'Las empresas no cuidan a los directivos repatriados'
Nació en León hace 39 años, se crió en Asturias y desde hace ocho años imparte formación a directivos sobre economía de la empresa y sociología en una de las escuelas de negocios con mayor prestigio del mundo.
Acaba de agotar el año de excedencia que por cada seis años de trabajo concede la escuela de negocios Wharton (Universidad de Pennsylvania), a sus docentes. No ha perdido el tiempo. Mauro Guillén ha trabajado los últimos meses como profesor visitante del Instituto de Empresa y ha elaborado el informe El auge de la empresa multinacional española, financiado por la Fundación Rafael del Pino.
Pregunta. Usted forma a ejecutivos de élite, ¿cómo ve a los mandos españoles?
Respuesta. En España ha habido una revolución generacional en cuanto a personal directivo. Se ha rejuvenecido mucho. La nueva generación de directivos tiene otro talante, ha viajado más, se ha formado mejor. La mayoría tiene estudios de posgrado, pero aún así existen diferencias en cuanto al nivel de experiencia internacional con respecto a otros países, como Holanda o Francia. En este sentido, España ha progresado pero todavía existe una brecha enorme. Son pocos los españoles que desarrollan carrera internacional y eso supone una ventaja para los países que tienen más experiencia, que tienen un amplio cuadro de gente preparada. Es lo que llamo cuello de botella para la expansión de las empresas españolas.
'Un máster añade valor a un currículo si la escuela de negocios tiene reputación'
P. ¿Cuándo puede empezar esa apertura?
R. Llevará tiempo. Se verán los frutos en 10 o en 15 años, pero existe la intención. Las empresas necesitan tener más presencia internacional.
P. ¿Por qué son tan reacios a desarrollar una carrera internacional?
R. Creo que hay un factor cultural. En España, hace unos años estábamos acomplejados cuando salíamos al exterior. No teníamos relaciones con apenas ningún país. La gente ahora es mucho más abierta. El principal problema no es la expatriación, sino la repatriación. No existe en las empresas una cultura de que es bueno que el directivo haya rodado por el mundo. Cuando regresa al país de origen pierde estatus, ya no tiene mando. Desgraciadamente en España, las empresas no saben qué hacer con la gente que tiene experiencia internacional. Eso se está aprendiendo poco a poco.
P. ¿Qué perfil ha de tener un directivo internacional?
R. Tiene que ser una persona flexible, con capacidad para absorber incertidumbre, para operar y saber manejar las relaciones con la casa matriz. Es bueno que haya tenido experiencia internacional porque eso significa que ha estado expuesto a otras culturas y otros contextos.
P. ¿El idioma sigue siendo una barrera?
R. Cada vez menos, pero esto también hay que ponerlo en un contexto. España era un país cerrado, la gente no viajaba y los extranjeros, que venían muy pocos, se quedaban. También pocas empresas necesitaban directivos fuera. No teníamos contacto con otros idiomas y culturas. Esto ha cambiado, la sociedad española es mucho más cosmopolita, más abierta y cada vez más empresas tienen la necesidad de enviar a sus profesionales fuera.
P. Es de los pocos españoles que imparte clase en una de las escuelas de negocios de mayor prestigio.
R. Sí, somos pocos. Surgió la oportunidad una vez finalizado el doctorado y me incorporé al mercado de trabajo académico. He hecho toda mi carrera interna dentro de Wharton. El único mérito es haber escrito mucho y haber investigado.
P. Desde fuera, ¿cómo ve posicionadas a las escuelas de negocios españolas?
R. Hace años no tenían ninguna reputación como plaza de formación de directivos, pero con el tiempo han ido ganado prestigio y aparecen entre los centros mejor valorados del mundo.
P. ¿Es rentable aparecer en este tipo de clasificaciones?
R. Sí, porque los alumnos los miran y puede ser determinante a la hora de elegir una escuela. Tiene impacto en el número de solicitudes. Por ejemplo, en Wharton tenemos una plaza para seis solicitudes.
P. ¿Estudiar un máster en Dirección de Empresas añade valor a un currículo?
R. Depende de la reputación de la escuela. Si la escuela tiene una buena reputación, los alumnos amortizan el coste del máster en dos o tres años.
'Mandar a ejecutivos fuera sale caro'
La presencia de empresas españolas en otros países, pese al crecimiento de los últimos años, sigue siendo muy limitada. Y se concentra preferentemente en América Latina, España y Portugal, lo que significa el 10,5% del PIB mundial.Tan sólo 900 compañías han salido fuera, ¿puede ser un error intentar que todos los mandos procedan de la matriz y no del mercado local?Tenemos el caso de ALSA, una empresa que se va a China y lo primero que hace es buscar un socio local, pero se ocupa de enviar a uno de sus directivos acompañado de un par de personas de la plantilla. El director de control siempre suele ser del país de origen. Y luego lo que deben buscar son ejecutivos que conozcan el mercado local, sobre todo en países excesivamente regulados. Mandar fuera a ejecutivos sale caro a las empresas.¿Los empresarios deberían mirar más hacia la nueva Europa?En estos países existen muchas posibilidades de exportación y un gran potencial de negocio. Y deberían mirar mucho más porque los fondos estructurales se van de España a esos países. Por ejemplo, las constructoras españolas son de las más eficientes, las empresas de servicios públicos, las de tecnología. En unos años debería haber un gran número de personal técnico y de directivos trabajando en esos países.¿Asia no es la gran olvidada?Totalmente. La presencia española es muy limitada cuando países como India y China tienen unos crecimientos importantes. Tradicionalmente, esta zona siempre nos ha quedado lejos. En los últimos 15 años hemos salido, pero a sitios con oportunidades de negocio más visibles.