan por negocios. Para ello, aumentaremos dos frecuencias diarias desde Barcelona. También nos gustaría hacer lo mismo en el aeropuerto de Madrid, aunque debemos esperar a que se abra la nueva terminal. Easyjet trae 2,5 millones de pasajeros a España y nosotros tenemos ya seis millones.
La empresa escapa de la mala racha
Middlemann dice que la aerolínea no es un operador real de bajo coste ya que ofrece un producto tradicional que permite cambiar la reserva e incluye otros servicios. El director general prevé que este año el tráfico crezca un 30%, hasta los 11,5 millones de pasajeros y que la facturación alcance los 1.000 millones de euros. Sobre la discusión de la terminal de Barajas (Madrid), reprocha su diseño 'por no haber tenido en cuenta la interconexión entre las dos terminales'.