Apasionarse con la tabla y la ola
Los devotos del surf y del windsurf aseguran que después de probar ambos deportes acuáticos es muy probable engancharse de por vida. Es lo que le pasó a Nacho García, quien se inició en el surf en su nativa Cantabria hace 20 años, y desde entonces insiste que 'lo lleva en la sangre.'
Explica que ambos deportes, el surf y el wind (como lo llaman los aficionados) están de moda y captan nuevos adeptos cada año, lo que está provocando una cierta saturación en las playas españolas más populares. Algunos de los aficionados más veteranos han aprovechado la creciente demanda de los que quieren iniciarse en el deporte para crear escuelas y enseñar sus conocimientos, y de paso, convertir su hobby en una profesión.
Jaime Blázquez, donostiarra de 33 años, lleva casi toda su vida montado en todo tipo de tablas: el surf, windsurf, y desde hace unos años el kitesurf. Cursó empresariales en España y Estados Unidos, pero ningún negocio le entusiasmó como su verdadera pasión: los deportes acuáticos. En vez de pasar su vida en una oficina, optó por montar como socio con varios amigos una escuela de surf y kite en Lanzarote.
La escuela nació hace siete años para saciar los apetitos de los surfistas del interior de la Península y de países europeos como Suiza, Austria y Alemania. Las clases de seis días atraen 'desde chavales pequeños hasta algún que otro jubilado', según Blázquez. Dispone de todo el material necesario para realizar ambos deportes, y graban las sesiones de seis horas con videocámara para analizar el progreso de cada participante. Asegura que después de una semana todos adquieren un nivel medio y pueden empezar a enfrentarse solos a las olas.
Hawai, California y Australia tienen más fama por ser los pioneros del surf, pero los seguidores españoles insisten en que su costa posee cientos de lugares óptimos. 'Hay para todos los gustos y niveles, lo que falta aquí es que se cree una cultura del deporte. En Australia, la asignatura del surf es obligatoria en el colegio', apostilla García.
La capital del windsurf
Tarifa es un punto de referencia para los amantes del windsurf en España, y atrae a miles de aficionados todos los años. Por su ubicación geográfica, disfruta de vientos constantes de fuerza 3 o 4 en la escala Beaufort, la mayoría de las tardes, ideal para los niveles medios. Con tormentas, los vientos rozan una fuerza de 9 o 10, los que buscan los expertos.
Otro lugar menos conocido pero también ideal para el windsurf es Tenerife. El campeonato del windsurf se ha celebrado más veces en Tenerife que en Tarifa, lo cual es un buen indicador de la fiabilidad de las condiciones meteorológicas de la isla.
La Manga es un destino ideal para aprender a navegar con la tabla y vela. Sus aguas poco profundas son buenas para principiantes ya que no gastan tanto esfuerzo en reincorporarse después de las inevitables caídas de novato. Otoño y primavera son las mejores estaciones para hacer el windsurf en esta parte de la costa cálida, en verano las aguas de la Manga se llenan de embarcaciones y lo que es peor, apenas sopla el viento.
En cuanto al costes, ambos deportes requieren una inversión inicial y luego se puede disfrutar durante años sin tener que renovar el equipo y por supuesto nunca pagar entradas ni cuotas mensuales en ninguna parte, menos que se quiere probar suerte en un campeonato. Una tabla de surf cuesta entre 300 y 600 euros y una tabla de windsurf cuesta entre 500 y 1.00 euros. El traje de neopreno, imprescindible en aguas frías, ronda los 150 euros. La última advertencia que García ofrece a los no iniciados es sobre los efectos del deporte: 'La mayoría estamos un poco locos, pero sin el surf estaríamos peor'.
El enemigo más temido es el tiburón
Bethany Hamilton es una heroína para los surfistas de EE UU. Su fama no es precisamente por su arte con la tabla -aunque en el 2003 sacó el segundo lugar en un campeonato-, sino por su rápida recuperación después de ser atacada por un tiburón. La joven de 13 años perdió un brazo en el ataque el año pasado, pero sólo una semana después de quitarle los puntos volvió a la tabla. Ahora compite de nuevo en su nativo Hawai.Se registró 55 ataques de tiburones en el mundo el año pasado. Países como Australia, México y Suráfrica tienen redes para evitar que los tiburones entren en las zonas más concurridas de los surfistas.
Pororoca, doce kilómetros de alto voltaje
La pororoca. Es el nombre de una ola gigantesca que se produce cada año por el choque de las aguas del Amazonas y el Atlántico en la desembocadura del segundo río más largo del mundo. La ola sube río arriba y arrasa pueblos y campos de cultivo. Una pesadilla para la población autóctona no es más que otro reto para los surfistas. Gracias a la pororoca, un campeón del mundo de surf, Picuruta Salazar, posee el récord del trayecto más largo jamás realizado en la historia del deporte. El brasileño recorrió sobre su tabla más de doce kilómetros en 2003 gracias a este fenómeno meteorológico.
Siempre en busca de una ola mejor
'Las olas de Hawai para un surfista son como los picos de las Himalayas para un alpinista', explica el veterano surfista, Sergio Camino. El surf nació en Hawai y sus habituales olas de diez metros son míticas, y sólo para profesionales. En Maui, Pete Cabrinha pasó por una ola de 20 metros en enero y marcó un nuevo récord.En cierto modo, la popularidad del surf corre en su contra. Cada vez hay más que no sólo quieren buenas olas, sino también sitios donde disfrutarlas sin obstáculos. Acudir en barco a playas inaccesibles por tierra es una solución. Fiji, Indonesia y India son algunos de los destinos más recónditos y codiciados.