El engaño que llevó a la guerra de Irak
Tras el 11 de septiembre el pueblo americano se aglutinó en un fervor patriótico que hizo imposible cualquier debate sobre la actuación del Gobierno. He escrito este libro para abrir ese debate'. Con estas palabras el ex asesor antiterrorista de la Casa Blanca Richard A. Clarke, presentó ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su libro Contra todos los enemigos (Taurus).
El acto de presentación del libro, que narra los errores que, a juicio de su autor, ha cometido la Administración Bush en materia antiterrorista, contó con la participación del ex presidente del Gobierno Felipe González y del consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, quien actuó como moderador. 'El mayor error de Estados Unidos tras el 11 de septiembre fue permitir que el presidente George Bush dijese que la guerra contra Irak era la guerra contra el terrorismo', explico el ex coordinador del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos durante las presidencias de George Bush padre, Bill Clinton y George W. Bush.
Según Clarke, el conflicto de Irak ha empeorado las posibilidades de acabar con el terrorismo y ha sido fruto 'del engaño' de la Administración Bush a los ciudadanos estadounidenses sobre los motivos de la guerra. 'No había relación entre Al Qaeda e Irak, como tampoco la había entre Sadam y Osama Ben Laden'.
El libro de ex asesor narra cómo ni el FBI ni los servicios de inteligencia estadounidenses fueron capaces de detectar a tiempo la amenaza terrorista y cómo la Administración Bush insistió 'con teorías inverosímiles' en que Sadam Hussein estaba tras los hechos. Para el autor, el terrorismo es sólo una táctica, no el enemigo en sí. 'Estamos defendiendo nuestra civilización de la yihad islámica, un movimiento que ha pervertido la verdadera naturaleza del Islam y que ha sido fortalecido con la guerra de Irak', explicó.
Felipe González, quien aseguró que el libro de Clark 'debería ser de lectura obligatoria para todos los responsables de la lucha antiterrorista', aseguró que la guerra de Irak supone 'una de las crisis más graves y de consecuencias más imprevisibles' de la historia. El ex presidente del Gobierno criticó que se califique al terrorismo internacional 'como islámico, porque supone insultar a 1.200 millones de personas'. También destacó la gravedad 'del absoluto desprecio' con que actuó el Gobierno estadounidense frente a las advertencias previas de varios de sus asesores. 'Yo no lo calificó en términos de mala fe, sino de perversión de la inteligencia', concluyó.