Pendientes de Greenspan
Se acerca el 30 de junio y llega el momento de echar la vista atrás para ver lo que ha ocurrido en los mercados durante la primera parte del año. Sin embargo, como el dinero ni descansa ni entiende de treguas, conviene no perder mucho tiempo en el repaso y mirar inmediatamente hacia delante para intentar vislumbrar los factores que pueden marcar el devenir de las Bolsas hasta diciembre. Esas claves estarán en Estados Unidos, donde se espera una subida de tipos de interés y el desenlace de las elecciones presidenciales de noviembre.
'La primera mitad del año ha estado marcada por incertidumbres puntuales como la subida del crudo o la tensión geopolítica, que junto con la toma de beneficios producto de la revalorización acumulada por la renta variable desde marzo de 2003, han privilegiado estrategias de inversión con un matiz defensivo que se han traducido en tímidas subidas de los índices', resume Felipe Mesía, analista de Self Trade.
A pesar de que el cómputo global ha sido gris, el curso bursátil arrancó con vigor. La fuerte apreciación del euro (el 17 de febrero marcó su máximo histórico al cambiarse a 1,284 dólares), que resta competitividad a las compañías europeas, sobre todo a las exportadoras, no impidió que el Ibex 35 cerrara enero y febrero con revalorizaciones mensuales, tras subir un 28,17% en 2003. Frente al tirón de la moneda única, los inversores primaron más la buena campaña de resultados empresariales y los signos de recuperación económica, especialmente en EE UU.
El 80% de los 130 economistas encuestados por Bloomberg prevé que la Fed suba 0,25 puntos el precio del dinero el próximo miércoles
Los atentados de Madrid y el inesperado desenlace electoral del 14 de marzo lastraron al selectivo, que con anterioridad ya había dado muestras de agotamiento al enfrentarse al nivel de los 8.400 puntos. La Bolsa entró entonces en un periodo de máxima volatilidad. A la vertiginosa caída del índice le siguió un rebote de la misma intensidad, que llevó al Ibex a marcar máximos anuales el 13 de abril (8.444,3 enteros).
La zona que se le había atragantado a la renta variable antes del 11-M resultó de nuevo de difícil digestión lo que, unido a la vertical escalada del precio del crudo (en abril y mayo el precio del barril de brent subió nueve dólares) y a la insinuación de la Reserva Federal de que el cambio en la política monetaria podía ser de mayor intensidad del que habían descontado los inversores, empujaron al Ibex a sus mínimos anuales (7.671 puntos, el 17 de mayo). 'A partir de este punto, y tras la relajación del precio del crudo, la última parte del semestre ha estado marcada por un amplio movimiento lateral y una importante caída del volumen', explica Rodrigo Pinherio, de Espirito Santo.
En este contexto, el próximo miércoles, día en el que se cierra el semestre, se reunirá el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal para decidir si sube el precio del dinero, situado desde hace un año en el 1%. 'Si el alza de tipos se hace de una forma gradual, no debería lastrar a los mercados, ya que sería una señal de la bonanza económica', apunta Jordi Falgueras, responsable de análisis de Gaesco Bolsa. La agencia Bloomberg ha encuestado a 130 economistas y el 80% apuesta por una subida de 0,25 puntos el miércoles, el 16% cree que no habrá cambios y sólo el 4% augura un alza de 0,50 puntos.
Las presidenciales estadounidenses tendrán una doble influencia, según los expertos. Por un lado, podrían condicionar el calendario de la Fed, forzándola a no retocar los tipos en los meses previos para no interferir en la campaña electoral. Por otro, del resultado de las urnas se sabrá que tipo de política económica seguirá EE UU. 'Si gana Bush el déficit podría continuar, y si es Kerry los mercados podrían descontar subidas de impuestos y un mayor rigor presupuestario', según Pinheiro.
En el plano nacional, los analistas apuntan a la segunda quincena de septiembre como periodo a vigilar. Entonces se deberán aprobar los presupuestos del Estado para 2005. Sin mayoría, el PSOE tiene que negociar amplios apoyos parlamentarios en Congreso y Senado y lo que menos gusta al mercado son las incertidumbres.