El mundo sin pareja
Solteros y solteras independientes, solitarios y sin pareja por decisión propia. Solteros y solteras que buscan, sin éxito, su media naranja. Separados o divorciados que disfrutan las ventajas de vivir solos y no quieren ni oír hablar de relaciones estables. Separados o divorciados que sufren las desventajas y anhelan emparejarse de nuevo. Miembros de un nuevo tipo de parejas, los LAT (living apart together), que viven independientemente cada uno en su casa, sólo se reúnen en lo bueno y apartan lo que les puede incordiar. De mil maneras distintas, cada vez hay más personas que viven solas en España.
Y ya no es sólo una consecuencia del envejecimiento de la población. Los últimos censos del Instituto Nacional de Estadística (INE) contabilizan más de tres millones de hogares unipersonales, casi el doble que hace diez años. Aunque muchos de ellos están habitados por ancianos que viven solos, las rupturas matrimoniales constituyen ya el segundo factor impulsor del aumento de este tipo de hogares.
Las previsiones apuntan a que hasta 2010, más de la mitad de los que surjan estará ocupados por una sola persona. Sugieren, también, que para entonces sólo la mitad de las parejas que se formen durarán más de tres años.
Ya hay más de tres millones de hogares habitados por una sola persona. De aquí a 2010, la mitad de los que se creen tendrán esta característica
Adiós al romanticismo
'Personas de todos los rincones del mundo coinciden en que la euforia del amor va decayendo a media que su matrimonio o relación de pareja se hace más estable, cómoda y segura. Algunos hacen todo lo posible, hasta acuden a un consejero matrimonial, para renovar la pasión romántica con su pareja, otros buscan romances fuera de casa, otros se divorcian y otros simplemente se acostumbran a una relación desprovista del goce del romanticismo', asegura la antropóloga Helen Fischer.
Lo que los sociólogos observan es que los tradicionales impulsos del emparejamiento han cambiado en la sociedad española. Los enlaces han perdido su vocación de infinitos y quedan pocos que se conjuren a la eternidad. Vicente Verdú, escritor y periodista autor de Noviazgo y matrimonio en la vida española 1974-2004, asegura que 'antes teníamos una casa para toda la vida, un coche para toda la vida y una pareja para toda la vida, pero ahora queremos hacer de la vida una mayor oportunidad de experiencias, queremos vivir el mayor número de vidas posible'. Opina que 'en una cultura muy impregnada del consumismo, mucho más proclive al individualismo y en la que se han relajado las normas sociales ya no se aguanta tanto'. 'Antes nos empeñábamos en que las cosas funcionaran a toda costa. Ahora si la pieza con la que engarzas no funciona se cambia', explica. Verdú cree que la sociedad se dirige a lo que denomina 'modelo internet', según el cual 'nos relacionamos con distintas personas en distintas facetas, ya no es tan común el cara a cara y el tú a tú con una misma persona en todas las facetas de la vida'.
Nadie habla, ni mucho menos, del fin del matrimonio. Pero lo que las cifras revelan es que aunque el número de nuevos matrimonios permanece más o menos estable año tras año (209.065 en 2002 frente a 218.121 en 1990), los divorcios crecen sin tregua. Más de 100.000 en 2003, cuando a principios de los años noventa este número no superaba los 27.500. Y eso que los españoles son más tradicionales que los europeas y la familia la institución más valorada, según todas las encuestas. Los españoles son, de acuerdo con Eurostat, los que más se casan, los que menos viven en parejas de hecho y los que menos hijos tienen fuera del matrimonio. En los países más avanzados económicamente, las familias nucleares (dos padres y unos hijos) ya no alcanzan ni la mitad. En España, están en torno al 60%.
Las nuevas estructuras familiares arrastran cambios en otros órdenes y las empresas y negocios se adaptan a las necesidades de los nuevos demandantes.
El filón de la cultura de los 'singles'
Los restaurantes han tenido que ampliar el espacio de mesas para dos. El 55% de los solteros, separados o divorciados -singles según el término anglosajón- cenan fuera de casa con un amigo o amiga. Las empresas de alimentación perfeccionan sus menús de comida preparada porque cocinar para uno mismo da pereza.'La gestión de la cesta de la compra ha variado mucho como consecuencia del creciente número de hogares unipersonales', asegura Carlos Torrecilla, profesor de marketing de la escuela de negocios Esade. En su opinión, las empresas están reaccionando a la nueva realidad social pero 'no están dando una sola respuesta, porque tampoco entre quienes viven solos hay un único tipo de consumidor (viudos, desplazados, inmigrantes, separados, etc.)'. En contra de lo podría parecer a simple vista, 'a hogares más pequeños formatos de productos con menos unidades', lo cierto es que la adaptación no va por ahí. 'De hecho, las personas que viven solas compran pocos productos frescos y cuando se trata de envasados les gusta llenar la nevera', explica Torrecilla.Lo que sí es bastante común es que 'al no poder compartir los roles con una pareja y en algunos casos ser más inexpertos, demandan mucha más información sobre el producto que adquieren'. Además, en general, 'se dan más caprichos', ya que 'no tienen que negociar con nadie sus decisiones de compra', señala.Además de los cambios en la gestión de las compras, el nuevo mundo de los singles ha desarrollado en torno todo un universo para fomentar las relaciones. En Galeries Lafayette, en París, los singles pueden elegir un carrito de la compra de distinto color, como los taxis que llevan la luz verde. Además, internet ha abierto un sinfín de posibilidades. En España, están teniendo mucho éxito iniciativas como El Mundo del Single, una empresa especializada en la organización de actividades de ocio y servicios dirigidos a los que no tienen pareja. Su responsable, Fernando Ceberio, asegura que 'hay que desdramatizar el mito de la soltería y de los divorciados. Es verdad que hay gente que se queda desubicada. Nuestra finalidad no es buscar pareja, sino fomentar las relaciones'.
Más viajes, más cines, más libros
El Mundo del Single, empresa especializada en organizar actividades de ocio para personas sin pareja, ha elaborado, a partir de su experiencia, un estudio sobre los hábitos y tendencias de este grupo de población, cada vez más numeroso.La mayoría de los que viven solos tiene una edad comprendida entre 30 y 45 años. En el caso de tener hijos suele ser la mujer quien se hace cargo, por lo que los hombres tienen más libertad de movimiento para relacionarse. No obstante, unos y otros son inicialmente reacios a formar nuevas parejas estables.A las mujeres les gusta más planificar su tiempo libre que a los hombres y prefieren las actividades de día a la vida nocturna.En general viajan más que otros grupos de población. Leen un 18% más diarios y libros y un 72% acude al cine con asiduidad. Son también más aficionados a las nuevas tecnologías y usan internet.