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Irregularidades

La policía francesa detiene a Messier, ex presidente de Vivendi Universal

La brigada financiera francesa detuvo ayer al polémico ex presidente de Vivendi Universal, Jean-Marie Messier, por su supuesta implicación en la manipulación de informaciones contables y de la cotización del grupo. El ex dirigente dimitió de su cargo en 2002 tras una gestión muy criticada.

La detención del ex directivo de Vivendi tiene como objetivo interrogarle sobre su gestión al frente de Vivendi Universal durante la profunda crisis que atravesó el grupo en 2001 y en 2002. El propio Messier pidió semanas atrás ser juzgado 'por solidaridad con sus subordinados y para poder explicarse', tras la detención de varios miembros de su equipo, entre ellos su ex brazo derecho y antiguo director financiero, Guillaume Hannezo, que fue juzgado el pasado día 7 de junio por informaciones falsas al mercado, manipulación de cotizaciones y uso de información privilegiada durante este periodo.

Messier podría permanecer retenido en la brigada financiera de París durante 48 horas, momento en el que los jueces podrán decidir sobre un eventual proceso.

Para la Asociación de Pequeños Accionistas, la detención de Messier representa la esperada aceleración de un proceso que ellos mismos comenzaron hace casi dos años, tras presentar una denuncia por 'difusión de falsas informaciones y presentación de balances falsos'. Los dos jueces que instruyen el sumario, Henri Pons y René Cros, basan su investigación en un informe de la Comisión de Operaciones de Bolsa, el regulador del mercado francés, sobre la información financiera que ofreció la compañía durante estos años a raíz de los correos electrónicos requisados en un registro de la sede de Vivendi. La Comisión consideró entonces que la información difundida por el grupo 'no era exacta, precisa y sincera'.

La investigación se centra en los altibajos sufridos por la acción Vivendi y por la adquisición masiva de títulos por la propia compañía en septiembre de 2001, en un momento de desconcierto en los mercados tras los atentados de Estados Unidos. La dirección del grupo ignoró entonces las recomendaciones de las instituciones financieras y cometió continuas infracciones sobre su derecho de intervención en la cotización del grupo. Vivendi compró durante ese mes 40 millones de acciones de su propio título a través del banco Deustche Bank, menos de quince días antes de la presentación de sus resultados, algo expresamente prohibido por la ley.

Pese a la estricta reglamentación, el grupo superó en varias ocasiones el límite impuesto sobre el volumen de compra de títulos, y llegó a adquirir sus propias acciones en el momento mismo en que Messier presentaba los resultados semestrales de la compañía, lo que supuso una variación del título del 4,8% en menos de diez minutos.

Tras esta compra masiva de autocartera, el grupo superó en varias ocasiones el limite del 10% de autocartera. En total, el grupo invirtió 1.700 millones de euros en la compra de 35,7 millones de acciones. Entre esta adquisición y la compra de una parte de la participación de la familia Bronfman, que vendió Universal a Vivendi, el grupo gastó más de de 5.000 millones de euros en 2001. Este monumental esfuerzo financiero la llevó a la crisis en diciembre de este mismo año y a la negativa de los bancos a apoyar cualquier tipo de crédito suplementario a una empresa que consideraban estaba al borde de la ruina.

La investigación se interesa además por las presuntas falsas informaciones sobre la salud del grupo, una vez la crisis ya fue inevitable. Las dudas pesan sobre la situación de la tesorería de las filiales de Vivendi Cegetel, Maroc Télécom y Elektrim, que podrían constituir un delito de 'difusión de falsas informaciones'.

Desde la dimisión de Messier, en julio de 2002, el grupo ha conseguido sanear sus cuentas, si bien los resultados de 2003 arrojaron pérdidas por tercer año consecutivo. Tras las cesiones masivas de área de edición, prensa , la venta de su histórica participación en Vivendi Environnement, y la buena marcha de su actividad de telefonía móvil, redujo su deuda a 11.600 millones.

Con puesto todavía en el consejo de FCC

Pese a que Vivendi fue reemplazada por su participada Vivendi Environnement, hoy Veolia, en el capital de FCC, el ex presidente, Jean-Marie Messier, todavía conserva un puesto en el consejo de administración del grupo constructor y de servicios español. Su presencia no es muy activa, apenas participa en el órgano administrativo de FCC, pero esta vez, aunque quiera, va a tener difícil acudir a la decisiva junta de accionistas que la firma española celebra mañana.

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