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Secretos de despacho

Poco despilfarro en la empresa familiar

En su mesa siempre hay un billete de avión. El ordenador portátil y la maleta, también están a punto. Fernando Casado, director general del Instituto de la Empresa Familiar, reparte su tiempo entre Madrid y Barcelona, además de otras ciudades en las que por el cargo que ocupa se exige su presencia. Desde hace más de una década, y por exigencia de la institución que agrupa a 103 empresas familiares, viaja a Madrid todas las semanas. En la Ciudad Condal tiene su cuartel general. Le gusta viajar, pero asegura que, a veces, se pregunta dónde se encuentra. Enumera la cantidad de viajes que tiene pendientes antes de las vacaciones. El secreto de su organización está en tener un buen equipo detrás y una junta directiva delante. También ayudan las nuevas tecnologías. 'Puedes estar conectado y perfectamente informado de todo lo que ocurre en la oficina'. Al margen de algunas incomodidades, explica que no existe ninguna diferencia entre estar en el despacho o, por ejemplo, en un aeropuerto. 'Puedes hacer tu trabajo perfectamente'.

Se considera un privilegiado, por la ubicación de sus dos despachos. El madrileño, con vistas al parque del Retiro; y el de Barcelona, con panorámica sobre la Avenida de Diagonal. Le gusta que el espacio en el que trabaja tenga luz, vistas a lugares con vegetación y que no sea especialmente ruidoso. 'Me encanta, mientras trabajo, fijarme en el cambio de estaciones, en los colores de los árboles'. Fernando Casado tiene 60 años y habla, al menos durante la entrevista, en un tono bajo. Dice que es muy exigente en cuanto a resultados, pero no en cuanto a número de horas ni a dedicación al trabajo.

Para él es una satisfacción comprobar cómo van creciendo los profesionales que se han formado en el Instituto de la Empresa Familiar. 'Es bueno que la gente vaya asumiendo responsabilidades y que sepan que han de cumplir objetivos'. Como directivo, 'trato de dar familiaridad al equipo que me rodea'. Esto pasa por crear sinergias de grupo, compartir resultados y problemas'. El despacho, afirma, no es sólo unas paredes, lo forman las personas. Dicho esto hay que decir que el mobiliario con el que trabaja no lo eligió él personalmente. A pesar de que prefiere el mueble de estilo inglés, el resultado le pareció digno, pero sobre todo le gustó por la sensación de austeridad que ofrece, en sintonía con el resto de la oficina y con la filosofía de la institución. Lo razona: 'La mayoría de los empresarios que han montado una empresa familiar tienen un grado muy elevado de austeridad, valoran mucho lo que cuestan las cosas porque les ha costado conseguirlas. Les gustan las cosas buenas, pero sin despilfarro'.

'Trato de dar familiaridad al equipo que me rodea. Esto pasa por compartir resultados y problemas'

Es ordenado, aunque afirma que el orden es algo relativo. 'Pero sí creo que lo soy porque de otra manera, con el ritmo de vida que llevo, no podría hacer mi trabajo. Lo que todavía no se ha planteado es parar, pero cada vez delega más. Por tanto, cree que en los próximos años disminuirá el ritmo de trabajo, sobre todo en cuanto a desplazamientos. Pero antes, afirma que todavía le queda trabajo por hacer, como seguir ahondando en las preocupaciones de las empresas familiares, entre las que se encuentran abordar aquellos aspectos que pueden poner en peligro la continuidad. 'Existen factores a nivel político, social, como puede ser la globalización, el desarrollo sostenible o los temas medioambientales; o económico, que pueden llegar a complicar el futuro de muchas empresas. Todas tienen el deseo de continuidad'.

Fernando Casado tiene muy claro la función del Instituto de la Empresa Familiar: 'Pretendemos ser un referente en cuanto a funcionalidad y a formas de gestionar para conseguir eficiencia. Trabajamos para ir a mejor'.

Es licenciado en Económicas y actuario de seguros, catedrático de Economía de la Empresa y trabaja, además, como consultor de dirección de empresas. Es presidente del Patronato de la Escuela de Administración de Empresas de Barcelona y miembro de varios consejos, como Asepeyo, Fiban o Presence Tecnology. Ha sido decano de la facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Barcelona.

Los suyos le acompañan en el ordenador

Dice que si tuviera que rescatar algo de su despacho no lo dudaría: su ordenador. Ahí cabe todo. Desde información sobre su trabajo hasta parte de su vida personal. Nada más abrir la pantalla lo que aparece es la foto de su nieta, por la que siente debilidad.En el portátil viajan también los retratos del resto de la familia, recuerdos en imágenes del último viaje a Venecia. 'Eso me ayuda a tener calor humano cuando viajo, sobre todo cuando estoy en los hoteles. Mi familia me hace ser más completo, es una extensión de mí mismo'.En el despacho tiene también varios cuadros de pintura moderna.En uno de ellos se puede ver unas naves industriales de Barcelona. Se trata de un pequeño homenaje a los empresarios que representa. 'Quiero que se sientan identificados con un lugar que refleje algo en lo que han triunfado'. Le gusta el tenis, jugar al golf, caminar, nadar, leer, escaparse a la Costa Brava. Aprovecha sus viajes para ver museos.

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