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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un verano falto de alicientes

La fecha que marca el final de la primera mitad del año coincidirá con la que marca también el cambio de tendencia en los tipos de interés. Un cambio de tendencia que se ha hecho de rogar como pocos, pues ya desde el cuarto trimestre de 2004 los mercados llevan barruntando el endurecimiento de la política monetaria.

Los operadores del mercado se encontrarán con este cambio de tercio en el arranque de la etapa estival, que para unos es simplemente la de los turnos de vacaciones y el trabajo a medio gas, pero a otros les trae malos recuerdos. Como, por ejemplo, la crisis financiera de 1998, desatada por el impago de la deuda rusa. O los escándalos contables de junio y julio de 2002, cuando Worldcom enseñó al mundo que lo de Enron no era, como se había intentado hacer creer a los inversores, un caso aislado.

Decir que para el estío de 2004 no se presagian acontecimientos de este tipo sería un absurdo. Porque si algo define a las crisis financieras es, precisamente, su condición de inesperadas. Obviamente, si se esperase una crisis los inversores harían cola a la puerta de la Bolsa para convertir sus carteras en dinero.

De momento, se presenta como un periodo falto de alicientes. Tanto para comprar como para vender. La ronda de resultados empresariales del segundo trimestre del año poco podrá aportar a los inversores, pues los PER de la Bolsa estadounidense -la única que cuenta hoy por hoy- refleja que el mercado exige crecimientos del beneficio. Paralelamente, se podrán registrar en agosto repuntes de tipos. Y hay elecciones en noviembre.

Pero, por otro lado, el tercer trimestre del año puede ser, también, el de la confirmación de la mejora económica. Los datos macro son buenos y, pese a los condicionantes mencionados, no invitan a vender. Esperar y ver, es la consigna del mercado.

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