A las puertas de Troya
En el Egeo turco nació la filosofía griega y el cristianismo, allí se inventó el dinero, y la medicina, allí estaban tres de las siete maravillas del mundo, y las siete iglesias del Apocalipsis. Y allí se armó la de Troya: la madre de todas las batallas. Homero necesitó doce mil versos para narrarla y casi otros tantos para contar el regreso de Ulises de aquella guerra hasta su hogar. La Ilíada y la Odisea han sido abordadas por el cine en varias ocasiones (además de Troya) y han alimentado el arte y literatura occidentales de todos los tiempos.
El viajero que llega a las ruinas de Troya puede sufrir una cierta decepción. Lo que queda en la colina de Horsalik, a las afueras de ãanakkale, puede que no esté a la altura de sus fantasías. A la entrada del yacimiento han apostado un caballo de madera que parece un artilugio de esos que ponen en los jardines públicos. Y las ruinas que Schliemann excavó en 1870 hasta dar con nueve estratos o ciudades hojaldradas no van a despertar la adrenalina de nadie, por más que los guías locales se extasíen ante cada pedrusco y se maten a citas y versos.
Más reconfortante resulta ver una puesta de sol entre los fustes dóricos del templo de Atenea en Assos, algo más al sur; la ciudad actual (Behramkale) es hoy refugio de muchos intelectuales de Estambul. Si continuamos hacia mediodía, hasta la antigua Pérgamo, la decepción se irá tornando en éxtasis; sobre todo al trepar a la acrópolis y topar con los fustes lechosos del templo de Trajano, además de las murallas, el heroon o el teatro suspendido en la pared del cerro. El célebre altar de Pérgamo, una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue arrancado por los arqueólogos del Kaiser alemán en el siglo XIX, y allí sigue, en el Pergamon Museum de Berlín.
Más al sur aún se extiende Izmir, la tercera ciudad más grande de Turquía. No abundan las ruinas (pese a ser la patria putativa de Homero), apenas un par de hileras de columnas en el ágora antigua y un museo con estatuas fragmentadas en la ciudadela o Kadifekale. Izmir, o Esmirna, fue la patria de acogida de muchos judíos españoles, expulsados de Sefarad. En el barrio hebreo de Asansör, en torno a la sinagoga de Beth Israel, muchos ancianos siguen hablando el mismo idioma arcaico de Jorge Manrique o el Arcipreste de Hita. Por lo demás, Izmir es una urbe moderna, pulcra y cosmopolita, con gran jolgorio de locales y restaurantes en las calles que se vierten al paseo marítimo.
Ciudades ilustres
Más hacia el sur prosigue el rosario de ciudades antiguas y ruinas ilustres. La joya es sin duda æpermil;feso, tanto por la riqueza del yacimiento como por los fondos que guarda en su museo, en la ciudad moderna (Selçuk). En torno al cercano lago Bafa se arraciman media docena de sitios inmortales: Pirene y Mileto, con sendos teatros casi intactos; Dídyma, con pecios de un templo de Apolo enjoyado con relieves de exquisito patetismo; o, ya más hacia el interior, Afrodisias (actual Geyre), ciudad consagrada a la diosa del amor que conserva, entre otras cosas, un odeón de mármol en buen estado.
Y Hierápolis (Pamukkale), una ciudad griega donde están enterrados el apóstol Felipe y su hija, y donde se encuentra uno de los prodigios naturales de Turquía: tres fuentes termales, saturadas de sales calcáreas.
Guía para el viajero
Cómo irHay aeropuerto en las ciudades de Izmir (Esmirna), Bodrum y Dalaman. Turkish Airlines (902 111 235) tiene vuelos desde Madrid a Izmir, vía Estambul y desde Barcelona. El precio del billete ida vuelta de Madrid a Izmir está a partir de 369 euros¦euro; más tasas. También es posible volar hasta Estambul y desde allí desplazarse en barco a los puertos del Egeo con las líneas navieras que ofrecen servicios marítimos regulares, frecuentes y asequibles.Dormir y comerEn ãanakkale: Hotel y restaurante Anzac (Saat Kulesi Meydani, 8, Tel. +90 286 217 77 77, e-mail: info@anzachotel.com), completamente renovado, es un establecimiento acogedor (dispone de 27 habitaciones) muy bien situado. Hotel Kolin (Kepez, +90 286 218 08 08), un cinco estrellas moderno y funcional. En Izmir: Hotel Hilton Izmir (Gazi Osmanpasá Bulvari, 7, tel. +90 232 497 60 60) responde a los estándares propios de la cadena. En los sitios más pequeños, los grandes hoteles son a la vez el lugar más frecuente para hacer una buena comida. En Izmir, la ciudad más grande del periplo, existe una zona muy animada en las callejas que dan al paseo marítimo, con numerosas terrazas, tabernas y algunos restaurantes sofisticados. Son recomendables los restaurantes populares de comida turca, los sabores y recetas son parecidos a los de la cocina española. La comida está dispuesta a la vista del cliente y sólo hay que indicar con el dedo la que se quiere. Precios más bajos que en España.