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CincoSentidos

Ventanas abiertas con el aire acondicionado

En invierno estoy en manga corta en la oficina y en verano tengo que ponerme una chaqueta de lana' se queja María, empleada en una entidad bancaria. 'Claro, como tú vienes en tirantes, los demás tenemos que cocernos', replica un compañero. La discusión está servida.

Los técnicos en prevención de riesgos laborales lo saben bien, el aire acondicionado nunca sopla a gusto de todos y es foco de la mayoría de las quejas de los edificios de oficinas. Encontrar una solución no es fácil. Sin embargo, combinar la climatización artificial con la ventilación natural se presenta como una de las claves básicas para lograr un ambiente de calidad.

José Luis Gallardo, técnico en prevención de riesgos, señala que existen estándares de confort técnico que aun cumpliéndose no dan confort ambiental. 'La sensación térmica es diferente en cada individuo', explica. Para la norma, cualquier temperatura entre 17 y 27 grados centígrados es la adecuada.

Por otro lado, Gallardo explica que 'por mucho que una empresa invierta en un nuevo sistema siempre dará problemas en cuanto cambie el número de trabajadores para el que se pensó o se modifique la colocación de los despachos gracias a los paneles móviles'. Juan Manuel Gracia, responsable del departamento de riesgos laborales de la empresa de recursos humanos Creyf's, señala que la mala calidad del aire en los edificios cerrados está muy relacionada con la práctica del ahorro energético. De modo muy general, un climatizador toma aire del exterior, lo enfría y los suelta. 'Si en lugar de coger aire caliente del exterior, toma aire del interior de la oficina ya frío, se ahorra energía', explica Gracia, 'pero se produce una menor recirculación del aire y el ambiente se envicia'.

Abrir una ventana de vez en cuando en la oficina puede modificar momentáneamente la temperatura, pero mejora la calidad del aire. Eso sí, es necesario que el aire que entre del exterior no esté excesivamente contaminado. Sistemas de aire individuales que eviten trasladar microbios de una zona a otra y ocupantes que no fumen también mejoran la calidad del aire.

Los climatizadores deben garantizar también niveles adecuados de humedad y corrientes de aire. Según Gallardo, si un empleado tiene una queja puede contactar con el técnico de prevención del centro, éste hará una evaluación general del sistema y, según los casos, solucionará la incidencia con el equipo de mantenimiento.

En general, la mala calidad del aire es un factor del llamado síndrome del edificio enfermo. Según los manuales al uso, si se cumplen los estándares de confort técnico y aún así los trabajadores se quejan puede ser porque hay factores de otra índole: mala organización, monotonía laboral o fuerte control de la dirección. La solución requiere algo más que un cambio de filtros.

Según la ley, toda temperatura entre 17 y 27 grados centígrados es idónea para trabajar

Claves para detectar el síndrome del edificio enfermo

l Escozor de ojos, enrojecimiento y lagrimeo; sequedad de la piel y prurito; congestión nasal, sequedad y ronquera; tos seca, dolores de cabeza, irritabilidad... Cuando un grupo de trabajadores (más del 20% de la plantilla) presenta estos síntomas, puede haber un mal funcionamiento del aire acondicionado. Es el primer paso para detectar el síndrome del edificio enfermo (SEE).l La humedad relativa del aire debe estar entre el 30% y el 70%, las corrientes no pueden superar los 0,25 y 0,75 metros al segundo y la renovación mínima del aire será de 30 metros cúbicos de aire limpio por hora y trabajador en oficinas de no fumadores. Las concentraciones de CO2 deben estar por debajo de los 1.000 ppm. Fuera de estos valores, la oficina necesita tratamiento.l Las superficies enmoquetadas son, junto a los sistemas de ventilación forzada, la otra característica que define el edificio enfermo. El polvo y los materiales para su limpieza provocan molestias. Asimismo, suele haber nivel bajo de iluminación o falta de luz naturall El personal directivo suele ser menos propenso a experimentar molestias que el personal auxiliar. Normalmente, los síntomas de los ocupantes se manifiestan más por la tarde que por la mañana.l Junto al ahorro energético la calidad de la construcción, ligera y poco costosa, es deficiente.l La falta de iones negativos es para algunos expertos origen de un SEE. Se trata de moléculas con pequeñas cargas eléctricas presentes en zonas montañosas. No obstante, no hay evidencia sobre este extremo.

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