'En Latinoamérica queda mucho negocio para invertir'
Este veterano político y economista brasileño pide a los países latinoamericanos esfuerzos para dar seguridad jurídica a las inversiones, con marcos regulatorios transparentes, así como políticas que proporcionen estabilidad fiscal y de precios.
Paulo de Tarso Almeida Paiva es vicepresidente de Planificación y Administración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y ha ocupado varios puestos de responsabilidad política en Brasil en los noventa. En septiembre dejará el cargo en el BID para dedicarse a la docencia. Esta semana ha estado en España, y recuerda que las posibilidades de negocio para las inversiones extranjeras en América Latina siguen siendo muy altas.
Pregunta. ¿Qué posibilidades quedan para la inversión exterior en América Latina, tras la apertura de los últimos diez años?
Los Gobiernos deben proporcionar estabilidad jurídica para atraer inversión
Respuesta. Todas las actividades de saneamiento y generación y distribución de energía siguen proporcionando espacios para los negocios en Latinoamérica, como en el transporte y las infraestructuras, que tendrán y un efecto multiplicador para al avance económico. Queda por explotar tanto negocio como el que se ha explotado hasta ahora en los últimos años, y que se ha concentrado especialmente en los servicios.
En los servicios la demanda va tener un espacio de explotación muy fuerte si se mantiene el crecimiento económico. Si se mantienen las tasas de avance de la economía mundial, América Latina mantendrá un crecimiento de su producto muy fuerte los próximos años. Sólo tiene que proporcionar a los inversores un clima de estabilidad económica.
P. ¿Qué expectativas de crecimiento tiene la zona?
R. En 2004 el crecimiento agregado de la región puede ser del 3,5%, con una tasa algo superior en Brasil y en Argentina.
P. ¿Están superados los episodios de falta de confianza de los mercados internacionales, que parece que habían resucitado con las subidas de tipos en Estados Unidos?
R. América Latina es una región que necesita del capital exterior, y éste es muy sensible a los cambios. El asunto principal para la región es qué se puede hacer internamente para dar continuidad a las reformas; no cejar en las reformas microeconómicas y en la estabilidad macroeconómica para crear el clima favorable a las inversiones. Ahora la situación es más estable. Pero la política fiscal, la política tributaria, tiene que castigar menos a la producción de lo que lo hace ahora; eso tiene que cambiar.
En segundo lugar, los marcos regulatorios en los mercados de servicios, sea telecomunicaciones, infraestructuras o energía, deben ser estables, con un marco jurídico y regulatorio que garantice la transparencia y la estabilidad de los contratos. Esas son las condiciones que deben garantizar los países de la región para que haya más flujos de inversión para el desarrollo en los próximos años. Pero no deben descuidar, en ningún caso, el control de los desequilibrios macroeconómicos, como la inflación o sus cuentas públicas.
P. Brasil, tras las expectativas generadas por Lula, sigue teniendo problemas para la atracción estable de capitales. ¿Se va a superar?
R. Ningún país está inmunizado ante el juicio y la libre elección de los movimientos de los capitales. En una economía globalizada todos tenemos riesgos; no existe una vacuna contra esto. Lula se ha comprometido políticamente con la estabilidad financiera y con el cumplimiento de los contratos por parte de Brasil; fue su primera decisión, y está generando un buen crecimiento y un buen saldo exportador, arrastrado por el fuerte crecimiento mundial. Brasil sigue teniendo pendientes cuestiones como generar un mercado de crédito que funcione correctamente, y que puede ser fundamental para reducir de forma consistente su prima de riesgo. Es uno de los desafíos para darle estabilidad.
P. ¿Ha salido ya Argentina de la crisis?
R. Su economía está creciendo; tiene unas condiciones macroeconómicas aceptables. Y yo espero que llegue a una solución rápida de su negociación con los acreedores y con el Fondo Monetario Internacional. Creo que será bueno para todos.
P. ¿Qué prioridades tienen en el Banco Interamericano de Desarrollo para el desarrollo de la zona?
R. El BID es un banco para el desarrollo de la zona que tiene ya 44 años, y capitalizado por 46 países, entre los que están todos los de América Latina y el Caribe, Europa, Israel y Japón. Estimula el desarrollo de la región con proyectos de inversión públicos. Pero estamos analizando la posibilidad de dar cobertura a proyectos privados; esa será una de las grandes discusiones en la asamblea que celebremos en Japón, y que proporcionará más capacidad al banco en sus proyectos de ayuda. Los pilares que tenemos en el banco son avanzar en la competitividad de la economía y ayudar a los programas sociales de los países de la región, sobre todo los más pobres.
CV
Cargo Vicepresidente de planificación y administración del BID.Experiencia Política Fue ministro de Trabajo de Brasil entre 1995 y 1998, y de Presupuestos entre 1998 y 1999, y ha presidido el Consejo de Privatizaciones. Es profesor de Economía de la Universidad Federal de Minas Gerais.
'La democracia nos traerá estabilidad y progreso'
'Yo no estoy satisfecho con los resultados que tenemos en la lucha contra la pobreza en Latinoamérica', asegura el vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Paulo de Tarso Almeida Paiva. 'Se han hecho progresos, pero mientras haya pobres, tenemos tareas por delante. América Latina es una región muy desigual; tiene muchas potencialidades, pero muy desigual entre unos países y otros y con muchas desigualdades internas en cada uno de ellos, pero todos en las últimas décadas han hecho un recorrido parecido y se han producido avances: tras crecimientos sólidos en la postguerra, entramos casi todos en dictaduras militares en los sesenta y setenta, con corrupción, hiperinflación e irresponsabilidad fiscal. Y ahora la democracia parece haberse instalado en la región, con más o menos intensidad, y con ella ha llegado al menos el deseo de estabilidad económica, que es fundamental para el progreso económico y poder abandonar la pobreza'.